Horas críticas

Libros de la semana #26

Recomendaciones literarias de la redacción de Mercurio

El pensamiento conspiranoico, de Noel Ceballos (Arpa)

Un momento como el que actualmente atravesamos, de incertidumbre, inseguridad y cierta falta de asideros, supone un caldo de cultivo ideal para las teorías de lo que se conoce como conspiranoia: la tendencia a interpretar determinados acontecimientos —por no decir la gran mayoría— como fruto de una confabulación, producto de un gran complot orquestado por fuerzas o poderes ocultos a los ojos del ciudadano medio. Unas de las más asiduas en los últimos tiempos, como bien sabemos, proceden de los coronabulos desatados en torno a la pandemia, su negación misma y sus aún inciertos orígenes, motivo por el que este ensayo de Noel Ceballos resulta especialmente pertinente. No en vano, en sus páginas el autor compara la conspiranoia a un virus, por cómo va mutando y se adapta a los tiempos. Lo que aquí se nos ofrece es una auténtica historia de esta forma de entender el mundo que tiene su origen a finales del siglo XVIII y que hoy día no para de ganar adeptos. De Bill Gates a los Illuminati, pasando por Díaz Ayuso, la francmasonería, los templarios, los judíos, los bolcheviques y los comunistas, los jacobinos, Trump y Alex Jones, cada capítulo se abre con algún episodio reciente para luego vincularlo a algunos de los clásicos conspiranoicos. «La conspiranoia de cada época, por muy desfasada que pueda parecernos en ocasiones, suele revelar las claves menos evidentes del contexto histórico en que fue formulada», escribe el autor madrileño. Así pues, más allá del disparate que elucubran, estas visiones son una buena muestra de los temores (fundados o no, pero en cierto modo reales) de su tiempo. Como sucede a menudo con los personajes investigadores de una serie true crime que se obsesionan con un caso, los conspiranoicos acaban viendo pruebas donde no las hay, haciendo que encajen como un guante en su hipótesis inicial. La diferencia hoy, señala Ceballos, es que este tipo de especulaciones loquísimas no proceden, como antaño, del pueblo llano, sino que incluso son emitidas o apoyadas de forma explícita por los líderes mundiales, con todo el poder que eso les confiere; es decir, lo raro se ha institucionalizado: «La idea de un sistema coordinado, por siniestra que sea, resulta preferible a la realización de que flotamos a la deriva en un universo nihilista, gobernados por gente incompetente y expuestos a todo tipo de contingencias imprevisibles». El problema es que ciertamente, como muchas de estas teorías sostienen, existe una minoría acaudalada y poderosa que controla buena parte de nuestros designios, pero no a través de hilos secretos sino más bien con total exposición y nuestro visto bueno. Pero el auge de los populismos, especialmente los de extrema derecha, desvía la mirada hacia ese enemigo invisible que nos exime de culpa; y en eso, concluye el autor de este ensayo, todos pecamos: «La conspiración convierte algo complejo en causa-efecto pura y dura, nos libera de toda culpa al colocarnos en manos de supervillanos todopoderosos y moldea ansiedades abstractas hasta encontrar símbolos de nuestra propia paranoia por todas partes, desresponsabilizándonos de seguir indagando en los hechos: han sido ellos».


Manual de remedios literarios, de Ella Berthoud y Susan Elderkin (Siruela)

Rendidos a sus encantos, no podemos sino alegrarnos de que este valioso manual, originalmente publicado en 2017, alcance ahora su tercera edición en la colección El Ojo del Tiempo de Siruela. Por si a alguien le hacía falta, la pandemia ha demostrado —entre otras cuestiones— las innegables propiedades sanadoras y terapéuticas de la literatura. Precisamente las autoras de esta obra, que estudiaron literatura en Cambridge, fundaron hace más de una década en la londinense The School of Life un servicio de biblioterapia, esto es, de «prescripción de novelas para las dolencias de la vida». Y cuanto más duele la vida, más necesitamos los libros. Subtitulado Cómo curarnos con libros, este libro de delicioso y brillante pretexto se presenta como un tratado médico con recetas de lecturas glosadas de la A a la Z, cada una correspondiendo a un mal concreto (y a veces lo bastante abstracto como para necesitar la reflexión que solo el material escrito proporciona): de la pérdida de apetito a la desesperación existencial, de la crisis de los cuarenta a las extenuantes crianzas, de la resaca al miedo que a menudo supone el compromiso. Así, para la abstinencia recomiendan Adiós, muñeca, de Chandler; Maurice, de Forster, para la homofobia; el desencanto lo curan con El gran Meaulnes, de Alain-Fournier; la «elusión de la paternidad» con Faulks y La canción del cielo; las crisis de vestuario, en fin, con Gente fabulosa, de Tulloch; etcétera, etcétera. Como vemos, no son métodos curativos obvios ni facilones en absoluto. A veces son varios y sorprendentes, como en «las diez mejores novelas para leer en el hospital». Como introducen las propias autoras, su particular dispensario incluye «bálsamos» de Beckett, «torniquetes» de Tólstoi, «calmantes» de Calvino y «purgas» de Proust, por citar algunos remedios. Dos mil años de literatura que abarcan «desde Apuleyo y El asno de oro […] hasta los tónicos contemporáneos de Jonathan Franzen y Haruki Murakami». Con gran sentido del humor y afilado ingenio en su prosa, Ella Berthoud y Susan Elderkin no solo proponen lecturas sino también ciertos consejos caseros que, parodiando los tips de las revistas de estilo de vida (ya saben), nos harán la vida intelectual más fácil; por ejemplo, crearse una balda de favoritos para fulminar las dudas sobre nuestra identidad lectora. Al fin y al cabo las novelas siempre han existido y, mucho antes que los inventos modernos de crecepelo y autoayuda, han procurado solaz o al menos han aliviado nuestra necesidad de drama o tragedias.Ya lo dice el periodista satírico P. J. O’Rourke en una de las citas que abren este maravilloso y muy regalable libro: «Lee siempre algo con lo que vayas a quedar bien si te mueres a la mitad». Por lo que pueda pasar, se entiende.


El ladrón de libros, de Alessandro Tota y Pierre Van Hove (El Mono Libre)

Que el arte es un asunto serio, por su trascendencia en todos los órdenes vitales y por su capacidad de transformarnos, parece indiscutible. Cuestión distinta es que se tome demasiado en serio, o que así lo hagan quienes lo practican. Pocas veces se han retratado como en este cómic los entresijos del mundillo literario, una secta o un culto que suele tener al frente a verdaderos gurús y a la que no cualquiera es bienvenido o puede acceder, al menos sin superar algunos —digamos— ritos de iniciación, que probablemente pasen por tragarse muchos sapos y alimentar los egos adecuados. Publicado originalmente en francés en 2015, nos llega ahora de la mano de la editorial El Mono Libre este título —no confundir con el superventas juvenil La ladrona de libros— que, pese a retratar el frenético y bullente ambiente de la Europa de los años 50, nos hace pensar que no tantas cosas han cambiado, ni desde luego tantas han sido muy revolucionarias, en el panorama intelectual con el paso de estas décadas. Su protagonista estudia Derecho pero sueña con ser poeta, y ama tanto los libros que se dedica a robarlos («es una pasión irrefenable: incluso he tenido que buscarme un escondrijo seguro en un viejo local para ocultarlos», confiesa); y no solo como objetos. El plagio de unos versos poco conocidos, frente a un público de la alta cultura aficionado a otro tipo de lecturas, le valdrá para ser admitido en un grupo de artistas bohemios y bastante macarras que deambulan por el París de la época a la sombra de autores como Jean-Paul Sartre y editores como Gaston Gallimard. Con guion del italiano Alessandro Tota, de amplia trayectoria en este arte, y dibujos del francés Pierre Van Hove, más centrado en su carrera en el mundo de la animación, este es el relato de los duelos e intrigas por el cetro literario de un momento histórico donde también, conviene recordarlo, ser literato de prestigio podía conceder más gloria que hoy día; la historia, también, del auge y caída de un impostor: «Me describo a mí mismo como un profundo conocedor de la modernidad, un revolucionario del lenguaje, un aventurero con designios misteriosos…». Con sutil ironía y un tono entre la crónica melancólica y el thriller de tintes negros, el cómic de Tota y Van Hove logra desmitificar la época y de paso retrata sin ambages el postureo de aquel entorno, sus personajes trepas o arrimados al éxito de otros y lo ridículo de pretender disfrazar de vanguardia social lo que no es más que mero oportunismo: «Al fin y al cabo, ¿no es saber reinventarse la clave del éxito duradero?», se pregunta el poeta en ciernes. Pues seguramente, sí, pero no nos pregunten a nosotros.


Alma máquina. La invención de la mente moderna, de George Makari (Sexto Piso)

Convenimos con el prólogo de este ensayo la tesis de que buena parte de la cultura occidental reside en la creencia de que la mente es lo que más se acerca a lo que somos, a nuestra identidad. La paradoja es que parece imposible, aún a día de hoy, llegar a determinar su verdadera existencia y funcionamiento, al menos de forma inequívoca; todavía hay muchos expertos que, de hecho, la niegan en redondo. El historiador, psiquiatra y psicoanalista estadounidense George Makari aborda este asunto remontándose a los comienzos de la Edad Moderna y más tarde al nacimiento del concepto de mente con la Ilustración, un periodo ahora controvertido por cuanto también hay dudas sobre su verdadera delimitación: «La invención de la mente no fue el resultado de un apacible debate académico», sostiene. «La mente fue una idea desestabilizadora, hereje, que surgió a partir de una discusión intensa, a menudo violenta […] esta historia comienza y termina con sangre derramada». Lo que tenemos entre manos es un monumental ensayo sobre la transición histórica entre la idea de alma, mayormente asociada a lo divino, y la de mente, ligada en cambio a lo científico pero a la vez distinta a todo lo demás que compone el cuerpo humano. Por eso aquí se dan cita algunos de los más influyentes pensadores —de Sócrates a Kant, pasando por Newton, Locke, Rousseau o Foucault—, pero también médicos e incluso profetas, brujas y auténticos lunáticos. Una revisión eminentemente social donde confluyen medicina, religión, filosofía y ciencia, pero también política y ética, que parte del siglo XVII y llega hasta las teorías del psicoanálisis o la más reciente neurociencia. El rigor de esta investigación firmada por el autor de Revolución en mente (2012), lejos del academicismo, no le resta un ápice de interés, al centrarse en temas que afectan a nuestro tiempo (y a todos los tiempos, en realidad) con genuina pasión. A fin de cuentas, esta es una historia de los choques dialécticos que dieron lugar a la cultura occidental moderna, puesto que «la modernidad ha logrado dar respuesta a muchas cosas, pero nunca ha encontrado una manera de reconciliar plenamente el complejo triunvirato de cuerpo, alma y mente. En su lugar, nos ha dejado afligidos, divididos frente a narrativas, valores y racionalizaciones que han estado enfrentados desde entonces». Todo un enigma el de la mente, que abarca tanto lo físico como lo espiritual y que, debido a esa complejidad, no nos concede tregua alguna: «En el corazón de ese laberinto invisible existimos, creadores y habitantes de nuestros mundos interiores, híbridos modernos de alma y máquina». Aunque nunca acabemos de saber, a ciencia cierta, qué somos.

4 Comentarios

  1. Maria Teresa Barceló Delgado

    ¿Dónde puedo encontrar la revista Mercurio en papel?
    Vivo en Valencia capital, en el centro.

    Gracias.

    • Hola, María Teresa, gracias por tu interés.
      En Valencia capital se distribuye en estos puntos: Ramón Llull (Carrer de la Corona, 5), Bartleby (C/ Cádiz, 50), Centro de Arte Bombas Gens (Avda. Burjassot, 54), La Batisfera (Esquina Carrer de la Reina, 167 con Calle Carles Ros, 32) y Espai Rambleta (Bulevar Sur, esquina con Calle Pío IX).

      En caso de que no encontraras ya ejemplares, podríamos hacerte llegar un ejemplar si nos facilitas una dirección postal, escribiéndonos al email «directora.comercial@revistamercurio.es». Un cordial saludo.

  2. José Antonio Alcalde González

    Hola, soy José Antonio. Y, en Córdoba capital, ¿dónde puedo encontrarla?

    • Buenas tardes, José Antonio. A causa de que la Covid-19 sigue complicando la distribución, el último número solo pudo llegar al Centro de Creación Contemporánea de Andalucía y a La República de las Letras. Gracias por tu interés y un cordial saludo.

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