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Escribidores del mundo, uníos (y unidnos)

El I Festival Literario de América y Europa se celebrará del 25 al 30 de octubre en Málaga

Presentación en Madrid del I Festival Escribidores: Ernesto Pérez Zúñiga, Esther Bendahan, Jorge Eduardo Benavides, Mercedes Monmany y Raúl Tola. / Foto: Alejandro Cana — Instituto Cervantes

En el Diccionario de la Real Academia Española, el vocablo escribidor cuenta entre sus acepciones con las de «mal escritor» (esta, en desuso), «escritor prolífico» y «escritor» a secas aunque con un matiz irónico. No obstante, el sentido que da nombre a Escribidores, I Festival Literario de América y Europa, es más probablemente el que Mario Vargas Llosa le confirió en la novela de tintes autobiográficos La tía Julia y el escribidor, publicada en 1977, y en la que leemos: «Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo […]». Tal obsesión y tal conciencia de la escritura, ya otorguemos a quien se dedica a ello el apelativo de escribidor, escribiente o el más asiduo escritor, es la que parece inspirar este nuevo evento cultural y específicamente literario que se presentó hace unos días en el Instituto Cervantes de Madrid y que nace con la promesa de «convertir a España en el mejor puente entre las literaturas latinoamericana y europea».

Escribidores, que contará con más de medio centenar de autores invitados y se celebrará del 25 al 30 de octubre en Málaga, tendrá a Perú como país protagonista en la primera edición de una cita que nace con vocación de continuidad y con previsión de dedicar sus sucesivas entregas a un país americano o europeo, alternativamente. Originario del país andino, el cartel de este año tendrá como uno de sus grandes nombres a Alfredo Bryce Echenique, quien recibirá el Premio Escribidores 2021 en la gala de clausura de esta cita. También nos suena muy bien el anuncio de que se concederá otro galardón, Premio Antonio Garrido Moraga, «a una trayectoria periodística de excelencia en la difusión de la literatura», empresa que siempre nos ha parecido una loable insensatez y por tanto digna de algún reconocimiento, aunque sea sobre el papel (ya que al papel nos seguimos dedicando algunos, al menos en parte y mientras nos dejen).

No podía faltar tampoco en esta edición —y, según se ha informado, de forma más o menos continuada durante sus cinco días de celebración— otro peruano insigne, el citado Vargas Llosa, con más motivo si cabe teniendo en cuenta que la Cátedra que porta su nombre es la entidad coorganizadora del festival junto al Centro de Cultura Contemporánea de Málaga La Térmica, que acogerá (junto al Centro Cultural La Malagueta) las actividades presenciales que se irán detallando en próximas fechas y según se acerque su arranque. Junto al escribidor por excelencia y Premio Nobel de Literatura 2010, se ha confirmado la presencia en la capital malagueña de otros destacados autores peruanos contemporáneos como Fernando Ampuero, Jorge Eduardo Benavides, María José Caro, Renato Cisneros, Alonso Cueto, Fernando Iwasaki, Santiago Roncagliolo, Teresa Ruiz Rosas y Raúl Tola.

Alfredo Bryce Echenique. / Foto: Rolly Reyna

«A veces son necesarios milagros editoriales para que lectores y escritores de una misma lengua se descubran los unos a los otros», dijo durante la presentación del festival Esther Bendahan (autora de uno de los ensayos de nuestro número 215), aludiendo a uno de los valores fundamentales de este espacio en el que se pretende celebrar la conexión entre literaturas de ambos lados del Atlántico y, sobre todo, facilitar que se produzca más allá del acto de fe en tal o cual título por parte de los públicos hispanos y europeos. También ponía en ese hecho el acento la crítica y ensayista Mercedes Monmany durante la puesta de largo nacional del evento: «A mí me han inspirado al mismo nivel, o casi más, los grandes autores latinoamericanos que los españoles». Sin duda, parece una estupenda idea rendir tributo a esa siempre creciente influencia de escritores de allá —tanto los consagrados o los descendientes del célebre boom literario como las voces más jóvenes y sorprendentes, tan presentes en el catálogo de novedades en España— en los de acá.

Asimismo, en el avance de programación ofrecido para el I Festival Escribidores, descuellan otros nombres propios como los del rumano Mircea Cărtărescu y la alemana Anne Weber, junto con los venezolanos Rodrigo Blanco, Juan Carlos Méndez Guédez y Karina Sainz Borgo, los chilenos Rodrigo Díaz y Carlos Franz, la ecuatoriana Mónica Ojeda, la uruguaya nacionalizada española Carmen Posadas y los nacionales Jorge Carrión (otro autor cercano a Mercurio, por codirigir el Máster en Creación Literaria del que se nutre nuestra sección de Ficción), Juan Cruz, José Carlos Llop, Luis Mateo Díez, Sara Mesa, César Antonio Molina, Rosa Montero, Justo Navarro, Ernesto Pérez Zúñiga, Marta Rivera de la Cruz, Juana Salabert, Marta Sanz y Antonio Soler, además de las citadas Esther Bendahan y Mercedes Monmany. Un espléndido plantel con el que se busca «reforzar ese vínculo entre dos poderosas corrientes literarias, articulándolas en torno a un encuentro de tradiciones, propuestas y debate donde España juegue el doble papel de anfitrión e interlocutor». Allí querrán estar, por tanto, quienes se digan fieles seguidores y defensores de nuestras letras en sus más variadas y excelentes formas, géneros o estilos.

Otras configuraciones y visiones de lo literario

Los nuevos modelos narrativos y las transiciones (que han ocupado el monográfico de nuestro último número en papel) entre formatos que proponen las tecnologías formarán parte de un diálogo abierto en Escribidores que profundizará en el contexto de la literatura actual, reflexionando sobre fenómenos tan vivos y al alza como las plataformas de lectura, la twitteratura, la crítica literaria en YouTube o la relación de los libros con videojuegos y series de televisión. Los retos que presenta este escenario tecnológico, el mestizaje, la autocensura y el compromiso social o político del escritor contemporáneo constituirán otros de los asuntos con los que la organización quiere enriquecer y orientar las mesas redondas entre autores invitados.

Sara Mesa. / Foto: Sonia Fraga

Como complemento a este programa, el festival (que cuenta con la colaboración del ayuntamiento malagueño y otras instituciones que lo harán posible) ya ha anunciado una serie de «sorprendentes actividades» en el marco de la sección que han bautizado como Escribidores Plus: la titulada Cocina de autor, en la que dos literatos demostrarán sus habilidades culinarias al retarse en la elaboración de una receta; o los conciertos a cargo de la jovencísima cantante de música andina y trap Renata Flores, el activista e intérprete de hip-hop en quechua Liberato Kani y la exministra de Cultura peruana y ganadora de dos grammy Susana Baca; así como una serie de lecturas literarias, tanto en formato presencial como online.

Ante este prometedor nuevo ciclo que, como decíamos, viene con la intención de quedarse y de alegrarnos el panorama literario cada otoño en Málaga, no podemos sino felicitarnos y desearle a Escribidores la mejor de las acogidas. Y para ello queremos retomar eso que Vargas Llosa dejó escrito desde la perspectiva de quien tan intensamente vive este arte y así lo expresa, y que en realidad no escribió él, sino el mexicano Salvador Elizondo, de quien Varguitas cita El grafógrafo y al que hizo conocido gracias a aquel brillante galimatías que reprodujo en su novela y que sigue así: «Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo».

2 Comentarios

  1. Pingback: La Térmica: un centro cultural descentralizado - Jot Down Cultural Magazine

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