Entrevistas

Enrique Cruzate: «La sociedad está hipnotizada ante unas prácticas urbanísticas que ni entiende ni se preocupa en entenderlas»

Enrique Cruzate Bernaldo de Quirós (Barcelona, 1945) trabajó en tres despachos de arquitectura antes de terminar la carrera en 1970. Amplió sus estudios con un Máster en Valoraciones Inmobiliarias, otro en Facility Management y una Diplomatura en Arquitectura Legal y Forense, al tiempo que cursaba estudios de Derecho. Ha sido profesor de Arquitectura Legal en la ETSAB y de Valoraciones inmobiliarias en la Salle-Arquitectura. Asimismo, ha impartido clases sobre expropiación en la Facultad de Derecho, habiendo ejercido como perito procesal durante 40 años y 30 años como arquitecto municipal. Durante dos legislaturas fue concejal de Urbanismo en Sitges. Como perito ha facilitado que los tribunales modificaran los criterios jurisprudenciales sobre el concepto de ruina predial, el deslinde municipal de fincas rústicas, sobre contratos a precio alzado, las afectaciones urbanísticas singulares y en revisión de sentencias de casación.

Con más de treinta años de experiencia en la gestión pública, desnuda la corrupción urbanística que ha marcado el desarrollo de nuestras ciudades. Entre anécdotas, reflexiones y un estilo directo y sin tecnicismos, el autor retrata un escenario donde intereses políticos y económicos se entrelazan para conceder licencias a medida, dejando al ciudadano en un segundo plano. En esta entrevista, nos adentramos en los laberintos de un sistema que ha propiciado «triquiñuelas y corruptelas» y en las vivencias de un profesional que se ha enfrentado, desde dentro, a esa compleja realidad.

¿Por qué decidiste elegir el título La licencia a medida y cómo conecta ello con tu experiencia profesional?

El título del libro deriva de uno que había escrito mi colega Jan Baca, con el que se adelantó a mi idea de narrar las experiencias de un arquitecto normal, en su trato con los clientes de viviendas unifamiliares. De ahí deduje que un libro sobre la misma temática carecía de interés, aunque supuse que el mío podía aprovechar un título parecido, pero que incidiera de alguna manera sobre el concepto administrativo que siempre han tenido las licencias de obras, como actos reglados a diferencia de los actos libres.

¿Por qué describes tu libro como un «anecdotario» en lugar de un ensayo crítico sobre la corrupción urbanística?

Precisamente porque es un anecdotario de otros tantos casos reales en un territorio concreto, como hizo Jan al relatar las anécdotas de su bipolar relación con los clientes, mientras que la crítica sobre corrupción y sus consecuencias, corresponde deducirla al propio lector.

¿Cuál fue el momento clave en tu experiencia como arquitecto municipal que te llevó a reflexionar sobre la mala praxis en la planificación urbana?

Sin ninguna duda, fue la anulación por el Tribunal Supremo del Plan General de Ordenación de Sitges de 1989, recaída en 1997 por prevaricación, abuso y desvío de poder y nulidad de pleno derecho. Creo que no se puede decir más claro. Y hay que tener en cuenta que en esas fechas, solo otro municipio catalán había obtenido la misma resolución judicial.

Como concejal de urbanismo en Sitges, ¿cuál fue la experiencia que más influyó en tu decisión de dimitir antes de finalizar tu segunda legislatura?

En la última Comisión de Gobierno en la que participé, así se designaban las reuniones previas a los Plenos Municipales (hoy Consejo Municipal), los miembros de la misma, concejales del tripartito en el Gobierno, estuvimos sorprendentemente acompañados (las Comisiones eran secretas) por unos ciudadanos (promotor y padre, junto a un arquitecto autor del proyecto, y beneficiarios de la licencia a la que me opuse). El Alcalde me solicitó razonara la denegación de la licencia, justificada porque la parcela que se solicitaba edificar, estaba en Zona sujeta a Remodelación y Conservación Histórica, sin plan tramitado, y con licencias suspendidas. Oídas mis explicaciones, el alcalde requirió al Secretario su opinión jurídica como letrado, explicando, que sin negar la razón urbanística, adujo que el Concejal de Urbanismo, había ignorado la Constitución Española (en ese momento se refería a mi), que prevalecía sobre la Ley del Suelo, por la necesidad de adquirir una vivienda digna para el hijo del promotor a levantar sobre el vuelo de la casa del paterna, en razón a su matrimonio, justificando así la licencia solicitada. Ante ello, me limité a preguntarle si en la hipótesis de un padre con once hijos, también debería autorizarse la edificación de las 11 plantas, sobre un terreno que el Plan General había decretado la suspensión de licencias, no solo por la falta de una Plan Especial, sino por razón de la protección histórica sobrevenida. Y tras decir lo que acabo de citar, me levanté para retirarme de la comisión y fui a redactar mi dimisión que presenté a las 9h del día siguiente.

¿Qué casos, como la autopista del Garraf o el caso Jubert, consideras más representativos de la problemática de la corrupción urbanística que narras en tu libro?

Si nos atenemos a las irregularidades urbanísticas en cuanto a sus tipologías, es el puerto deportivo el que se llevaría el récord, aunque hay otros casos no descritos, como la edificación levantada en un terreno sujeto a determinadas servidumbres, como son las de carreteras, de Renfe, de la Zona Marítima, de camino de vigilancia de costas, y a la que se dio acceso peatonal a través de un puente metálico sobre la vía del ferrocarril, por carecer de otro acceso; y a otro nivel, el Parque Marino al que si mencioné en el libro.

En tu libro, mencionas que la corrupción urbanística ha sido responsable de las crisis inmobiliarias en España. ¿Qué factores crees que permiten que estas prácticas continúen en el país?

Desde mi punto de vista, el factor principal es la descentralización del Urbanismo, pues siendo cierto que el centralismo también cuenta con sus corruptelas, la cesión de las competencias al Régimen de Comunidades Autónomas ha dado alas a que cada Autonomía, o los Ayuntamientos, definan y planifiquen las necesidades territoriales a su antojo, cuando hay muchos temas que requieren unificar criterios, no solo por su diseño y régimen de explotación, sino para acompasar las necesidades territoriales que, desde una visión autonómica no son fáciles de alcanzar. Sin ánimo de ser exhaustivo creo que como ejemplo bastaría citar los Sistemas de Comunicaciones (carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos, canales fluviales), o a los sistemas Mineros, Industriales, Centrales Eléctricas, Nucleares y más recientemente, Parques solares, marinos, etc.

En tu libro mencionas las «triquiñuelas y corruptelas» que benefician a promotores a costa de la colectividad. ¿Qué mecanismos podrían implementarse para evitar estas prácticas?

El inicio de mi ejercicio profesional coincidió con históricamente con el momento en que comenzaba a cuestionarse la organización del Estado. Así, se pretendía acabar con los beneficios que aportaba el trabajar para la Administración (como Arquitecto funcionario), y es cierto y conocido cómo a muchos de ellos se les conocía por el mote con los que la sociedad los había otorgado, para ocultar su nombre, ya fuera profesional o moralmente. En este sentido, me opuse a que el Arquitecto funcionario no pudiera ejercer, pues tal prohibición solo llevaría a expandir la corrupción a través de una red de técnicos trabajando en la trastienda para el Funcionario de Turno, lo que suponía sería aún peor, por lo que la única medida sería la aplicación estricta de las incompatibilidades que incorporase un régimen sancionador capaz de alcanzar al patrimonio del causante.

¿Cómo viviste la oposición a tus propuestas durante tu actividad como concejal, y qué cambios hubieras querido implementar?

Una de mis iniciales propuestas fue la adjudicar el nuevo Plan General que debía sustituir al anulado por el Tribunal Supremo. El trámite llegó al Pleno Municipal, del que surgieron diferentes opciones posibles: a) encargarlo a la Diputación (PS); b) encargarlo al ganador de un concurso público (todos los partidos tenían su recomendaciones); c) encargar la designación del equipo director, a un órgano despolitizado, profesional y experto (COAC). No debería señalar que mi propuesta (la última) fue a la que se llegó, no sin problemas en la materialización de la misma. Parecía claro que la primera y la segunda opción, anunciaban ya una posible contaminación política, frente a la tercera que iniciaba una vía desconocida, pero políticamente aséptica, pues la técnica y la política no tienen por qué enfrentarse, antes al contrario requieren de un cierto acomodo en la búsqueda de la eficacia.

¿Qué importancia tiene para ti el entorno histórico de las prácticas urbanísticas en España, y cómo crees que ha afectado a las crisis inmobiliarias recientes?

En el recorrido histórico que realiza Fernando Chueca Goitia por el urbanismo, a través de las ciudades desde el nacimiento de éstas hasta las metrópolis actuales, se puede deducir su evolución en la historia de España. Y, desde luego, los caracteres diferenciales respecto de otras culturas, me parecen evidentes al comparar los lugares donde se implantaron las primeras, y las condiciones medioambientales que requirieron, tanto en su tipología como en la altura de las construcciones. A través de este libro y de otros dedicados al tema, es fácil concluir que, con raras excepciones, el urbanismo en España ha sido siempre una gestión pri-vada que se ha mantenido hasta los momentos presentes, tanto en el aspecto ejecutivo del mismo (obras de urbanización) como en sus dotaciones (cesiones para viales, parques y otros servicios, obligatorios), con especial relevancia en aspecto de la vivienda digna, principal objetivo que nos diferencia de nuestros comparables europeos.

¿Cómo influyeron los estudios previos de Fernando Chueca Goitia, Fernando de Terán, José Luis González-Berenguer Urrutia y Javier García-Bellido en tu perspectiva sobre la planificación urbana?

Considero que el enunciado de sus títulos habría de ser suficiente justificación para entender su influencia. De ahí que no me limite solamente al libro Breve historia del Urbanismo de Fernando Chueca)¡, sino que añadiré otros como Las ciudades en la edad media de Henri Pirenne, Las ciudades en el Occidente Medieval de Maria Asenja, La construcció de la ciutat de Joan Masuet, Pascual Madoz y el urbanismo de G.Morales, J. García-Bellido Agustín de Asís, y Reflexiones sobre el Urbanismo de J.L. González Berenguer. Y ello sin olvidar El Estado de Derecho frente a la corrupción urbanística de Manuel Alcaraz y otros, Los años en que no se escuchó a Casandra de Juan Velarde, Mitos y leyendas de la política fiscal de Juan F. Corona, La organización del desgobierno de Alejandro Nieto, El desgobierno de lo público  de Alejandro Nieto también, La dictadura de la incompetencia de Xavier Roig y Planeamiento Urbano en la España contemporánea: historia de un proceso imposible de Fernando de Terán, cuya última parte del título ya resume, a mi modo de ver, hasta dónde hemos llegado.

Hablando de la influencia de otros autores, ¿cómo influyeron El libro negro de Sitges de Miguel Utrillo y La casa a mida de Jan Baca en la redacción de La licencia a medida?

El libro de Miguel Utrillo, en el que narra la evolución de Sitges a partir del siglo XIX, me sirvió para introducirme en un paisaje popular que solo conocí a partir de 1965 a raíz de la adquisición por un familiar de un apartamento de los destinados a cubrir las primeras necesidades del ser humano, pues como los proyectistas los describieron, estarían únicamente destinados a satisfacer las necesidades sanitarias y de descanso, ya que el resto del tiempo lo pasarían fuera de ellos, en la playa o en espacios de ocio, por lo que no requerían de mucha superficie.

Y como ya dije anteriormente en relación al segundo libro, Jan se me adelantó en la idea de hacer públicas una anécdotas, o cualquier otro tipo de experiencia relacionada con el ejercicio profesional en un sector al que denomino de la micro arquitectura, por diseñar viviendas unifamiliares para clientes particulares, pues no en balde reconozco haber proyectado unas 2.000, de las cuales no menos de 1.500 llegaron a la categoría de proyectos y, alrededor de 1.000 fueron finalmente construidas y habitadas, tras unos procesos llenos de anécdotas y de complejos psicológicos. Pero tras la obra del colega me vi obligado a modificar el objeto de análisis, y sustituí la vivienda a medida cliente por la licencia medida del particular. Y a ello contribuyó también mi experiencia como perito judicial, enfrentado a arquitectos reivindicando que «…las ordenanzas no pueden limitar la labor creadora del artista…», o a funcionarios que aseguraban que «…lo que no está en la ley, no existe…», posiciones extremas que me han permitido evolucionar razonando para conseguir modificaciones jurisprudenciales, modificaciones legislativas, incluso influir en Sentencias del Tribunal Supremo.

¿Qué relación encuentras entre las guerras históricas en España y las características urbanas actuales de los municipios españoles?

Aunque las guerras en Europa han sido tenido una pauta periódica, no es menos cierto que la península ibérica vivió un largo periodo de siglos durante los cuales los oriundos lucharon contra los invasores árabes hasta lograr la paz del territorio; una guerra con objetivo compartido, al margen de las rencillas más o menos territoriales que periódicamente organizaron quienes reivindicaban antiguos derechos. Eso no ocurrió en Europa de forma tan unitaria y prolongada, justificando que tantos castillos de protección a la plebe dieron lugar a reinos, conservándose tanto los nombres de ellos como las defensas o castillos, en parte convertidos hoy en Paradores de Turismo. Aunque considero que tanto el número de ellos como su destino no son comparables a los casos de Rothemburg (Alemania) o Gruyere (Suiza).

¿Por qué decidiste disfrazar los hechos como ficción en lugar de presentarlos como una denuncia directa? ¿Es cierto que el Colegio de Arquitectos no ha querido que presentes allí tu libro? 

El plan del libro no era hacer justicia (la mayoría de los casos se acogerían a su prescripción), sino que de forma amable y con una prosa sencilla, alejada de la terminología técnico-jurídica, intentar hacer pública una situación cuyas consecuencias nos han de influir negativamente, durante mucho tiempo todavía. Soportando, por ejemplo, las periódicas tormentas otoñales careciendo de un sistema de evacuación, o aceptando el suministro de un agua de dudosa potabilidad por su anticuado sistema de distribución (aforos y tuberías de mate-riales inadecuados, insuficientes para el suministro a la actual presión), o bien por la incapacidad de afrontar el desvío del ferrocarril (aunque, como en San Feliu de Llobregat entre otros, acabará llegando). Y es también cierto que el COAC no aceptó mi oferta de publicación, alegando una posible conflictividad. Por tanto es razonable que tampoco admitiese su presentación, aunque particularmente no fue solicitada.

¿Qué papel desempeñan los personajes de Inocencio y Cándido en la articulación de tu teoría sobre la realidad urbanística?

Los personajes ficticios de Inocencio y Cándido me han servido para dar continuidad a las diferentes situaciones que se plantean, mientras sus nombres ponen de manifiesto que ni paseando por sus calles, el público en general, es capaz de observar una realidad, analizarla, ni mucho menos criticarla. Y estoy convencido que la observación, el análisis y la crítica del mismo, son instrumentos necesarios para avanzar como personas y como sociedad.

¿Qué significa para ti la frase con la que concluyes tu libro: «Estoy convencido de que la sociedad hacia la que vamos deberá asumir un cambio importante en relación al concepto histórico de la propiedad»?

La frase que repito como una premonición, viene a resumir lo que pienso sobre el futuro y, en particular, de la sociedad, pues de igual modo que la propiedad mueble ha sufrido y sufre una evolución hacia un desacoplo entre el usuario y el objeto (la mayoría de los bienes no inmuebles, ya no se adquieren, si no es temporalmente —usar y tirar—, la experiencia adquirida ya sea como perito tasador, me llevan a considerar que así será el futuro del sector inmobiliario. Y sin asustar a nadie, les convido a visitar los múltiples portales del sector que ya anuncian diferentes fórmulas de esas futuras variantes de utilización del inmobiliario.

¿Cómo influyó tu trayectoria como arquitecto municipal y perito judicial en tu análisis crítico sobre el urbanismo y la propiedad?

No me cabe duda que mi experiencia como arquitecto municipal (de un pequeño municipio), me sirvió para conocer la administración desde su interior, (hoy se define como back office), a través de la que me fue posible observar y analizar el funcionamiento de las grandes corporaciones y departamentos públicos, que junto a mi actuación como perito judicial me ha permitido incluso entender la dificultad de los poderes judiciales en determinar, con justicia y equidad, las resoluciones a tomar en cada caso, aunque no siempre haya estado de acuerdo y de ahí mis trifulcas y las discusiones que he sabido conducir.

¿Qué papel crees que juega la sociedad en general en la aceptación o rechazo de las malas prácticas urbanísticas que expones en tu libro?

En mi opinión, la sociedad está totalmente hipnotizada ante unas prácticas que ni entiende, ni se preocupa en entenderlas, ni hay nadie que se esmere en explicarlas. Y así nos va. Y ello al margen de las visiones particulares, más o menos interesadas, que con cierta frecuencia se publican de forma incompleta o tergiversada.

En tu opinión, ¿cómo se podría conciliar la intervención de la Administración con los intereses privados sin perjudicar el bienestar colectivo?

La única posibilidad que considero es regular la imputación total, administrativa, civil, penal y económica, sobre todos los agentes que causaren perjuicios a la sociedad, sin posibilidad de prescripción, ni de amnistía y con el cumplimiento entero de las penas, especialmente las económicas. Claro que esto debería incluir no solo a técnicos y funcionarios, sino a los políticos en general, y parece que el país no está para esas cosas. Nosotros, los arquitectos, estamos acostumbrados a soportar unas responsabilidades que, en muchos de los casos, no deberían sernos imputadas.

A lo largo de tu trayectoria profesional, has tenido momentos de enfrentamiento con la Administración urbanística. ¿Podrías compartir un caso concreto en el que tus propuestas fueran inicialmente rechazadas y luego aceptadas?

Cierto. Como Arquitecto Municipal redacté un Plan para un pequeño municipio, eligiendo de entre las figuras legales previstas en el Texto de la Ley del Suelo (NN.SS.PP.MM) la que consideré mejor alternativa, convencido que al modificar ciertos aspectos, sin afectar al criterio general, se alcanzaría una mejor ordenación que favorecería la convivencia. Pero el entonces Director General se opuso no solo a la opción legal que propuse, sino a las variantes técnicas que introduje, hasta que pasados 4 duros años, reconociendo explícita-mente las ventajas que aportaba mi modelo, la Administración acabó aprobándolo y adop-tándolo especialmente para los denominados pequeños municipios.

¿Es cierto que el Tribunal Supremo cambió una sentencia en vía ejecutiva tras un informe pericial tuyo?

Sí, es cierto; fui designado perito procesal en la ejecución de una STS. Profundamente embebido del tema, tuve la impresión de que ningún tribunal había entendido el problema urbanístico; que los abogados de las partes no habían convencido con sus demandas, que los peritos habían diseñado unos dictámenes a su favor (incluido el que ganó siempre en todas las instancias). Me encontraba ante el dilema de una sentencia equivocada. El Magistrado encargado de la ejecución me autorizó a seguir, rogándome expusiera dónde estaba el error detectado y los motivos por los que pasó desapercibido. Emití un dictamen que contravenía la STS en ejecución, pero el magistrado ejecutor entendió mi dictamen y resolvió suspender la ejecución, ordenando reiniciar todo el expediente, el cual una vez tramitado de nuevo y analizado, le concedí el visto bueno que, posteriormente ratificaría el Magistrado ejecutor. Ninguna de las partes se opuso, prueba de su conformidad.

Al referirte a tu obra, dices que las cosas no pasan porque sí. ¿Qué eventos específicos te llevaron a cuestionar las normativas urbanísticas y a luchar contra las prácticas injustas dentro de este ámbito?

Aunque mi lucha cuestionando normativas urbanísticas (la primera actuación modificó el concepto de ruina predial) y las prácticas inadecuadas (como en el caso de la STS) vienen de lejos, siempre he dudado de todo, convencido de que detrás de toda decisión hay una actor y una justificación. Y que ésta, concretamente, no debe prevalecer cuando la procedente del proponente no está de acuerdo con la lógica esperada.

¿Por qué consideras que las anécdotas y experiencias que compartes en La licencia a medida pueden contribuir a la construcción de un urbanismo más sostenible en el futuro?

Ignoro si las experiencias y anécdotas que comparto pueden contribuir a un urbanismo más sostenible en el futuro, en el sentido que hoy se da al término sostenible. A lo que aspiro es que la lectura de este libro active determinados sensores de la sociedad para que, los hechos que se narran no se repitan, o en su caso y sin la menor excepción, sus consecuencias sean soportadas por sus desencadenantes.

¿Qué le dirías a las futuras generaciones de arquitectos y urbanistas sobre las lecciones aprendidas en tu experiencia?.

Que la vida del arquitecto está aún hoy, sujeta a determinadas responsabilidades que debemos conocer y asumir. Y que no toda verdad es tan absoluta, sino que también hay verdades relativas que deben valorarse adecuadamente. Y que la diferencia entre absoluta y relativa es muy difícil de diferenciar. Aconsejaría vieran el documental Los Monstruos de Ponti Celli, donde comprobé que mi caso ante la STS no era único. Que piensen bien lo que hacen qué consecuencias pueden llevar sus actos y que no se crean que solo lo escrito vale. La inteligencia, no la picardía, debería ser más utilizada.

¿Cuáles son tus próximos proyectos literarios?

Por ahora no tengo a corto plazo ningún proyecto. No niego mi interés en los temas de las nuevas formas de la propiedad inmobiliaria. Tampoco abandono profundizar en los orígenes de la propiedad privada en general, ni, a título de oferta, el origen del balcón exterior en la arquitectura y su evolución.

Un comentario

  1. La frase del autor:»En mi opinión, la sociedad está totalmente hipnotizada ante unas prácticas que ni entiende, ni se preocupa en entenderlas, ni hay nadie que se esmere en explicarlas. Y así nos va.» Es el resumen de todos los desmanes urbanísticos cometidos en este país.
    El problema es que continuamos así y prueba de ello son las noticias sobre el tema que se publican a diario ( y las que no salen publicadas)
    Sólo la responsabilidad y la lucha de algunos puede librarnos de los desmanes de personas interesadas que no dudan en saltarse leyes y normas en provecho propio.
    Lean el libro y quedarán perplejos ante todo lo que relata ( y todo ocurre en un pequeño municipio). Imagínense que ocurre en una gran ciudad.

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