Crónicas en órbita

La Villa Empain, un legado de propietarios e historia

Fachada principal de la Villa Empain. / © MA2

En el corazón de Bruselas se alza, como testigo silencioso de una época pasada, la majestuosa Villa Empain, que fusiona elementos del Art Déco y el arte islámico. Nacida de la mente del arquitecto suizo-belga Michel Polak, este tesoro se encuentra entre parques y embajadas. La Avenida Franklin Roosevelt (anteriormente Avenida de las Naciones) es punto de encuentro para la vida diplomática, ya que reúne varias de las residencias más lujosas. La historia de esta villa, de casi un siglo, es sinónimo de metamorfosis.

Como sacada de una película de Wes Anderson, esta villa fue una vez el trofeo de un joven barón de 27 años. Fue, además, botín de guerra de los soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, embajada de la URSS más tarde, e incluso lugar de retransmisión de la RFL (canal de televisión belga-luxemburgués).

Hijo de un exitoso industrial belga, el barón Louis Empain encargó al arquitecto Michel Polak que diseñara una suntuosa residencia en la moderna zona sur de Bruselas. El barón buscaba una residencia lujosa y a la última que incorporara elementos artísticos del orientalismo. Diseñada como una fantástica mansión de estilo Art Déco, la Villa Empain de Polak sería completada en 1935. Louis Empain tenía solo 22 años cuando encargó el diseño y no estaba seguro de qué hacer con su nueva mansión. Y es así como comenzaba a explicarse el vaivén histórico de la Villa Empain, tributo a la sofisticación y la opulencia.

Construida entre 1930 y 1934 por Polak, con la colaboración del arquitecto Alfred Hoch, la villa no deja indiferente a nadie: por un lado, es innegable su peso arquitectónico e histórico en la ciudad y en el estilo que representa. Por otro lado, es la personificación de una época pasada en la cual el orgullo, la codicia y una visión algo fantasiosa del mundo, en cuanto a prestigio se refiere, copaban la sociedad. Fue concebida, en su origen, para impresionar a los artistas locales, y para mostrar que Empain tenía suficiente dinero para ser uno de ellos. De ahí las ostentaciones de la casa. Es «extremadamente» artística, pero poco acogedora y funcional para vivir.

No deja de sorprender la resiliencia y la dificultad de la coyuntura para la edificación de esta villa: el periodo de entreguerras en Bélgica y la Gran Depresión. Y a pesar de todo esto, su legado sigue siendo reconocido hasta el día de hoy.

El estilo Art Déco, que se desarrolló aproximadamente entre 1920 y 1940, se caracteriza por un diseño elegante, geométrico y moderno que refleja la influencia de la tecnología, la maquinaria y las culturas exóticas. Además de la arquitectura, se aplicó a campos como el diseño de interiores, la moda, la joyería y las artes visuales.

Parte trasera de la Villa, con la piscina iluminada. / © MA2

Contrasta con el Art Nouveau, también muy presente en la capital belga, que se desarrolló unas décadas antes. El Art Nouveau se caracterizaba por líneas curvas, formas orgánicas y una mayor inclinación hacia la naturaleza y lo espiritual. En Bélgica, ambos estilos tuvieron un importante impacto. A finales del siglo XIX y principios del XX, Bruselas fue un centro neurálgico para el desarrollo del Art Nouveau. La ciudad vio surgir a destacados arquitectos y diseñadores que abrazaron este estilo en sus creaciones, como Victor Horta.

A medida que avanzaba el tiempo y el nuevo siglo se acercaba, el Art Déco comenzó a ganar popularidad y remplazó gradualmente al Art Nouveau. Aunque los dos estilos son distintos, se puede encontrar cierta continuidad y superposición entre ellos, ya que algunos artistas y diseñadores fusionaron elementos de ambos en sus obras.

Muchos arquitectos y artistas belgas adoptaron el diseño geométrico y la elegancia moderna del Art Déco en la arquitectura y las artes aplicadas. Durante la década de 1920, la ciudad experimentó un auge de la construcción de edificios comerciales y residenciales en este estilo, que hoy en día siguen siendo parte integral del patrimonio arquitectónico de Bruselas.

Polak puso todo su talento y conocimiento en la concepción de esta villa, su obra maestra. Incluso los planos originales se presentan como parte de la exposición, debido a la complejidad e innovación del proyecto. Su obra suscitó mucha curiosidad y entusiasmo. Y es que, en cada proyecto, Polak cuidaba los detalles e incorporaba las últimas tecnologías para dar coherencia estilística al conjunto de la obra.

Gran mecenas y amante del arte, Louis Empain, que apenas había usado la villa como residencia, dona su propiedad al Estado belga en 1937 con el propósito de crear el Museo Real de Artes Decorativas Contemporáneas. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial cambia los planes y el edificio sería ocupado por el ejército alemán hasta la liberación de Bruselas en septiembre de 1944.

En 1945, después de servir como refugio a los aliados y por iniciativa de Paul-Henri Spaak, la villa es alquilada a la embajada de la Unión Soviética, hecho que contribuye a consolidar su relevancia histórica. La presencia de la embajada le otorgó una dimensión geopolítica, añadiendo una capa de misterio a su ya fascinante transcurso. Pero Empain reclamó su derecho sobre la propiedad y consiguió su recuperación en la década de los sesenta, dedicándola a actividades culturales, que había sido siempre el objetivo principal.

En 1973 Harry Tcherkezian, un empresario armenio-americano de la industria del tabaco, adquiere la villa y la alquila a RTL Télévision, que establece allí su sede central. Durante la década de 1980, el noticiero belga de RTL Télévision y algunos otros programas se producen desde la Villa Empain. En septiembre de 1987, RTL Télévision se convierte en RTL-TVI y la mayoría de los programas del canal se realizan en los pequeños estudios de la villa.

Durante los años noventa se vendió de nuevo, pero su proceso de abandono resultó en un grave deterioro. Se utilizó de vez en cuando para filmaciones cinematográficas, entre las que destaca la celebración de los 50 años de la marca de automóviles Porsche. Finalmente, en 2006, fue comprada y restaurada por la Fundación Boghossian que la dedica a centro de arte y diálogo entre las culturas de Oriente y Occidente. Entró en la lista de patrimonio protegido en la Región de Bruselas-Capital, y comenzó un complejo y meticuloso proceso de restauración. Fue recompensada por la Unión Europea con el premio Europa Nostra.

La historia de la Villa Empain es una fascinante mezcla de arte, cultura y meticulosa restauración. En 1992, la Fundación Boghossian nació de la visión de Robert Boghossian y sus hijos, Jean y Albert Boghossian, distinguidos joyeros libaneses de ascendencia armenia. Su pasión por la preservación del patrimonio histórico los llevó a embarcarse en una asombrosa travesía: la restauración completa de la Villa Empain.

Salón principal de la Villa Empain. / © MA2

Guiados por el talento de los arquitectos Francis Metzger y Philippe De Bloos, en colaboración con Carmen Azevedo y el diligente recopilador de datos Carlo Chapelle, la restauración «exacta» de la Villa se llevó a cabo meticulosamente, basándose en planos y fotografías de época conservados por la familia Empain. La misión era clara: devolver la magnificencia perdida de la mansión, mientras se honraba su legado histórico y arquitectónico.

La elección de materiales de la más alta calidad en la decoración de la Villa requirió la experiencia de artesanos habilidosos. Valens y Jacques Delens, junto con la compañía Dimension 7, se unieron para devolverle su esplendor a la piscina y los exquisitos jardines circundantes. Fue un proceso laborioso que implicó años de dedicación y minuciosidad, pero los resultados hablan por sí mismos.

La majestuosa mansión de varias plantas se despliega ante los ojos del visitante, revelando una sinfonía de detalles impresionantes. Desde el sótano hasta la azotea, cada rincón encierra historias y secretos que aguardan ser descubiertos. En el sótano, una combinación armoniosa de espacios funcionales, desde la cocina hasta los tesoros archivísticos, se despliegan ante la mirada curiosa.

Al recorrer los exuberantes jardines que rodean la Villa, la imponente piscina y la encantadora pérgola crean un escenario de ensueño. Los interiores, con su cautivadora simetría y detalles geométricos, capturan la imaginación y sumergen al visitante en una estética única y evocadora.

Los materiales nobles, como el mármol, el granito y el bronce, hablan del refinamiento y la sofisticación del diseño, mientras que las maderas preciosas dan un toque de calidez y lujo en cada espacio. Los baños, adornados con azulejos de vivos colores, sorprenden con su esplendor singular y vibrante.

Finalmente, en 2010, la Villa Empain abrió sus puertas al público bajo la dirección de Diane Hennebert. Desde entonces, se ha convertido en un próspero Centro de Arte y Diálogo Cultural, bajo la dirección actual de Louma Salamé. La Fundación Boghossian ha dado vida a este excepcional monumento, acogiendo exposiciones de arte moderno y convirtiéndolo en un espacio de encuentro para artistas, pensadores y entusiastas del arte.

Hoy en día, la Villa Empain es mucho más que una elegante mansión restaurada: es un legado perdurable que honra el esplendor de su época y sirve como puente cultural entre diferentes mundos. Cada rincón de esta impresionante villa arquitectónica cuenta una historia de grandeza, extravagancia y exquisito gusto, inmortalizando así el legado del barón Empain y su visión única para la posteridad.

Varias salas de la Villa Empain. / © MA2

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