Esta reseña ha sido publicada en papel en el número 216, «Transiciones», de la Revista Mercurio.
Que la ciencia ficción y la fantasía son géneros que nos permiten explorar otros mundos posibles desde perspectivas más o menos alejadas de nuestra realidad puede sonar a obviedad. En cambio, que los puntos de vista que se han solido emplear en esas obras hasta no hace mucho han ido cayendo de forma ineludible dentro de cánones demasiado clásicos y posiciones más bien convencionales no suena tan evidente, a pesar de ser igualmente cierto. Por supuesto que ha habido excepciones que afortunadamente están volviendo en forma de reediciones (como es el caso de parte de la obra de Ursula K. Le Guin u Octavia Butler), pero podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que la diversidad de esos universos imaginados ha sido, en ciertos aspectos, poco diversa.
Los últimos años han traído multitud de propuestas en forma de obras y nuevas editoriales independientes que están dedicando todos sus esfuerzos a airear las bibliotecas del aficionado a la ficción especulativa para brindarle nuevos puntos de vista. Y como fiel reflejo de los tiempos en que vivimos, donde más se está notando este trabajo es en la representación de la mujer, de razas o etnias minoritarias, de todo tipo de orientaciones sexuales y, como en el caso de Las mareas negras del cielo, de personas de género no binario. Una decisión que puede provocar urticaria en cierto perfil de lector pero que abre un nuevo mundo de referentes a todas aquellas personas que, de una forma u otra, no se han sentido representadas en esos universos.
Duermevela nace en 2021 como una editorial preocupada por descubrirnos estas nuevas formas de entender el mundo y arranca su andadura con Las mareas negras del cielo de Neon Yang, primer volumen de la trilogía conocida como «Saga del Tensorado». Y precisamente Yang, cuyas obras han sido nominadas a premios tan prestigiosos como los Hugo, el Nebula, el Locus o el World Fantasy, es un gran ejemplo de esa diversidad de la que hablábamos justo hace un momento. Yang es de Singapur, queer y de género no binario, y sobre todo este último rasgo tiene especial relevancia en la novela que nos ocupa. Tal como indica Carla Bataller en una breve nota sobre la traducción al principio del libro, según el deseo de Yang se optó por emplear lenguaje no binario directo de manera generalizada. [Decisión que extenderé a esta reseña a partir de este punto, por coherencia con la naturaleza de la obra y su argumento.]
La nueva editorial de ficción especulativa Duermevela apuesta por la representación de personas de género no binario con esta novela
La historia arranca con el nacimiento de Mokota y Akeha, dos gemeles hijes de Sanao Hekate, tirana que domina el Protectorado a través del terror y el absolutismo. Dos niñes concebides a través de la magia de Ea y de les que solo se esperaba a Mokoya, destinade a ser le últime profete. Un hecho singular del que los hados son responsables y que acabará marcando el destino no sólo de les hermanes sino del mundo entero. A partir de ese momento asistiremos a distintas etapas de la vida de nuestres protagonistes en las que comprenderemos sus poderes y responsabilidades, así como el papel que se espera de Mokota en el futuro del Protectorado. ¿Qué será de Akeha? ¿Se resentirá la relación tan especial que hay entre elles?
La variedad de influencias en la construcción del mundo de esta obra es de por sí toda una declaración de intenciones por parte de Yang. A lo largo de las páginas descubriremos seres surgidos de la mitología hinduista (los naga) o china, japonesa y coreana (los qilin) compartiendo universo con velocirraptores. También conoceremos un tipo de magia de los elementos conocida como remancia, que convive con la tecnología nacida de las manos de les maquinistas, un movimiento de personas con enormes dotes para la ingeniería que van a plantar cara al régimen totalitario de la protectora. Una pluralidad que, como podemos esperar, también se ve reflejada en la diversidad de los personajes que pueblan la novela. En este mundo todas las personas nacen sin género definido, por lo que es muy relevante en sus vidas la ceremonia de confirmación, acto en el que cada cual decide su género, si es que así lo desea. En el caso de les gemeles, esta decisión por parte de Mokoya marcará un antes y un después en el vínculo entre ambes y, a partir de ese instante, en el avance de la trama para nuestres protagonistes.
Las mareas negras del cielo es una obra que nos permite sumergirnos en un mundo fantástico poblado por criaturas legendarias y personajes que se niegan a enfrentarse a lo que el universo ha decidido para ellos. Pero también, o precisamente por ese motivo, permite soñar despiertas a todas esas personas que buscan algo tan sencillo en una historia como es la identificación con sus protagonistas. La buena ciencia ficción no deja de hablar de lugares lejanos para retratar la sociedad actual, y tal como señala Ártemis López en el epílogo a este libro, Neon Yang nos propone una realidad a la que puede que nos estemos acercando poco a poco. Porque a pesar de que las mareas negras de lo establecido dirigen con fuerza el curso de nuestras vidas, algunas personas nunca dejarán de nadar a contracorriente.
Las mareas negras del cielo Neon Yang Traducción de Carla Bataller Estruch DUERMEVELA (Gijón, 2021) 208 páginas 19 € |