José Luis Pérez Pont (Alicante, 1972) es licenciado en Derecho, doctor en Bellas Artes y uno de los gestores culturales mejor valorados actualmente en nuestro país. Ejerció como abogado, crítico de arte y comisario de exposiciones de forma independiente, presidió la Asociación Valenciana de Críticos de Arte, también el Consejo de Críticos y Comisarios de Artes Visuales de España. Ahora renueva por cinco años más al frente del Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana, dirección que asumió vía concurso público en 2016 y que conlleva además dirigir el Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC) en València, espacio desde el que impulsa la agitación, la experimentación y el apoyo al ámbito cultural.
Hoy es el Día Internacional de los Museos. ¿Qué celebramos?
Cuando comenzamos a transformar el Centro del Carmen en un centro de cultura contemporánea, buscamos la manera de integrar experiencias no solo de artes visuales sino también escénicas, de danza, literatura, música… Celebramos que todas esas experiencias artísticas tengan cabida en el contexto de los museos y se fomente el acceso a la cultura.
En el CCCC, este 18 de mayo de 2021, trabajamos bajo el lema «Emergencia cultural: construyendo el ahora» para realizar un llamamiento a la necesidad de impulsar las actividades culturales, más aún en tiempos de pandemia. En general, valoramos el esfuerzo de adaptación de las instituciones culturales para asumir los nuevos retos de la virtualidad en el entorno museístico.
¿Se han desacralizado ya los museos como espacios reservados para las élites?
Convertir los centros culturales en espacios de vida cotidiana ha sido el reto que nos marcamos hace cinco años en el CCCC, una cuestión que no está basada en lo cuantitativo y en la mera capacidad de un centro para la captación de nuevos públicos, sino en programas que buscan nuevas formas de relación de la institución con su contexto. En este sentido nos hemos volcado en la mediación cultural, contribuyendo a su profesionalización.
Haciendo balance, en cinco años pasamos de una inversión de 10.000 euros a un millón de euros anuales para el despliegue de diferentes convocatorias y programas educativos, mediante actividades desarrolladas en museos, centros de arte, centros educativos y ocupacionales. También el refuerzo con la creación del máster Permea para especializar la figura de la persona mediadora cultural. Fruto de estas acciones el CCCC ha sido pionero en el desarrollo de actividades dirigidas a la primera infancia, con un espacio permanente para bebés y con visitas especializadas que buscan presentar a los bebés el ámbito del museo a través de la música. Estas acciones que experimentamos en una primera fase en el CCCC se han establecido ya en distintos espacios de la Comunitat Valenciana, tanto en València como en Castellón y Alicante.
Llevar a Okuda San Miguel al Centre del Carme fue todo un éxito, ¿también era una declaración de intenciones?
Okuda San Miguel diseñó la falla municipal de 2018 en la plaza del Ayuntamiento de València bajo el título Equilibrio Universal. Su exposición en la Sala Ferreres del CCCC tuvo lugar coincidiendo con esto, se convirtió en un fenómeno sin precedentes y nos sirvió para afianzar nuestra apuesta por el arte urbano y nuestra vinculación con las Fallas, uniendo tradición y contemporaneidad. Sentó un precedente no solo en cuanto a dicha vinculación sino también porque hoy en día el arte urbano forma parte de nuestra programación habitual. En este 2021 tenemos dos exposiciones de artistas urbanos: la primera, una propuesta de Dulk, Rondalla del Fang; y hacia finales de año, una colectiva comisariada por el creador valenciano Vinz Feel Free.
¿Qué opinas de la polémica alrededor de la intervención de Okuda en el Faro de Ajo?
Se trata de un proyecto en circunstancias diferentes, no relacionado con el que presentó para el CCCC. Por lo visto, sobre la intervención en el Faro de Ajo recibió numerosas críticas negativas en cuanto a la cuestión estética, pero desconozco cómo surge el encargo o en qué condiciones se llevó a cabo, y eso siempre hay que tenerlo en cuenta. La cultura sirve a menudo para remover conciencias y abrir espacios de cuestionamiento.
Eres partidario de la intervención en el espacio público urbano, ¿se realiza la suficiente? ¿Por qué?
Soy partidario en unos márgenes determinados y pienso que queda mucho por hacer, ahora que el espacio público y sus usos están siendo modificados debido a las medidas sanitarias. Llevo décadas investigando y trabajando sobre el espacio público, pues permite una interacción directa entre artistas, obras y sociedad. De hecho, mi tesis doctoral, defendida en 2015, se titula «La mediación social del arte en el espacio público. Ahora, después, nunca» y es un recorrido a través de algunas de las capas que configuran el carácter global de la sociedad contemporánea, a la vez que analiza la repercusión de ese ideario en la representación que tiene lugar en el espacio público y la conformación del entorno urbano.
¿Cuáles son los principales proyectos que has iniciado como director gerente de Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana?
El Consorcio de Museos se ha convertido en una institución cultural que plantea relaciones horizontales con los agentes culturales y con los públicos, lo que ha permitido pasar de un modelo de cultura institucional a ser una institución al servicio de la cultura.
Lo más relevante creo que ha sido el desarrollo de un modelo de gestión en el que se ha democratizado el acceso de todas las personas creadoras a las programaciones de los museos y centros de arte públicos, a través de convocatorias dirigidas tanto a artistas como a comisarios y educadores, sumando proyectos de carácter social y educativo.
Asimismo, pusimos en marcha el programa Cultura Resident. Por primera vez la Comunitat Valenciana dispone de un programa de residencias de creación que ha situado a la región en el mapa nacional e internacional a través de diferentes redes que se han establecido con otras residencias en Helsinki, Praga, Santiago de Chile, Taipei o Lisboa.
¿Es el cómic un arte? ¿Debe estar en los museos?
Sí. Un espacio destinado a la cultura contemporánea, como es por ejemplo el CCCC, ha venido a completar el mapa museístico de la ciudad con actividades culturales y prácticas artísticas que no tenían lugar para desarrollarse, al menos de forma habitual. Nuestra labor no se ha limitado a ofrecer un área de exhibición sino también de experimentación con otros formatos de aproximación a los públicos, como puede ser a través de los eventos con los que colaboramos, vinculados al cómic, como Baba Kamo (festival y feria del libro ilustrado) o Tenderete.
València ha sido designada Capital Mundial del Diseño 2022 por la World Design Organization. ¿Vais a participar? ¿Con qué actividades?
Recientemente hemos formalizado un acuerdo de colaboración entre Consorcio de Museos —a través del CCCC— y València Capital Mundial del Diseño 2022 para la organización de varias exposiciones de cara a 2022, que convertirán el CCCC en uno de los epicentros de esta celebración.
Promovemos acciones innovadoras que aúnan diseño y patrimonio. Habrá talleres familiares en torno al azulejo valenciano, el mosaico de Nolla y la huerta valenciana. Son la antesala de varias exposiciones que se mostrarán en 2022, de las que podemos anticipar una gran muestra en relación al juguete, desarrollada por el colectivo valenciano Milimbo.
¿Qué destacarías del arte presente en la Comunitat Valenciana frente al que hay en el resto de España? ¿Está sustituyendo València a Barcelona como polo de creatividad y vanguardia artística?
Estamos teniendo buena aceptación, nuestras actividades y propuestas son acogidas con entusiasmo dentro y fuera de la Comunitat Valenciana. Cada territorio cuenta con agentes culturales que se esfuerzan porque el lema «cultura segura» se materialice en programación atractiva, en una realidad que haga compatible acatar las medidas sanitarias con seguir disfrutando de la cultura. Eso es lo destacable; el trabajo en equipo, la capacidad de sumar, aunar fuerzas sin distinción ni discriminación. En todas nuestras ciudades hay creatividad y talento.
En 2017 pusiste en marcha desde la Generalitat Valenciana (GVA) un programa de adquisiciones de arte contemporáneo, ¿con qué criterios? ¿Qué resultado está dando?
La colección de arte contemporáneo que ha creado la GVA está compuesta hasta el momento por 110 obras en las que se ha invertido más de un millón y medio de euros. El propósito ha sido desde su inicio reactivar el mercado del arte creado en la Comunitat Valenciana. Los criterios priman reunir una colección de piezas representativas de la actualidad artística en la Comunitat, construyendo un patrimonio de presente que se proyecta en el futuro.
El resultado está siendo muy satisfactorio tanto para galerías y artistas como para el público, a través de diferentes exposiciones que están recorriendo el territorio valenciano de la mano del Consorcio, mostrando diálogos entre las obras.
¿Qué joven artista, de entre todos los que han participado en los programas de residencia artística, te ha impresionado más?
Me impresiona que hayamos duplicado las solicitudes para tales programas y que precisamente en nuestras residencias no existan límites de edad para desarrollar el talento y los proyectos.
¿Qué te llevó a doctorarte en Bellas Artes una vez acabada la licenciatura en Derecho?
Ya siendo estudiante de Derecho me impliqué en actividades culturales, puse en práctica proyectos propios, investigué y me interesé por la capacidad de transformación social del arte. Así que fue un paso natural.
Como abogado, ¿has tenido algún pleito con VEGAP? ¿Cuál es tu opinión sobre el tratamiento de los derechos de imagen de las obras que se exponen en los museos?
Llevo tiempo sin ejercer la abogacía y, en cualquier caso, desde el Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana aplicamos las buenas prácticas profesionales y respetamos escrupulosamente los derechos de propiedad intelectual, tanto como los de igualdad de trato y oportunidades, accesibilidad, honorarios y transparencia.
Lo siguiente son los derechos de imagen de obras de arquitectura, ¿hay una progresiva apropiación del conocimiento humano en beneficio de unos pocos bajo la excusa de los derechos de autor?
Existen modelos de construcción cooperativa de conocimiento libre, impulsados por asociaciones y fundaciones que trabajan para prevenir tales desigualdades.
En 2015, Fernando Castro Flórez acuñó el término de «McMuseo» para referirse a franquicias como el Centre Pompidou de Málaga. ¿Qué opinión tienes sobre este tipo de centros culturales? ¿Eres más de McMuseos o de intervenciones con el MIAU de Fanzara?
Teniendo en cuenta que durante ciertos años emergieron centros como grandes contenedores sin capacidad para su mantenimiento posterior, al menos no contemplada en términos de sostenibilidad y coherencia con sus respectivos contextos, entiendo la reticencia a supuestas franquicias. Ante todo, hemos de cuidar y dotar de personal, instalaciones y programación en condiciones dignas los espacios existentes.
¿Cómo es la relación entre los agentes culturales públicos y privados en la Comunitat Valenciana? ¿Qué te parece el proyecto de La Rambleta? ¿Y la Feria de Arte Contemporáneo de Castellón Marte?
Cada espacio tiene su ubicación aunque los flujos de públicos sean variables, porque ofrecemos programaciones distintas y eso enriquece el panorama cultural, me parece un aspecto positivo a tener en cuenta. Considero de gran interés el modo en que la ciudad ejerce una función aglutinadora no solo de personas, sino de formas de vida y de modelos sociales, de modo que democratizar la cultura y que todo el mundo quepa importa. Detrás de cada proyecto que funciona hay buenos profesionales dándolo todo, como pasa con Lorena Palau en Rambleta.
En cuanto a Marte, es una feria única y todo un referente en la Comunitat Valenciana. Desde el punto de vista del Consorcio, Marte engloba algunos de nuestros objetivos en el ámbito cultural, como la vertebración del territorio, descentralizando su oferta con propuestas en distintas poblaciones de la provincia, así como el apoyo a la investigación. Tenemos varias líneas de colaboración y su actividad se ha mantenido pese a hechos como las restricciones de movilidad en pandemia, gracias al tesón y la profesionalidad de su organización.
Marte es una muestra que mira hacia el exterior, situando a Castellón en el mapa del arte contemporáneo, proyectando la creación de artistas del territorio y también hacia su propio entorno artístico, desarrollando una labor desde el punto de vista social y de la mediación para acercar los nuevos lenguajes de la contemporaneidad entre la ciudadanía; la considero de una evidente valía.
Uno de tus objetivos es llevar a cabo la descentralización de Alicante y Castellón respecto a la gestión de espacios culturales pertenecientes a la Comunitat. ¿Lo has conseguido?
Una de las claves ha sido entender que nuestro proyecto cultural no se circunscribe a programar exposiciones. Hasta mi llegada a la dirección del Consorcio de Museos, no se había trabajado en un programa de educación y mediación que se extendiera a todo el territorio, no solo en el ámbito de las instituciones culturales sino también en el espacio público y en el entorno educativo, con convocatorias como Resistències artístiques, que se desarrolla en 30 centros escolares (10 por provincia), Cercles, para proyectos de mediación cultural destinados a jóvenes, o CoSSos. Comunidad de Saberes Subalternos. En esta etapa, progresivamente, cada año aportamos contenidos culturales a unos 70 municipios de la Comunitat Valenciana.
En estos próximos años queremos reforzar algunas de las líneas creadas, relacionadas con la descentralización y territorialización de la actividad cultural, con especial atención a las zonas rurales y del interior de nuestras comarcas.
Además, otro de nuestros objetivos es tender puentes de internacionalización; continuar con el trabajo de democratización cultural, con proyectos artísticos de promoción de la igualdad, la inclusión y la participación cultural de la ciudadanía; se profundizará en el binomio educación y mediación como herramientas fundamentales para fidelizar a los públicos y crear otros nuevos.
¿Qué espacios culturales tenemos que visitar si vamos a Alicante o a Castellón?
El Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA) y el Museu d’Art Contemporani Vicente Aguilera Cerni de Vilafamés son dos centros muy interesantes con los que colaboramos desde el Consorcio, ya sea con exposiciones o con proyectos como nuestras convocatorias Reset, de relecturas de género y multiculturalidad, a la sazón de proyectos específicos dentro de nuestro programa de mediación y educación.
Desde hace tiempo la divulgación científica está consiguiendo llegar a la sociedad con charlas en bares, youtubers y visitando colegios e institutos. ¿Cuándo va a ocurrir algo similar en el mundo del arte? ¿Tiene el mundo del arte que tomar la calle como ha hecho la ciencia?
Quizás cabría preguntarse si parte de la calle ahora es el espacio virtual y, sí, desde el mundo del arte ya se trabaja en esa dirección con la mente abierta. El CCCC está entre los tres centros de arte españoles con cuenta activa en TikTok, siendo la más puntera la del Museo del Prado, seguida por el Thyssen-Bornemisza. Cuidamos nuestras redes sociales y streaming porque son una ventana más, pero no a título informativo sino como medio de interacción y convivencia. La experiencia virtual no sustituye a la presencial, la complementa.
El científico y Director General de Alta Inspección de la Generalitat, Javier S. Burgos, tras encontrar la sexta monomanía de Gericault nos comentó que su estrategia para evitar controversias con los críticos de arte fue publicar su descubrimiento en una revista científica en lugar de en una especializada en arte. ¿La ciencia tiene más poder que el arte? No me imagino a un crítico de arte hablando sobre la pandemia…
Uno de los múltiples aprendizajes que me llevo de programar y gestionar durante la pandemia, e incluso en el confinamiento, es que los museos y centros de arte han de incorporar las preocupaciones más inmediatas de la ciudadanía. Ahí radica un punto clave de su función social y, en este sentido, claro que se habla de pandemia, de enfermedad, de cuidados, de acompañamiento y resiliencia.
Una ingente cantidad de artistas abordan dichas cuestiones en sus trabajos desde hace mucho y han podido presentarlos a convocatorias del Consorcio. Algunos en formato residencia de investigación, otros materializando la obra con producción o exhibiéndola presencial y virtualmente. Acercamos a las personas a los museos pero también los museos y su programación a sus casas, en especial vía internet.
Hace menos de un mes el proyecto virtual del Centre del Carme Cultura Contemporània «#CCCCenCasa», impulsado en el confinamiento y continuado en esta aceleración digital, ha sido seleccionado por el jurado de la Arts in Health International Foundation (AiHIF) entre los 20 proyectos finalistas de artes en salud que optaban a los Premios #ArtsAgainstCovid edición 2021.
¿Por qué si vamos de visita a València tenemos que visitar el CCCC?
Porque en él la cultura, el arte y el estímulo siempre suceden. Entraremos para ver una exposición o un espectáculo concreto y saldremos transformados, habiendo vivido otras experiencias y sintiéndonos como en casa. El CCCC es un espacio de efervescencia cultural, donde confluyen diferentes propuestas radicalmente actuales, muchas de ellas sucediendo de forma simultánea por lo que, sin necesidad de estar informado de su programación, es un lugar para descubrir.
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