Entrevistas

Francisco Ferrer Lerín: «El término “crear” resulta de complejo encaje en la concepción de Arte Casual»

Fotos: Ángel L. Fernández

Francisco Ferrer Lerín (Barcelona, 1 de enero de 1942) es ornitólogo de campo especializado en aves necrófagas, filólogo, poeta, narrador, amante de las necrológicas y los sueños, creador del Manifiesto del Arte Casual y, según dictan algunos, «padre nutricio de la generación Novísima». Además, ha sido un gran jugador de póquer, traductor, ecologista militante, autor de textos científicos donde ha volcado los resultados obtenidos en su labor de birdwatcher y, sobre todo, ha sido —sigue siendo— un ser tan incatalogable como enigmático.

¿Es el azar una fuente de placer estético?

Puede serlo. A veces lo inesperado, la irrupción repentina de un objeto o de una situación, se incorpora al dominio del arte, a la idea de arte configurada por la particular sensibilidad del espectador. Pero, en el caso del Arte Casual, el azar interviene en una doble vertiente: por un lado, el arte surge donde no se le busca y, por otro, son procesos azarosos los que configuran el objeto, el grupo de objetos o el escenario que nadie creó, que nadie intentó manipular para conseguir arte.

¿Cómo surgió la idea del Arte Casual y qué te inspiró a conceptualizarlo inicialmente?

El ejercicio de la ornitología de campo supone la visita continuada no sólo a espacios alejados de la influencia humana, sino a otros de clara antropogenización como ejidos, instalaciones agrícolas y ganaderas, zonas periurbanas o incluso zonas urbanas, lugares donde es abundante determinada avifauna como gorriones, abubillas, cogujadas, urracas, grajillas, etc., especies de  interés para el birdwatcher, lugares en los que constato la presencia de objetos que por su disposición me producen un impacto visual que puede alcanzar el placer estético. Esta extrañeza, este placer, me llevan a conformar el concepto de un nuevo género artístico, a rotular algo que carecía de rótulo, pero que era percibido de siempre con curiosidad por cualquier observador atento con sensibilidad artística, en especial si disponía de cierto bagaje en arte contemporáneo. Acuño entonces, año 1984, el término Arte Casual (AC) y redacto un Manifiesto.

En los primeros días del Arte Casual, ¿cuáles eran tus principales objetivos y cómo esperabas que fuera recibido por el público y la crítica?

En todo comienzo brota el entusiasmo y el ingenuo convencimiento de encontrarnos ante una fórmula revolucionaria que va a cambiar el mundo, artístico en este caso. Hubo una aceptación desigual no sólo entre los teóricos del arte, también entre mis queridos amigos. Por un lado, la idea llegó a calificarse de genial (aunque en exceso vanguardista) y, por otro, hubo quien me recomendó mantenerme en el ejercicio de la poesía, sugiriendo que lo de AC no pasaba de ser una boutade.

¿Podrías explicarnos qué define el Arte Casual y cómo se diferencia de otras formas de arte contemporáneo?

El Arte Casual se produce en la retina del observador. Materiales sin vocación artística, pero fruto  de la mano del hombre, provocan el hecho artístico por su ubicación, colocación o combinación sin haberlo pretendido el responsable de tales situaciones. Frente al movimiento artístico duchampiano, sustanciado también en el encuentro azaroso de objetos, objets trouvés o ready-made, el Arte Casual se diferencia por no trasladar el objeto a un museo o a una galería de arte, sino por dejarlo en su contexto. A quien lo detecta, conocedor de su carácter, que puede ser efímero por el riesgo de deterioro o desaparición, no le queda más remedio que recurrir a la cámara fotográfica para dar constancia de su existencia, maniobra que puede confundir a personas apresuradas ya que nunca la foto es Arte Casual, sino un mero soporte del mismo. En cuanto a otro movimiento, Land Art, también sustanciado en exteriores, en concreto en la naturaleza, vemos que se basa en la intervención del hombre, en el montaje de una instalación en escenarios que podrían coincidir con los del Arte Casual pero cuyo resultado es producto de la voluntad de hacer arte.

¿Recuerdas alguna de las primeras obras que creaste bajo el concepto de Arte Casual? ¿Podrías describir una que consideres particularmente significativa?

El término «crear» resulta de complejo encaje en la concepción de AC. Como decía, el proceso por el cual surge el hecho artístico se produce en la retina del observador, por lo que esa «creación» puede repetirse tantas veces como individuos observen la manifestación de AC, lo que nos llevaría a considerarlo como un arte de evidente raíz colectiva. En cuanto a la primera manifestación de AC que me resultó particularmente llamativa, diría que fue la de los campos de cereal tras la cosecha y el empaquetamiento de la paja, cuyo corolario es la aparición de esas piezas voluminosas diseminadas, a veces geométricamente, sobre el rastrojo: las denominadas, según las regiones, balas, pacas, o alpacas; todo un clásico en la iconografía AC.

Durante la fase inicial del Arte Casual, ¿encontraste resistencia o escepticismo por parte de la comunidad artística? ¿Cómo enfrentaste esos desafíos?

Ciertos teóricos y críticos que pudieron dar a conocer AC en sus artículos y conferencias no lo hicieron, me aconsejaron incluso que clausurara el proyecto, ya que podría constituir una grave afrenta para los artistas plásticos cuya labor callada, paciente, quedaría burlada por cualquier manifestación de AC conseguida gracias a un simple paseo por los alrededores de una granja de ovejas y cabras, y que a menudo superaba en calidad a la obra artística convencional de referencia. Aunque he de reconocer que el desafío no fue tal, en parte porque el desarrollo de la idea, la promoción de la misma, sufrió un parón muy prolongado ya que durante varias décadas me limité a almacenar fotografías, llevando mi actividad creadora hacia otros predios, como Acciones, Táctiles, Programa Visitors y, sobre todo, hacia diversos géneros de la literatura.

¿Cómo ha evolucionado el concepto de Arte Casual desde su creación hasta la fecha? ¿Ha habido cambios significativos en el Manifiesto que lo define?

Ha habido una ampliación de contenidos. Manifestaciones que, por definición, quedaban apartadas radicalmente del concepto «arte casual» han sido reconsideradas y parcialmente aceptadas. Me refiero a cierta tolerancia en la inclusión de elementos vegetales en el total de una manifestación (arrancar las hierbas que crecen en torno a una obvia manifestación de AC, como pueda ser una baldosa equivocada en su colocación, hubiera sido peor por lo que tiene de manipulación) y, también, en la atribución de Arte Casual a escenarios de grandes dimensiones como habitaciones, calles, en los que la diferenciación entre acumulación de objetos, conformando la no válida idea de «ruina», y objeto individual es dificultosa; para estos escenarios Elena Ruiz Sastre, directora del Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza, propone el nombre de Meta Arte Casual (METAC).

A lo largo de los años, ¿cómo ha influido el contexto social y cultural en el desarrollo y la percepción del Arte Casual?

Indudablemente la aceptación del arte contemporáneo, correlato indudable del Arte Casual, ha mejorado en la actualidad respecto a la década de los ochenta; hecho que, por otra parte, no se ha dado en otras áreas del arte como la música contemporánea. Queda claro que en 2024 resulta más cómodo explicar AC que en 1984.

En el libro Arte Casual, publicado por Athenaica en 2019, colaboran autores como Félix de Azúa, Ignacio Echevarría o Pedro G. Romero. ¿Cómo surge esta obra colectiva?

Manuel Rosal, o lo que es lo mismo Athenaica, editorial sevillana vinculada a la Universidad, publica, en dos libros, mi traducción de Trois contes de Flaubert, y la amistad surgida por este motivo permite hablar de Arte Casual y tomar la decisión de reunir en un volumen algunas ilustraciones, una breve introducción de mi autoría y, lo más importante, el testimonio de varios escritores y artistas acerca de este concepto.

Ahora que se celebran 40 años del Arte Casual, ¿qué reflexiones tienes sobre su legado y su impacto en el arte contemporáneo?

Recientemente, una buena amiga jienense, Lola Aparicio Carrillo, ante mi comentario sobre las barreras que obstaculizan la difusión pública del Arte Casual (en concreto sobre el episodio de Wikipedia rechazando la inclusión de un artículo sobre AC pese al impecable texto presentado por un profesor de la Universidad de Zaragoza), me advirtió, espero que no sólo para consolarme, que se trataba de una idea quizá con demasiada carga de profundidad, que podría hacer tambalear algunos postulados hasta ahora inamovibles y que quizá, con el paso del tiempo, se calibraría el alcance de la idea y se irían derribando los obstáculos.

Normalmente, las obras de Arte Casual son fotografías pero ¿no es en sí mismo el objeto fotografiado la verdadera obra?

Así es. La fotografía es un mero soporte, necesario si no se visita la manifestación de AC. Visita que debería organizarse con urgencia dada la frecuente inseguridad, el carácter efímero de la manifestación.

Para conmemorar el 40 aniversario publicas el Atlas de Arte Casual con Jot Down Books. ¿Qué podemos encontrar en este Atlas?

Atlas de Arte Casual de Jot Down Books es el complemento indispensable del manual teórico Arte Casual publicado antes por Athenaica; un Atlas que, tras la introducción y el Manifiesto, recoge 64 reproducciones fotográficas, a color y buen tamaño, de significativas manifestaciones de Arte Casual.

¿Cómo ha sido la recepción del Arte Casual por parte de las instituciones artísticas, como museos y galerías, a lo largo de los años?

Tras un silencio de tres décadas, compensado, eso sí, por el acopio de material fotográfico, se produjo una explosión promocional del concepto «arte casual». Publiqué en varios medios, digitales y en papel, y cito las revistas literarias Caminos de Pakistán y Granta, y el suplemento Cultura/s del diario La Vanguardia, artículos con abundante material gráfico, y fui invitado a dar una charla y una proyección de imágenes en la Universidad Menéndez Pelayo. Después de esta fase preliminar, el Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza armó una exposición de Arte Casual comisariada por la directora del museo, Elena Ruiz Sastre, y por el crítico de arte Enrique Juncosa, que se mantuvo durante tres meses. Luego, la Universidad de Málaga, dentro de una prolongada exposición sobre el total de mi obra, comisariada por Yolanda Ochando y Luis Ordóñez, dio singular importancia, con una sección propia, al Arte Casual. También en Málaga, el Centro de Cultura Contemporánea La Térmica organizó un Taller de Arte Casual y, en Sevilla, en el CICUS, tuvo lugar, coincidiendo con la presentación del libro Arte Casual de Athenaica, una muestra de reproducciones fotográficas de manifestaciones de AC. Ahora, la Biblioteca Provincial de Jaén, prepara, asesorada por la profesora Carmen Aguayo Estrella, la exposición «Ferrer Lerín, Artista total» que prestará atención al Arte Casual, así como a las Acciones, Viñetas y a la obra lírica, recientemente reunida en un volumen editado por Tusquets; exposición que se quiere tenga carácter itinerante.

¿Cuál ha sido el papel de la tecnología y los nuevos medios en la evolución del Arte Casual? ¿Existe en plataformas como Instagram?

Abrí en Facebook la página Arte Casual donde publico las fotografías de las manifestaciones de AC que voy realizando y, en especial, las que me llegan de numerosos y entusiastas colaboradores.

¿Se pueden considerar las aberraciones que genera la inteligencia artificial como Arte Casual en algún caso?

No tengo argumentos suficientes para valorar las posibilidades que supone el uso de la inteligencia artificial en el campo de la creación artística, aunque dada la condición aleatoria de la IA, se podrían abrir caminos insospechados.

¿Cómo es el proceso de selección y curaduría de las obras para el Atlas de Arte Casual? ¿Has tenido alguna vez la sensación de que una obra de Arte Casual estaba preparada?

La selección, de la que soy responsable, obedece a criterios de idoneidad, en el sentido de medir la cercanía con lo que considero un arquetipo del concepto y, desde luego, también obedece a criterios pedagógicos, de enseñanza de lo que es una obra de AC, de los condicionantes que delimitan sus coordenadas. No, nunca he tenido esa sensación de fraude en el material recibido, pero sí he tenido que rechazar algunas fotografías al no ajustarse lo retratado a los presupuestos que dicta el Manifiesto, aunque, como ya he dicho antes, por la condición adogmática del mismo, quizá quepan, a corto o medio plazo, leves rectificaciones.

¿Qué consejo darías a los artistas jóvenes interesados en explorar el Arte Casual y seguir su legado?

He detectado que el aprendizaje de lo que es AC produce tanto en jóvenes como en mayores una sensación placentera. Les resulta agradable, divertido, gratificante, descubrir manifestaciones, observar con atención, con muchísima más atención que antes, los detalles que les rodean, enriqueciendo sus paseos, remedando las excursiones de los ornitólogos amateur o de cualquier documentado y voluntarioso observador de plantas e insectos.

¿Cómo ves el futuro del Arte Casual? ¿Hay nuevas direcciones o temas que te interesaría explorar?

Acuñado el término Arte Casual, me gustaría que perdurara como significante pero sobre todo que perdurara con el actual significado, sin modificaciones espurias, graves y, ya en una sincera declaración ególatra y deplorable, que se asociara AC a mis dos apellidos para consolidar una poderosa imagen de marca.

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