Cultura ambulante Analógica

Sade: con él llegó el escándalo

Reseña de «Sade. La libertad o el mal», en el CCCB

«Heaven and Hell [Early Works]» (1984), de Andres Serrano. / © Galerie Nathalie Obadia

«No es el objeto del libertinaje lo que nos mueve, es la idea del mal». Son palabras de Donatien Alphonse François de Sade (1740-1814), al que el CCCB dedica una exposición acorde a la conmoción que sus incendiarios textos han supuesto para una legión de artistas e intelectuales posteriores. Autor emancipador o depravado, siempre en función de unos estereotipos más que asentados, su poder de fascinación e influencia no cesa. Lo demuestran los desafíos morales abordados desde una absoluta contemporaneidad en los espacios de diálogo que complementan la muestra y que reúnen a personalidades como Lucía Lijtmaer, Virginie Despentes, Irantzu Varela, Albert Serra, Laura Bates, Gonzalo Torné, Clara Serra, Luna Miguel, Anneke Necro o Miquel Missé.

Tras un prólogo biográfico con primeras ediciones de sus libros y fragmentos de la Saló de Pasolini, la visita se estructura en cuatro ámbitos. «Pasiones transgresoras» revisa la influencia sadiana en las vanguardias históricas, con obras de Dix, Dalí, Buñuel o Giacometti, junto a libros ilustrados por Fini, Toyen, Masson o Bellmer. La imaginería erótica y la vertiente agitadora del legado del marqués en prácticas sexuales no normativas ocupan las «Pasiones perversas» de creadores como Meiselas, Mapplethorpe, Švankmajer o Nobuyoshi Araki. Partiendo de la popular patología a la que ha dado nombre, las sádicas escenas de Sira-Zoé Schmid, Kubrick o Haneke ocupan las «Pasiones criminales», poniendo el foco en la zona más oscura de su influjo. Y en «Pasiones políticas» se incluyen obras de Teresa Margolles, Marcelo Brodsky, Kara Walker o Blalla Hallmann para examinar las violencias del sistema y los abusos del poder a la luz de la obra de Sade.

«Peinture 2. Scène érotique» (1930-1935), de Marie Vassilieff. / © Collection Mony Vibescu — Gilles Berquet

Habrá que recordar que al escritor francés le indignaba el uso de la guillotina, por lo que su fascinación por lo atroz solo podría atribuírsele en cuanto novelista; no es sino una más de las leyendas o las malas (o maliciosas) lecturas de su obra. Hace 70 años, Simone de Beauvoir concluía que, antes de meter en una pira los escritos de Sade, deberíamos leerlos. Aquellos textos en que este icono universal del escándalo, en realidad un explorador de las humanas pasiones, aconseja no someterse a otra ley que la del deseo. Como demuestra la nada complaciente exposición del CCCB, lo importante no es dilucidar si el autor o su obra encarnaron el mal, sino ser capaces de afrontar esas nociones en el mundo de hoy a través de sus ideas, que nos han marcado a fuego.

VISITA APTA PARA: Estetas desacomplejados respecto a los límites de la representación y de lo que se pone en juego.

VISITA NO APTA PARA: Moralistas y puritanos, pero también los pesados (privilegiados) de la censura y la cancelación.

«SadeX», de Shu Lea Cheang. / Imagen: CCCB — Cortesía de la artista

 


 SADE. LA LIBERTAD O EL MAL (1958-1978) 
VV. AA.
Comisariada por Alyce Mahon y Antonio Monegal
Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB)
Hasta el 15 de octubre de 2023

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