Entrevistas Analógica

J.M. Mulet: «Hormonar al ganado es ecológico»

Esta es la versión íntegra de la entrevista publicada en papel en el número 216, «Transiciones», de la Revista Mercurio.

J.M. Mulet, autor de «Ecologismo real». / Foto: Toni Sanchís

Si tienes una casa en el campo con (o sin) huerto ecológico, utilizas bolsas de algodón o papel porque has declarado la muerte al plástico; si en alguna ocasión te has manifestado contra las nucleares o los transgénicos, conduces un coche eléctrico, no comes carne porque ha sido hormonada, solo compras vegetales eco y en este plan… Tómate un sedante antes de leer esta entrevista. No es factible resumir en apenas unas páginas la base científica que desmonta todos y cada uno de estos y otros postulados que son la base del ecologismo tal y como lo hemos aprendido. O mejor aún, léete antes el último libro de J.M. Mulet, Ecologismo real. Todo lo que la ciencia dice que puedes hacer para conservar el planeta y los ecologistas no te dirán nunca (Debate, 2021), y extrae tus propias conclusiones.

José Miguel Mulet, Jotaeme para sus amigos (Denia, 1973), es doctor en Bioquímica y Biología Molecular y catedrático de Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia. Investiga cómo desarrollar plantas tolerantes al frío y a la sequía en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas, dirige un máster en su cátedra, es padre y esposo y, además, el 15% de su tiempo lo dedica a escribir, tratando de acercar a un lector mundano aquello que la ciencia cuenta en torno a plantas, alimentación y medioambiente. En solo diez años ha publicado otros tantos libros y tropecientos artículos, y ha difundido en radios y redes sociales lo que no está escrito, convirtiéndose en el azote pertinaz de ecologistas de carné y videntes de lo natural. Lo más curioso es que él se considera, sí, «un buen ecologista». Lo dice convencido, hierático e inmutable todo el rato.

Como adelanto van algunos de sus enunciados empíricos: una bolsa de papel contamina tres veces más que una de plástico; hormonar al ganado es ecológico; la agricultura eco tiene más impacto ambiental que la convencional o química, además de causar más crisis sanitarias; un coche contamina mucho menos que un caballo y en cuanto a los eléctricos, no son más que un parche; ni los transgénicos ni los fertilizantes y pesticidas químicos tienen daños colaterales en nuestra salud: vivimos más y mejor que antes del Plan Marshall; hay muchos menos pobres en el mundo que hace 50 años, y todo así. Lo cuenta en un libro escrito de oído, o sea tal y como habla; directo, ligero, coloquial y a buen ritmo: ni la mayor insolencia consigue desmontar su compostura de científico.

¿Es usted de la teoría de que sin provocación no hay difusión?

En absoluto. No pretendo provocar, lo consigo porque lo que cuento no es lo que la gente espera oír. Pero la ciencia es así, busca los datos y los cuenta. Y yo soy un contador. Lo siento.

Y sin embargo, suelta asertos del siguiente tamaño: «Una bolsa de papel tiene tres veces más impacto ambiental que una de plástico» o «El plástico salva vidas». ¿Qué empirismo le respalda?

Una bolsa de papel corriente habría de ser utilizada tres veces para igualar su impacto ambiental de producción al de una de plástico, pero resulta que esa bolsa de papel tiene muy poca vida. Producir una bolsa de papel, entre otros muchos efectos contaminantes, supone talar un árbol; en el caso del papel reciclado, pensemos que tampoco el reciclaje es gratis para el medioambiente. El plástico es esencial y básico en la industria alimentaria, porque es el material más higiénico y seguro para preservar los alimentos. Si tú entras en un quirófano, todos los materiales son plásticos, porque permiten ser higienizados y esterilizados. ¿Qué ocurre?, que las campañas son más efectivas cuanto más radical y simple es el mensaje: muerte al plástico. Pero no, el plástico no se puede prohibir, sino que habría que convencer a la gente de que minimice y racionalice su uso. De hecho, desde que las bolsas de plástico se cobran, su consumo se ha reducido hasta cuatro veces. Como envase, el cristal supone mucha más emisión de carbono a causa de su peso, y la producción de papel, además de ser muy contaminante, implica la tala de árboles.

Sostiene que en Europa lo estamos haciendo bien con el reciclaje del plástico. ¿Sabe cuántas capitales de provincia españolas no tienen este servicio público, sin entrar en pueblos y aldeas?

Supongo que lo tendrán todas, o deberían de tenerlo.

Pues así a bote pronto, ni Toledo ni A Coruña, por ejemplo, tienen servicio público de recogida de plástico en el año 2021. Y otra cosa, ¿usted pasea por la playa en invierno, que es cuando se ve el plástico que tiramos?

Sí, vivo cerca de la playa, pero lo que ahí ves es lo que se acaba de tirar en el mar y el oleaje lo devuelve. De todo el plástico que hay en el océano abierto, el 90% viene de los ríos adonde se vierte; un 80% de ese vertido se produce en Asia y el 20% restante, en África. Es un problema estructural que va más allá del individuo incívico que deja basura en la playa o la arroja desde el barco.

Las islas de plástico del Pacífico, según cuenta, son pura invención. ¿Fake news de puritito estilo posverdad?

El científico y catedrático J.M. Mulet. / Foto: Toni Sanchís

Las islas de plástico existen, pero son un concepto de medición que nada tiene que ver con las fotos que vemos en internet, que suelen ser imágenes de la bahía de Manila o cualquier otro estuario o puerto del sudeste asiático. La isla es un término que señala aquellas zonas donde la densidad de plástico es entre cuatro y seis veces mayor a la media, y es así porque se quedan encerradas dentro de las corrientes del océano. Pero en la realidad no existen esas superficies de plástico que nos enseñan sobre las que uno puede caminar; ese Madagascar mental, no, eso no existe.

Afirma que los alimentos ecológicos son igual de saludables o tóxicos que sus pares de producción… llamémosle química. De nuevo, ¿cuál es la base científica de tamaño aserto?

La agricultura no convencional, porque procesos químicos se dan en una y en otra, utiliza compuestos como el cobre, que es muy natural pero también muy tóxico, o el Spinosad, que lo es en grado sumo para determinadas especies animales como la abeja. Hay algo que no cuadra: si los vegetales que compramos en el mercado convencional fueran tóxicos, ¿tú crees que la edad media de vida, pongamos de la mujer en España, habría subido a los 85 años? ¿No sería más lógico que estuviéramos todos muertos? Los alimentos que llegan al supermercado han pasados unos controles salvajes. El agricultor, a quien en absoluto interesa aplicar productos al cultivo porque supone dinero y trabajo, tiene una lista muy limitada de lo que puede emplear como pesticida o fertilizante y ha de esperar a que estos se degraden antes de poner sus productos a la venta. No hay estudios comparativos muy exactos que respondan a tu pregunta, pero sí aproximaciones: analizadas 12.000 muestras de vegetales convencionales, el 53% no tiene rastro de plaguicidas y sólo el 2% excede los límites permitidos; en el caso de los eco, el 86% no tienen rastro, el 11,8% lo tienen pero por debajo del mismo límite, y el 1,3% excede el límite. Es decir, que la diferencia no es muy significativa.

Sin ánimo de ofender: me cuesta tanto creer lo que cuenta…

No es una cuestión de fe: hay muchas más alarmas sanitarias provocadas por la agricultura ecológica, en concreto por el uso de estiércol como abono y porque los circuitos de distribución son mucho menos controlables. ¿Recuerdas la crisis del pepino español, que supuestamente había matado a 51 personas en Alemania y que finalmente se descubrió que eran unos brotes germinados de cultivo ecológico local? Pues que sirva de ejemplo.

¿Cómo explica que, además, la agricultura ecológica tenga más impacto ambiental que la convencional? ¿Solo porque su cultivo ocupa más terreno?

Y porque en muchas ocasiones los productos llegan de la otra punta del planeta. Los alimentos eco no te garantizan ni la huella de carbono ni la hídrica. El reglamento no controla que sean productos de temporada y proximidad, limitando la huella de carbono; y respecto a la hídrica, son cultivos de muy baja productividad, porque se pierde gran parte de la cosecha, y muy alto consumo de agua por área.

Defiende a muerte el cultivo transgénico, como si le fuera la vida en ello.

Es que me dedico a ello: soy investigador en biología molecular de plantas, y nuestra herramienta de trabajo más frecuente es el transgénico. Pero experimentamos con plantas que no vamos a comer, aunque esto no evite que a veces suframos en nuestros cultivos el ataque de ecologistas de buen rollo.

Justifica incluso el compuesto que permite hacer cambios en el ADN, ¿qué seguridad hay de que esto no afecte al organismo humano?

El ADN no es algo estático ni inmutable, si lo fuera seríamos todos bacterias, ¿no? Si existe evolución en las especies es porque el ADN cambia. Introducir una parte de ADN de un ser vivo en otro es algo natural que ocurre habitualmente, y lo que nosotros hacemos es coger ese proceso natural y reconducirlo, pero para que esto llegue a ser un producto de mercado ha de pasar mil filtros, un control que es insultante por lo largo y caro que resulta. El proceso es tan complejo que ni siquiera aspiramos a que ninguno de nuestros experimentos (lograr semillas resistentes al frío y a la sequía, lo que sería tanto como descubrir el maná) salgan al mercado, solo nos sirven para publicarlos y que alguien pueda utilizarlo. Ese compuesto, como tú dices, puede ser una bacteria, un disparo de aire comprimido con mircrocápsulas, un virus… Hay diferentes técnicas para introducir una traza de ADN en una planta o animal, que lo incorpora y lo transmite a su herencia, pero eso no significa que contenga esa bacteria o ese virus.

Hasta que de la naturaleza animal pasa al hombre, o ¿no es así como surgió el sida o incluso la covid?

No, no, ninguno de esos virus surgieron por la acción humana. Son fruto de la evolución darwiniana de la naturaleza. En el caso de nuestras investigaciones, sabemos cuál es el objetivo, lo que queremos conseguir, y luego los controles para introducir las especies modificadas en el mercado son insultantes, repito.

¿Por qué en el libro solo alude a la comercialización del maíz transgénico, acaso es el único del que tiene certezas?

No, pero es el único cuya siembra está autorizada en Europa, aunque paradójicamente importamos más de cien productos transgénicos. A ver, ¿si te comes un filete de ternera te salen cuernos, o por haber comido lechuga haces fotosíntesis? No, y te estás ingiriendo todo el genoma de la ternera o de la lechuga, pero sus genes se degradan en tu estómago. Ese 0,00001% del grano de maíz que ha sido modificado no es asimilable por nuestro organismo.

Está incluso a favor del empleo de hormonas en la ganadería. Perdone si la pregunta es un poco íntima pero… ¿nunca ha tenido usted un problema hormonal?

Ni lo he tenido ni lo deseo, pero esas cosas no suceden por comer carne hormonada, sino por causas genéticas y problemas alimenticios de otra índole. Si quieres ayudar al medioambiente, es lógico que defiendas el uso de hormonas, porque de este modo el animal crece más rápido, reduciendo la emisión de metano y el consumo de agua.

¿La obesidad ya endémica de los norteamericanos no tiene nada que ver con las hamburguesas hormonadas que están en la base de su alimentación?

No, están gordos por la sobrealimentación y la calidad de la misma. ¿Nunca te has fijado en cómo son las raciones en un restaurante en Estados Unidos? Pues eso.

Sostiene que la carne aporta nutrientes de alto valor que resulta muy complicado obtener de fuentes vegetales, y aquí, ha de perdonarme, pero me planto, en base a la experiencia: después de 30 años sin probar la carne, mis defensas me han protegido frente a dos contagios de covid, me han recuperado de una hepatitis C sin necesidad de medicarme y me han salvado de otros virus aún peores. ¿Me puede decir para qué necesito la proteína cárnica?

Bueno, la carne aporta por ejemplo la vitamina B12, que un vegano no puede obtener en sus alimentos. Y tampoco el hierro y ciertos aminoácidos son fáciles de obtener en una dieta vegetariana, porque la biodisponiblidad de un vegetal no es apta para que estos compuestos, aunque los contengan, sean asimilados por el organismo humano.

O sea, ¿olvidemos las lentejas y espinacas para recuperar hierro?

Exacto.

Otro de los problemas derivados de la explotación masiva de los recursos naturales es la contaminación de especies marinas por anisakis que, dice, «no debiera preocuparnos». ¿Conoce las reacciones alérgicas que provoca el gusanito en cuestión?

No, lo que digo es que si comes pescado de piscifactoría estás a salvo de ello. La proteína del pescado tiene un alto valor nutricional, su tasa de absorción metabólica es mucho más alta que la de un animal terrestre y su impacto en el medioambiente es mucho menor: con mucho menos pienso, se consigue mucho más alimento.

Doctor Mulet, ¿qué lugar ocupa el coche en su familia?

Tengo un coche de renting, un híbrido, y prácticamente solo lo utilizo por obligación para llevar a mi hija al colegio, porque está lejos y no tiene buena combinación de transporte público.

Centrándonos en el mensaje del libro, ¿podría explicar qué diferencia hay entre cambio climático y calentamiento global, y por qué hoy deberíamos referirnos al segundo y no al primero de estos conceptos?

El calentamiento describe lo que estamos viviendo, una subida de la temperatura global del planeta por culpa de la acción del hombre. El cambio climático, que es una constante en la historia del universo, es un término muy ambiguo y neutro que no dice nada y cuyo uso fue impuesto por los think-tanks vinculados al Partido Republicano de Estados Unidos y a la cadena Fox.

Sostiene que la situación medioambiental es mejor ahora que hace 50 años. Así pues, ¿somos objeto de una manipulación necesaria por parte de los políticos?

J.M. Mulet. / Foto: Beatriz Alemany

Que las cosas están mejor se hace evidente solo con observar el estado de la ría de Bilbao, o de cualquier ría o río; con el número creciente de espacios y zonas protegidas, los controles ambientales de la industria y el transporte, etcétera. En cuanto a la manipulación, ¿qué quieres decir exactamente?

Me refiero al mismísimo título del libro, ¿por qué denosta el término ecologismo frente al de ecología?

La ecología es una ciencia que estudia los ecosistemas. El ecologismo es una opción política que, si no se basa en la ciencia, no tiene sentido ni utilidad. Solo hay que ver los programas electorales de los partidos verdes y sus propuestas infumables, carentes de toda base científica. ¿Acaso han calculado el impacto ambiental de convertir toda la agricultura a los parámetros supuestamente ecológicos? Lo que yo propongo es un ecologismo, sí, pero real, o sea basado en la ciencia.

Frente a negacionistas y apocalípticos, ¿dónde se posiciona su ecologismo real?

En medio. No soy tan ingenuo como para pensar que la ciencia va a solucionarlo todo y que vamos a seguir viviendo como si nada, pero es importante no vender mensajes apocalípticos que solo sirven para desensibilizar.

¿Perdón? ¿Se refiere a la anestesia informativa?

No, al cuento de Pedro y el lobo.

Desmonta también la creciente desigualdad de los mundos, ¿la lista Forbes es también un invento?

No, pero una cosa es el gran capital, que sí, que cada vez se concentra más en menos individuos, y otra, la riqueza de recursos básicos, que son la comida y la educación, y ahí es donde el reparto se incrementa. Cada vez hay menos población que vive sin estos recursos, es decir, que pasa hambre.

Doctor, ¿sus alumnos o los asistentes a sus conferencias no se soliviantan con estos mensajes suyos tan a contracorriente? Por no hablar de los militantes ecologistas.

Solo una vez sufrí un ataque de radicales, fue en Argentina, vinieron a pegarme. Pero por lo general, el público de mis conferencias es gente curiosa, y mis alumnos y colaboradores son estudiantes de biotecnología, su sustrato es parecido al mío. Es una de las carreras más demandadas y con corte de nota más alto, lo que demuestra el interés entre los jóvenes.

¿Se considera usted un buen ecologista?

Sí. Hago todo lo que está en mi mano para dejar la menor huella en el planeta, sin duda.

Un comentario

  1. Interesante entrevista, diciendo las cosas como son, aunque sean cosas que no guste oír.

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