Si nos hubieran criogenizado durante las cuatro últimas décadas (ay, mejor los cuatro últimos meses, pensará alguno), sin duda la exposición Arte español a partir de la Colección Würth nos daría un retrato bastante fiel de qué ha pasado en el arte contemporáneo de nuestro país durante todo este tiempo. Puede parecer un supuesto bastante absurdo, pero sirve para entender el valor de una muestra con la que el Museo Würth La Rioja se anticipó, aún en la era prepandemia, a una tendencia actual propiciada por la amenaza del virus a la sostenibilidad de los centros artísticos y ya comentada en Mercurio: el interés creciente por las colecciones.
La apuesta por los fondos propios, está más que demostrado, es una práctica que no solo enriquece el patrimonio, sino que contribuye a situar a los artistas locales en el radar internacional. Así ocurrió a finales del siglo pasado, cuando el comisario de esta muestra, el catedrático en historia del arte y exdirector del IVAM Kosme de Barañano, hizo de seleccionador nacional eligiendo a diez artistas españoles representativos de aquel momento para el Museum Würth de Künzelsau, en Alemania. Eduardo Chillida, Luis Gordillo, Blanca Muñoz, Antoni Tàpies… el equipazo casi se podría recitar de memoria.
Veinte años después, el Würth La Rioja ha pedido a Barañano que vuelva a reunir a aquella quinta y le añada otros nombres clave de las dos últimas décadas, hasta 16 más. De ahí surge Arte español a partir de la Colección Würth, compuesta por más de un centenar de obras, que van desde una escultura emblemática de Manolo Valdés y una de las abstractas damas de Antonio Saura a varias fotografías de la serie Etiopía de Isabel Muñoz y uno de esos Espacios Ocultos o paisajes vaciados a los que nos ha habituado José Manuel Ballester en época reciente.
No hay intención de demarcar el arte patrio contemporáneo, sino un honesto esfuerzo para reflejar la obra de ciertos autores “por su capacidad de crear mundos nuevos”
Pese a la aparente mescolanza de voces y generaciones, la puesta en escena no puede resultar más armoniosa y contundente. No hay aquí intención de catalogar o demarcar el arte patrio contemporáneo, sino más bien el honesto esfuerzo de Kosme de Barañano para reflejar la obra de ciertos autores “por su capacidad de componer y de crear mundos nuevos”, según el comisario bilbaíno; un propósito que se antoja más necesario que nunca en nuestra quebradiza realidad actual, tan alejada de la normalidad que esta palabra ya empieza a sonar a broma.
Así pues, en esta antología todo es subjetivo, como el placer que experimentaron sus organizadores al juntar a muchos de los artistas (de entonces y de ahora, todos ellos decisivos) en la inauguración de la exposición, el pasado mes de noviembre, rememorando así el momento en que este museo abrió sus puertas en el municipio riojano de Agoncillo, allá por el año 2007. Gracias al relato que se sigue escribiendo con esas preclaras firmas –Koldobika Jauregi, Miquel Barceló, Alberto Corazón, Assumpció Mateu…–, se puede decir que en el Würth La Rioja hay colección para sobrevivir a varias pandemias. Lo suyo, de todos modos, sería apreciarla antes de que nos pongan a todos en estado de hibernación, por lo que pueda pasar.
Arte español a partir de la Colección Würth Comisariada por Kosme de Barañano Obras de Alfonso Albacete, Alberto Corazón, Eduardo Chillida, Luis Gordillo, Koldobika Jauregi, Blanca Muñoz, Miquel Navarro, Antonio Saura, Antoni Tàpies, Manolo Valdés, José Manuel Ballester, Miquel Barceló, Santiago Calatrava, Jorge Castillo, Cristian Domecq, Prudencio Irazabal, Xavier Mascaró, Assumpció Mateu, Isabel Muñoz, Aitor Ortiz, Jorge Palacios, Jaume Plensa, Monica Ridruejo, David Rodríguez Caballero, Ana Soler y Ramon Vinyes Museo Würth La Rioja Hasta el 18 de octubre de 2020 |
VISITA APTA PARA: Aficionados al arte contemporáneo (en general) y coleccionistas de sensaciones estéticas.
VISITA NO APTA PARA: Aquellos que llevan un seleccionador dentro y siempre discuten el criterio ajeno.