«No hay nada más extraordinario en el mundo que un hombre ordinario,
una mujer ordinaria y sus ordinarios hijos»(cita atribuida a G. K. Chesterton)
Podría escribirse una montaña de libros con cada grano de Tierra. Si de un suelo se tratara, no le faltaría por absorber ni un microlitro de agua. Si fuera un terreno, habría superado con creces su coeficiente de edificabilidad. Es una obra colmada.
Cualquiera de sus fragmentos puede ser citado para exponer, por ejemplo, desde el temor a Dios, cómo las decisiones que más nos marcan son determinadas por la inercia de los acontecimientos históricos, la forma en la que los líderes de las utopías tapian sus fronteras, a cómo los pueblos liberados de gobernantes extranjeros empiezan a sufrir a los gobernantes nativos.
Desde joven, Alberto Torres Blandina, consciente de los numerosos lugares que tenía por visitar, y de los libros por leer, fue llenando pasaportes y vaciando pilas de lecturas pendientes, asociando los sitios por los que pasaba con los libros que allí leía. Podría recordarnos a un nómada beduino, de los que entienden el viaje como una forma de vida y el destino solo como un punto más en el camino.
Me lo imagino junto a la ventana de un ferrocarril, con un libro entre las manos, sentado en una postura parecida a la que guarda Hitler en esa foto tan utilizada para rebatir que «el fascismo se cura leyendo y viaj…
—¿Puedo compararte con Hitler o estaría fuera de lugar?
—A priori me parece mala idea, pero quién sabe.
Este turista desordenado organizaba sus viajes sobre la marcha, hablando con la gente que se encontraba por el camino en un mundo donde las funciones que hoy le exigimos a internet eran desempeñadas por las guías Lonely Planet. Durante su deambular peripatético por más de 60 países, ha podido observar cómo todas las culturas que pueblan la Tierra comparten una clara mismidad.
De la página 1 a la 666, de Sagunto a Wonju, de Minneapolis a Buenos Aires y de El Cairo a Ciudad del Cabo, a lo largo de las seis décadas que separan la construcción del Muro de Berlín y la pandemia del COVID-19, en Tierra nos encontramos con un manifiesto ecuménico-humanista. Es la historia de las personas normales, los que padecen la Historia. Desde sus líneas pueden observarse las múltiples perspectivas que existen en cualquier suceso, y cómo el otro, esa imagen estereotípica que proyectamos sobre todo lo que nos resulta ajeno, no existe.
Esta es la idea que vertebra el pensamiento blandiniano. Una mariposa bate sus alas en nuestro lado del orbe, mientras tantas otras, por muy diferentes que sean sus colores, morfologías o contextos; movidas por unas mismas pulsiones, aletean de manera cuasi idéntica en todas las esquinas de la Tierra.
Y es que la voz del autor tiene especial presencia cuando las páginas oscurecen su fondo, como si estuviéramos en una tragedia clásica y a modo de Deus Ex Machina, de entre los nubarrones que acaban de cubrir el cielo, emergiese una voz para revelarnos verdades inesperadas. Pues Tierra es fruto de esas intuiciones que guían cualquier buen hacer.
Cuando se dirigía hacia una residencia para escritores perdida en el interior de Corea del Sur, decidió que no iba a escribir el libro por el cual había sido becado. En cambio, optó por construir una obra coral, con las historias que miles de personas le iban a contar a través de audios de WhatsApp. Estas vivencias, a veces propias de su relator y otras veces legadas, desterraron la soledad que le habría rodeado en un ambiente donde muy pocas personas poseían un nivel de inglés apto para la conversación.
Y aunque a priori los capítulos más interesantes puedan parecer aquellos dedicados a las personas que sufrieron esa antigua maldición china de «ojalá vivas tiempos interesantes», los basados en anécdotas menores que cualquiera habría descartado logran evocar las esencias eternas de todo un pueblo a partir de los materiales más exiguos.
En Jávea, su publicación anterior con la editorial Candaya, dominaba todos los recursos narrativos necesarios para crear un altiplano de significados por el que rebotaba a lo largo de una narración en la que el caos se volvía armónico, al jugar con la sucesión simultánea de dos historias, saltar de una cena a un torrente de pensamientos y luego a una conversación con su madre o a una sitcom que se convertía en un documental. Así, demostró la maestría propia de un entrenador de fútbol que puede regatearse, uno por uno, a todos sus jugadores mientras se fuma un puro.
En Tierra, él junto a su conocido desprecio por la estructura previsible y decimonónica de los bestsellers, dibuja una cartografía emocional del género humano.
TIERRA Alberto Torres Blandina CANDAYA (Barcelona, 2024) 720 páginas 25 € |