Horas críticas

Cuando el arte sobrevive a su enajenación

Reseña de «Artaud, cruz entre dos rostros», de Arnau Pons

Mucho se habla de la curación del trauma a través de la escritura. Poco, de la curación del trauma que provoca la escritura al penetrar en lo más oscuro de la naturaleza humana. Y menos aún, del arte que sobrevive a la enajenación que suscita ese mirar de frente la crueldad humana. El breve y sin embargo potente Artaud, cruz entre dos rostros (H&O Editores, 2023) va de esto. Arroja al lector al pensamiento abisal que llevó a este poeta maldito al delirio.

El libro reúne dos textos breves de Arnau Pons sobre la escritura de Antonin Artaud y un artículo aclaratorio de la filóloga Joana Masó para facilitar la lectura que Pons hace de esta escritura. Todo redunda en un juego de espejos en el que resulta difícil disociar al autor de su obra y a la escritura de su exégesis. Dónde empieza Artaud y dónde Arnau. La imbricación diluye un límite igualmente innecesario. Pronto se torna evidente que Arnau hurga en el pensamiento de Artaud para orientarse él mismo en sus propias dislocaciones. Entiéndase la dislocación como una disfunción entre escritura y pensamiento.

Pons hurga sin pulir, sin limar. De ahí el título que el texto tuvo en el idioma en el que fue escrito originalmente, el francés: Sans limage. Sin limar. Las asperezas del pensamiento Artaud-Arnau quedan a la vista y al alcance del lector, que, inevitablemente, tendrá que imbricar también su propio pensamiento. Esta fertilidad del texto es muy representativa de la tradición judía en la que sin dificultad podemos ubicar al autor mallorquín. Al igual que lo son la contradicción, la ambigüedad y la aniconía que caracterizan este escrito de aspiración seminal.

Sans limage contiene una homofonía: sans [l’]image, es decir, sin la imagen, en pos de un ensalzamiento de la palabra. Sin embargo, el texto parte de un quiasmo o paralelismo cruzado a partir de dos miradas contrapuestas: una fotografía de Artaud, realizada en 1930, y un autorretrato a carboncillo del poeta, fechado en 1946. Para Pons, el arte de leer el rostro puede llevarnos a una mejor comprensión de la obra y de la historia que la ha sacudido.

Entre los dos retratos de Artaud está la cruz. La cruz es la guerra, es la violencia, es la atrocidad. El poeta francés se impone la exigencia de una búsqueda de la verdad en el bosque de la crueldad del hombre contra el hombre. Para hacerlo se vale de ciertos ritos, del tarot, de la magia, del ocultismo y de la incursión en las fuerzas oscuras con las que también buscaron hechizarse otras mentes entregadas al nazismo y al fascismo. Mircea Eliade. Sin embargo, la responsabilidad ética que se impone el poeta acaba enfangándole en el hechizo. De ahí la necesidad creciente de curar, no la vida, sino la escritura.

Arnau Pons, autor de «Artaud, cruz entre dos rostros». / Foto: Daniela Rosenfeld

El libro de Pons busca trastocar la recepción que se tiene de Artaud, para fijar la atención en las posibilidades ético-políticas del poeta y de la poesía. Concretamente a partir del tratamiento que le da a la crueldad; cuestión que condujo al poeta francés a una asfixia continua en su escritura. Esto es algo que el mundo reaccionario de la literatura, advierte Pons, no ha querido ni quiere ver.

A medida que avanza el libro queda claro el propósito de Pons de fijar una visión política diferente de este poeta, dramaturgo, novelista, director escénico y actor francés: «Sostengo que entre el Artaud de 1930 y el Artaud de 1946 tiene lugar una revelación: la constatación de que no hay revelación alguna, no hay verdad revelada. Este es el gran secreto que él descubre». Desde entonces, «solo existe la verdad del dolor, la verdad de la historia con sus cuerpos masacrados, la verdad de la sangre vertida de la que el po-ema (hema, “sangre”) da cuenta».

La crueldad y la sangre son, precisamente, el centro del segundo texto de Arnau Pons: «Soy una puta cuando siento que soy Dios». Es una aproximación al libro Heliogábalo o el anarquista coronado, que Artaud escribió en 1934 sobre el emperador romano Heliogábalo, maestro de la crueldad.

Penetrar en el pensamiento Artaud-Arnau enfrenta al lector a cuestiones complejas: ¿cómo escribir sobre lo cruel mientras a la vez se están ahogando cientos de personas en el mar?, ¿cómo convivir con el hecho de que en un mismo pliego del periódico se hable de muertes violentas y de reseñas culturales o se vendan productos y servicios que fomentan la evasión?

En Antonin Artaud, como en Arnau Pons, hay una negación del mito del Gólgota y de todo relato redentor teológico, pues «la promesa de la salvación está en el cuerpo del hombre amenazado y no en el cuerpo clavado de Cristo». Reivindican una sustitución del mito por la realidad doliente y repudian toda convención.

 

En resumen. Es este un libro exigente y bien articulado sobre el pensamiento de un poeta que es en sí mismo una cima. Es un libro sanguíneo que plantea una lúcida y difícil reflexión en torno a la naturaleza humana y a la baba cultural con la que nos protegemos de mirarla a cambio de permanecer en el desamparo.

 


 ARTAUD, CRUZ ENTRE DOS ROSTROS
Arnau Pons
H&O EDITORES
(Barcelona, 2023)
106 páginas
13,90 €

2 Comentarios

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