A finales del pasado mes de enero, moría a los 87 años y tras varios de enfermedad, el científico holandés Paul Jozef Crutzen, Premio Nobel de Química en 1995 por sus estudios en torno a la contaminación causante del agujero en la capa de ozono. Poco después, no obstante, alumbraría el concepto de moda en los últimos tiempos para definir el impacto del paso de la humanidad por el planeta: Antropoceno. Una era geológica que habría podido comenzar con la Revolución Industrial del siglo XVIII y que las bombas atómicas de mediados del siglo pasado habrían consolidado de manera definitiva. En medio de una emergencia climática que se agrava a cada año que pasa sin decisiones políticas de calado, se ha asumido que constituimos un estrato más de la historia, aquel más nocivo e irreversible de cuantos se han ido añadiendo desde el origen de los tiempos.
La exposición Blind Sensorium: Antropología visual, que acoge desde la semana pasada Matadero Madrid, no es ajena a este contexto. No solo eso, sino que su intención, además de ofrecer una aproximación visual a este fenómeno del clima contemporáneo, es contribuir a su investigación, al menos en el sentido de señalar a las claras el papel de las sociedades modernas en lo que supone una nefasta mutación de la Tierra. El fotógrafo y cineasta documental italiano Armin Linke (Milán, 1966) exhibe aquí una serie de piezas en torno a este grave conflicto que implica —o debería hacerlo— a las instituciones en su relación con los ecosistemas y los paisajes derivados del consumismo y el extractivismo. Un proyecto de largo desarrollo y alcance que parte de su colaboración con la Fundació Sorigué, y que ya ha mostrado sus primeros frutos en iniciativas recientes de ámbito europeo.
La muestra de Matadero Madrid es la primera que se dedica en exclusiva a su obra en España, pero dada su trascendencia, casi con toda seguridad no será la última. Su videoinstalación Blind Sensorium, que condensa en una serie de imágenes fotográficas y fílmicas más de un década de «antropología visual» sobre el terreno junto a sus colaboradores Giulia Bruno y Giuseppe Ielasi, apunta hacia una de las claves de este asunto de inabarcables proporciones: el rol mismo de la representación óptica que hacemos de la hecatombe climática. Se podría decir que la época actual tiene algo también de «Imagoceno», por la saturación visual a que todo se expone, pero lo que a Linke le interesa es reflexionar sobre si estas representaciones son las que necesitamos para que nuestros saberes (política, economía y ciencia, pero también cultura y tecnología) se adecúen a los retos de la actualidad.
La obra de Armin Linke apunta hacia el rol mismo de la representación visual que hacemos de la hecatombe climática
«En las imágenes que representan la transformación global de infraestructuras y la interacción entre entornos naturales y artificiales, las personas suelen aparecer como figuras mínimas en relación con proyectos masivos de arquitectura o ingeniería», ha señalado el artista italiano de forma reciente. Él y su equipo, en cambio, decidieron con este proyecto enfocar a las personas y a su respuesta efectiva: en la videoinstalación, él y su equipo entrevistan a científicos y activistas, accediendo a puntos calientes que van de los laboratorios o las salas de debate de la ONU a las zonas de extracción de recursos. Además de esta pieza, se presentan materiales adicionales de archivo, incluyendo sagaces disertaciones a cargo de especialistas, y un grupo de fotos comentadas por prestigiosas mentes como las de Ariella Azoulay, Lorraine Daston, Bruno Latour o Jan Zalasiewicz.
Docente además de investigador en el MIT de Cambridge, a lo largo de más de más de dos décadas Linke ha evidenciado las formas en que la acción del hombre, canalizada a través de la economía globalizadora, ha trastocado el medioambiente para que se ahormara a sus propios intereses. La contradicción sigue siendo, como plantea su obra de modo pertinente y provechoso para la mente, los escasos esfuerzos que se emprenden para distinguir aquello que es fruto de nuestro aparente predominio en la Tierra —al menos, hasta ahora— y la biosfera en sí misma. Por desgracia, a menudo la conclusión de observar sus análisis visuales nos llevará a pensar que estamos en todo, que nuestra traza es indeleble en el peor de los sentidos, como el ADN de un homicida en la escena del crimen. El paisaje, testigo de excepción, nos delata.
Con esta exposición, Matadero Madrid sigue ahondando en una línea investigativa en torno a la emergencia climática que emprendió en el año 2018 y que nos ha dejado hasta la fecha iniciativas tan interesantes como el Instituto Mutante de Narrativas Ambientales. Un laboratorio de experiencias en el marco del cual se van generando piezas con diversidad de procedencias y formatos, y que Blind Sensorium. Antropología visual no hace más que amplificar, no solo a través de la muestra sino también con el programa de actividades paralelas que incluye ponencias y encuentros de temáticas afines. Se trata de comprender, como Linke, que todo lo que hacemos y dejamos de hacer es parte del mundo que nos estamos legando.
Blind Sensorium. Antropología visual Armin Linke Matadero Madrid Coproducida por Fundació Sorigué Hasta el 20 de mayo de 2021 |