Horas críticas Analógica

Libros de la semana #183

Recomendaciones literarias de la redacción de Mercurio

La historia de un muro, de Nasser Abu Srour (Galaxia Gutenberg)

El ciudadano palestino Nasser Abu Srour fue condenado a cadena perpetua en 1993 como presunto cómplice del asesinato de un oficial de la inteligencia israelí. Una vez entre rejas, ideó un plan de fuga, metafóricamente hablando: se formó en lengua inglesa y en ciencias políticas, leyó a Kierkegaard y a Kant, a los poetas Samih al-Qasim y Nâzım Hikmet, y decidió contar su historia; contar sus días, como algunos presos, aunque en papel y no con marcas sobre la pared de su celda. Justamente en ese muro de hormigón, el mismo que le impedía transmitir sus ideas y emociones, hallaría su único interlocutor, compañía y consuelo. Tan es así que en La historia de un muro [traducción de Eduardo Iriarte], una autobiografía de 30 años de cautiverio que logró entregar secretamente a un editor libanés, dice ser «la voz del muro», y a través de él habla de religión y política, rememorando su infancia en un campo de refugiados, los efectos de la Nakba, la primera Intifada, la posterior represión masiva; y habla de amor (el que despierta en él su abogada), o lo que es lo mismo, de miedo y también de esperanza en el corazón «enclaustrado». Historia, metafísica y poesía se dan la mano en esta obra estremecedora, nuevo hito de la literatura carcelaria que inauguró Boecio con su Consolación de la filosofía, y bien podría haber sido el subtítulo de este libro con el que Abu Srour se ha rebelado, a través de la palabra, contra el «tiempo de esterilidad» al que se le ha sentenciado de por vida.

APTO PARA: Mentes y corazones abiertos a un relato honesto y hondo con El Conflicto de fondo.

NO APTO PARA: Groupies de Netanyahu y su inconsolable opresión.


Las miradas de Medusa, de Natalie Haynes (Salamandra)

En su cuarta novela, la escritora inglesa Natalie Haynes, quien ya había revisitado la guerra de Troya en Las mil naves (2022), acude ahora al mito de Medusa para dar su versión feminista de los hechos, que —como en una Madeline Miller— tiene algo de reparadora. La que ha pasado al imaginario popular como gorgona con serpientes por cabellos es vista aquí en su condición de víctima: primero, de los dioses, pues cuando Poseidón la viola siendo adolescente, Atenea la castiga a ella, mujer mortal; segundo, de los autoproclamados héroes (hombres), como Perseo, quien la decapitará. «A este monstruo lo agreden, lo maltratan y lo vilipendian, pero, según la historia que siempre se cuenta, hay que temerla a ella», leemos en esta relectura de una historia de aventuras que aquí deviene tragedia, y no solo por el feminicidio: desde su condena, Medusa no podrá mirar a ningún otro ser sin destruirlo. Especialista en literatura clásica griega y romana, Haynes ha logrado en Las miradas de Medusa [traducción de Aurora Echevarría Pérez] recuperar las esencias de ese tipo de narración canónica bajo formas contemporáneas, fragmentarias e irónicas, introduciendo saltos temporales a través de los que construye un mosaico o un coro de voces. Resulta fácil dejarse llevar por el magnetismo y la inteligencia del relato, rítmico y vigoroso, tan descarnado en la violencia emocional y física como juguetón en lo formal.

APTO PARA: Quienes fantasean con la idea de cambiar la(s) historia(s), o la de cambiar esta sociedad.

NO APTO PARA: Los que consideran intocable (inmirable) la cultura clásica y la quieren en una vitrina.


Se enciende y se apaga una luz, de Ángel Vázquez (El Paseo)

Más allá de su modélico malditismo y de su vínculo con los Bowles, está por reivindicar con la suficiente profundidad y resonancia el talento literario incontestable que demostró Ángel Vázquez en su breve trayectoria —y vida—. Publicada en 1962, Se enciende y se apaga una luz es la primera de sus tres novelas, y aunque no tan celebrada como La vida perra de Juanita Narboni, adelanta varios de sus elementos: el retrato de la opresión femenina, las dos caras de la sociedad de Tánger donde creció y de la vida doméstica en aquellos años, la claustrofobia derivada de las convenciones y los anhelos de libertad incumplidos («Todos somos demasiado cobardes, hija»). Bajo el influjo de la prosa intimista, impresionista y existencialista de Carmen Laforet, a la que conoció en la ciudad marroquí, pero también de las modernistas anglosajonas que renovaron la apuesta formal con una mirada insólita a lo cotidiano, su estilo de frases cortas, descripciones evocadoras y diálogos naturalistas nutre un magnético relato que se desarrolla entre 1915 y 1958, desordenado como «el reino afortunado de su memoria» y en base a «esa ligera propensión al mito» que, comentando los versos de Gil de Biedma que abren el volumen, destaca en su excelente estudio preliminar Rocío Rojas-Marcos. Queda un lustro para que se conmemore su centenario: acaso es el momento ideal de ir haciendo sitio entre los grandes del XX a un autor no canónico e irrepetible.

APTO PARA: Amigos de la vida en los márgenes (literarios) y el genio ingobernable.

NO APTO PARA: Los que se contentan con una visión estereotipada de la puerta de entrada a África (y de las cosas).


La Mennulara, de Simonetta Agnello Hornby (Tusquets)

«Todo lo que pertenece a los Alfallipe les ha sido dado, y lo que pertenece a la Mennulara ha sido suyo y basta», dice el doctor que certifica la muerte de una paciente, sirviente de una familia de terratenientes y, según descubriremos, administradora de sus bienes a la sazón. Su fallecimiento en un pueblo de la Sicilia agraria y conservadora de 1963 desata una oleada de opiniones y juicios sobre quién era realmente aquella mujer llena de secretos y claroscuros, a quienes muchos maldicen y otros veneran. La originalidad de esta novela coral reside en ese retrato caleidoscópico de un personaje fascinante, que a la vez es un retrato de la lucha de clases. Simonetta Agnello Hornby debutó hace más de 20 años con este superventas que hoy es un clásico contemporáneo. La prosa envolvente de la autora palermitana, enriquecida por el uso de localismos y las descripciones del paisaje de su tierra natal, nos introduce en ese opresivo micromundo del que su protagonista se siente «prisionera». Apasionada, inteligente y colérica hasta el empoderamiento, su figura oscila de verdugo a víctima, de tirana a criatura estoica, a medida que avanza este relato atravesado por las diversas tragedias de su existencia: la pobreza, la violencia, la muerte. La Mennulara [traducción de Carlos Gumpert Melgosa], quien tiene claro que «de los varones amos una no se puede fiar», es una superviviente y una heroína controvertida, un personaje difícilmente olvidable.

APTO PARA: Quienes disfruten con los personajes complejos, aunque sean mujeres.

NO APTO PARA: Los que pretendan hallar en la literatura y sus protagonistas un modelo de conducta.

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