Horas críticas Analógica

«Metasandman»: principio de las cosas que eternamente son

«El sueño es, idiosincrásicamente, un agente misterioso, ubicado en tierra de nadie. A medio camino entre la vida y la muerte, entre el ser y la nada, entre la conciencia y la inconsciencia, entre la realidad y la ficción. Y, para colmo, polisémico». Con estas palabras, la académica Ana Rosa Gómez Rosal (Sevilla, 1991) sitúa desde la introducción de su primer libro, Metasandman, el sueño como agente privilegiado para introducirnos en la metafísica, la actividad filosófica que nos permite deconstruir los principios fundamentales de la realidad.

El desafío que asume, por tanto, es doble. Por una parte, familiarizar a un lector generalista con consideraciones filosóficas en torno a la naturaleza de cuanto nos rodea y nuestra percepción de la misma; y, por otra, hacerlo a través de una obra tan compleja como Sandman, saga de cómics creada y escrita mayormente por el guionista y novelista británico Neil Gaiman desde 1989 hasta hoy. Aquí convendría aclarar que si nos ocupamos de este libro es porque publicamos el año pasado una monografía, Sueños y Fábulas: Historia de Vertigo (ECC, 2022), sobre el sello editorial que ha amparado la mayor parte de la trayectoria de Sandman y que, en buena medida, debe su impacto cultural a esa creación.

En su primera y más importante etapa, la que abarca hasta 1996, Sandman articula un universo de ficción que cala en los corazones y las mentes de al menos dos generaciones de lectores y lectoras, merced a la habilidad de Gaiman para armonizar en sus guiones la sensibilidad pospunk y neogótica propia de la época, un espíritu progresista que rompió con los consensos políticos y comiqueros de entonces, y un conocimiento profundo y revisión posmoderna del acervo cultural y arquetípico no solo de su país sino del mismo ser occidental. Como apunta Marcos Pereda en el epílogo, «Neil Gaiman parece tener un arcón donde guarda todos los argumentos de todas las narraciones que jamás hayan existido o vayan a existir […]. Y además los escribe con ese aire de cultura que poseen quienes no necesitan estar todo el rato demostrando lo cultos que son. ¿Pentámetro yámbico? OK. ¿Referencias a obras no tan conocidas de Shakespeare? Hecho. ¿Folklore de Europa Central? Tic».

Gómez Rosal ha sabido detectar cómo ese cóctel explosivo derivó en una nueva sensibilidad lectora y, por qué no decirlo, existencial para los y las fans del protagonista de la serie, Morfeo, encarnación eterna de uno de los aspectos más definitorios de la condición humana, el sueño. Las aventuras de Morfeo entre los dos planos que moldean nuestra existencia, el material o cotidiano y el correspondiente a la ensoñación y lo imaginativo, resultan idóneas para el viaje filosófico que plantea Gómez Rosal con ánimo didáctico y numerosas rupturas de la cuarta pared a fin de trasladar al lector, sin abrumarle, sus reflexiones, que tienen además un marcado carácter de especulación literaria.

La filósofa y escritora sevillana Ana Rosa Gómez Rosal

Así, uno de los mayores atractivos de Metasandman es cómo recurre a Platón, Descartes, Nietzsche, Unamuno, Derrida o María Zambrano honrando el hecho metafísico desde la curiosidad y la lírica, con lo que, en sintonía con sus argumentos, la razón queda siempre teñida de sensibilidad y la poesía, de precisión conceptual. No faltan incluso algunas páginas originales de cómic firmadas por la autora Panchulei, que constituyen un apoyo gráfico de los más pertinente.

Es un libro que, sin duda, nos hubiera gustado tener en su momento a la vera para navegar Sandman con más horizontes de interpretación. Su estructura ensayística llega a corresponderse con la de los diez arcos argumentales principales de la obra de Gaiman. Gómez Rosal confía en que quien se asoma a sus páginas tiene grabado a fuego el cómic y está tan fascinado como ella misma por el potencial de Sandman para «apuntar más allá de lo tangible, lo que atraviesa la realidad, para llegar a su tuétano. Y más en lo que se refiere al sueño, que es territorio de lo abstracto, de una forma de ser y existir de otro modo, distinta de lo plenamente consciente y de las imposiciones de la vida material».

Por lo demás, no podemos concluir esta aproximación a Metasandman sin tener en cuenta que, como nuestros propios trabajos, se imbrica en una vorágine de estudios culturales que tratan de alumbrar en los últimos años desde perspectivas holísticas muestras de la cultura (más o menos) popular que hasta hace poco pasaban bajo el radar de los agentes críticos y académicos. Este cambio de paradigma es apasionante, pero también trae consigo peligros; entre ellos, el de tratar el propio objeto de estudio como abstracción ajena a los condicionantes socioeconómicos y culturales en que se gestó y adquirió su importancia cultural e intelectual.

Nos parece sintomático que Metasandman se refiera a la obra de Gaiman como «novela gráfica», formato-invención de pretensiones literarias con que el cómic se ha abocado desde el periodo de entresiglos a una gentrificación que ha distorsionado los rasgos del medio, algo de lo que fue cómplice el propio sello Vertigo. Pero, le pese a quien le pese, si Sandman ha llegado a ser un fenómeno cultural aún vigente treinta años después de su nacimiento —como ha certificado la fallida serie homónima estrenada por Netflix en 2022—, se debe al calado gradual que le procuró su formato inicial de publicación, el comic book de grapas mensual. Nos parece una apreciación ineludible, puesto que la forma de lectura también condiciona nuestra percepción del espacio-tiempo y de nosotros mismos en relación con la obra y lo que quiere decirnos. Del proceso lector también se deduce una metafísica del ser y estar en el mundo.

 


 METASANDMAN 
Ana Rosa Gómez Rosal
Prólogo y epílogo de Marcos Pereda
Cómic de Panchulei
JOT DOWN BOOKS
(Barcelona, 2023)
188 páginas
18 €

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