Marzo de 1936. Mientras Hitler invade Renania y siembra la semilla de la II Guerra Mundial, Alfred H. Barr Jr., fundador y primer director del MoMA, inaugura la revolucionaria exposición Cubism and Abstract Art. En la introducción al catálogo, asegura que a principios del siglo XX los artistas más innovadores se habían aburrido de pintar hechos: “Llevados por un impulso común y poderoso, se vieron empujados a abandonar la imitación de la apariencia natural”. Barr corrobora su teoría con la exhibición de centenares de obras de pintura, escultura, arquitectura y diseño; pero, sobre todo, dibujando un diagrama cuya influencia llega hasta nuestros días y que sentó las bases de aquello que en adelante se consideraría modernismo.
Ese icónico esquema y el espíritu de aquel evento histórico son el punto de partida de una muestra que acoge estos días (en su modalidad online, como no podía ser de otra forma) el Museo Picasso Málaga, titulada Genealogías del arte, o la historia del arte como arte visual. Y como se trata de ver, o mejor dicho, de cómo contar lo que se ve, podemos comenzar echando un vistazo a algunas obras que incluía la exposición del MoMA y que se presentan también en esta, como en un espejo de 84 años de superficie. Aquí tenemos obras de grandes referentes en el marco temporal que establecía el árbol de Barr, de 1890 a 1935: de Cézanne a Delaunay, de Ernst a El Lissitzky, de Mondrian a Moore, de Picabia a –claro– Picasso.
Estas representaciones visuales de la historia del arte logran que las obras dialoguen y se entiendan en su complejidad, aun de un solo vistazo
La muse endormie (1910) de Brancusi es la prueba material de cómo esculpir la pureza sin rastro de cincel, como si el yeso hubiera sido moldeado. Relief no. 8 (1929) de Domela lleva la geometría cubista a otro estadio físico, añadiendo elementos metálicos y plasticosos a un lienzo que adquiere tres dimensiones y un diseño casi doméstico en este siglo XXI. Silla basculante modelo B 301 (1929) de Le Corbusier no solo perfecciona la funcionalidad de este mueble y lo adapta a las oscilaciones de la vida acelerada, sino que anticipa el “menos es más” de los 60. Lo moderno no parece haber cambiado tanto desde entonces, pero se entiende mucho mejor cuando lo vemos dibujado.
Como en las otras secciones de la muestra, que recogen un conjunto de gráficos genealógicos y otras representaciones visuales de la historia del arte, realizadas en el curso de los años desde el siglo XVII a 2019. Verdaderos mapas del tesoro de la creación artística que, más allá de compartimentar las artes en sus numerosos ismos, cifran su sentido en lograr que las obras dialoguen y se entiendan en su complejidad, aun de un solo vistazo. Como en la visita virtual a Genealogías del arte, que al comentario en audioguía de algunas de las obras añade actividades educativas, una guía de la exposición y hasta su banda sonora en forma de playlist de Spotify.
A fin de cuentas, obras como Atlas Mnemosyne (1929) y Map of the Museum based on Interior of Curator’s head (1960) demuestran que lo importante en el arte no es su historiografía, ni siquiera sus mutaciones. Lo que cuenta es aquello que está en nuestras cabezas y eso, admitámoslo, cada vez se ha ido pareciendo más a lo que vemos. Así de claro lo tuvo Alfred H. Barr Jr. cuando hizo de su bosquejo un canon.
Genealogías del arte, o la historia del arte como arte visual
Comisariada por Manuel Fontán del Junco (Fundación Juan March) y José Lebrero Stals (Museo Picasso Málaga)
Museo Picasso Málaga:
https://www.museopicassomalaga.org/exposiciones-temporales/genealogias-del-arte-expo
Hasta el 31 de mayo de 2020
VISITA APTA PARA: Teóricos del arte y también quienes disfrutan de las vistas; amantes de las rupturas creativas.
VISITA NO APTA PARA: Alérgicos al arte no figurativo y quienes no salen de los clásicos.