La Taberna Flotante

La circunvalación inconcebible

Taberna Flotante #9

La ciudad perdida de Petra, Jordania

Una oscura noche sin lunas llegó al planeta fronterizo Münchhausen una veterana narradora oral de la lejana Tierra. Y, como no podía ser de otra manera, recaló en la Taberna Flotante.

—Si tu cerveza azul es tan buena como dicen, te pagaré con una de mis historias —le dijo al tabernero tras sentarse en uno de los taburetes de la barra.

—Si tus historias son tan buenas como mi cerveza —contestó el tabernero mientras le servía una jarra—, podrás pagar con ellas todo lo que seas capaz de trasegar.

—A mí nunca me has hecho esa oferta —intervino el viejo lobo del espacio conocido como capitán Dorian sentándose junto a la recién llegada.

—Ni recitando entero el Mahabharata compensarías todo lo que puedes beber en una noche, capitán —replicó el tabernero.

—No está mal este brebaje —dijo la narradora tras apurar la jarra de un trago—. Podéis elegir un tema.

—Últimamente se han oído por aquí varias historias de gentes que dieron la vuelta a su planeta —dijo Dorian—. ¿Conoces alguna?

—Claro —contestó ella—. Los relatos de circunvalación constituyen uno de los subgéneros más populares de la narrativa galáctica, y no hay planeta que se precie que no tenga alguno, empezando por las leyendas de Ulises y de Magallanes en la vieja Tierra…

—La de Magallanes no es una leyenda —la interrumpió el tabernero—, y el viaje de Ulises no fue de circunvalación.

—Ulises circunvaló el universo imaginario de los antiguos griegos —replicó ella—, y de Magallanes solo se sabe con certeza que murió por el camino. Y no me interrumpas. Bien, tenemos la historia de la Isla Amarilla, que antes era la Isla Verde; la del planeta Pirámide, llamado así porque toda su población vive en una pirámide gigantesca…

—Esa me la sé —intervino Dorian—. Aunque yo creía que era un cono…

—¿Qué palabra de «no me interrumpas» no has entendido? —le espetó la narradora—. Tenemos también la historia de la ciudad rosa y roja…

—Has hecho una pausa de más de tres segundos, así que no digas que te interrumpo —dijo el tabernero—. «La ciudad rosa y roja» es un poema de John William Burgon.

—Qué cervecero tan culto —ironizó la narradora—. En realidad el poema se titula «Petra», y la ciudad rosa y roja aparece en el verso final: A rose—red city half as old as time. Pero, además, en un remoto planeta hay una ciudad rosa y roja que protagonizó una de las más singulares historias de circunvalación, que tal vez os cuente otro día. Hoy os hablaré de una circunvalación inconcebible: la de un gigantesco cuerpo celeste cuyos habitantes ni siquiera pueden imaginar su esfericidad. Criaturas extraplanas, prácticamente bidimensionales, de cientos de hectáreas de superficie y apenas unos nanómetros de grosor, que viven en un planeta cuya enorme fuerza de gravedad no permite el crecimiento vertical. Un planeta liso, por tanto, pues tampoco los seres inanimados pueden crecer verticalmente: si en la Tierra o en Münchhausen no puede haber montañas de más de diez kilómetros de altura, allí no puede haberlas de más de diez micras. Los habitantes del densísimo planeta se deslizan sobre su superficie como inmensas sombras silenciosas por un suelo de mármol, y para ellos su mundo es un plano infinito que identifican con el universo, ya que no solo no conocen la tercera dimensión, sino que ni siquiera pueden concebirla. Se alimentan absorbiendo por ósmosis los nutrientes que necesitan, y su sol les suministra la energía necesaria para su peculiar forma de fotosíntesis. Un sol que no pueden ver ni concebir, pero que sienten, cuando los alumbra, como una caricia interior, como una gracia que les es otorgada desde otro nivel de realidad…

8 Comentarios

  1. Flatland+Lem+Frabetti = ¡Extraordinario lugar!

  2. Jaime escutia

    Nosotros vivimos en un “plano” de tres dimensiones
    En un espacio tiempo de más de 10 dimensiones espaciales
    Allí “viven” muchas otras criaturas con las que, a veces, he intentado darles la mano, pero no lo he conseguido
    Que pequeños somos!

  3. «El horror, el horror» El corazón de las gobiernos, Josep Conrad

  4. Un planeta con unas características muy sugerentes, así como los seres que lo habitan. Un relato que inspira múltiples preguntas y que nos conduce a hacer volar la imaginación.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*