En 1917, un cambio importante en la biografía de Picasso produce en su pintura, ya iniciada en los caminos del cubismo, fuertes contrastes. El artista está enamorado de una bailarina -Olga Khokjlova- y sigue a su compañía en su gira, que concluye en el Liceo de Barcelona. El regreso a esta ciudad durante unos meses pone al genio de nuevo en contacto con el noucentismo, y Picasso, que acaba de cambiar para siempre la historia del arte, vuelve a acercarse a un cierto clasicismo produciendo piezas como el Arlequín, una figura ampliamente abordada en su obra. Este cuadro es una muestra de su interés por el volumen de las formas.
«Aunque su pintura ya había entrado en los caminos del cubismo, su vuelta a Barcelona en 1917 le vuelve a poner en contacto con el noucentismo«
El Museo Picasso de Málaga, que iba a celebrar esta primavera una muestra en torno a una de las obras emblema del Picasso de Barcelona, una exposición que quería dar la bienvenida a la apertura del Teatro Soho en la ciudad (el espacio escénico auspiciado por Antonio Banderas), se vio, como todos, obligado a clausurar su programa con la pandemia. Y luego, a buscar una salida digital para los meses de trabajo e inversiones que supone una exposición como la presente.
La propuesta logra no ser un corta pega del proyecto pensado originalmente para el Museo y adquirir vida propia conduciendo al espectador por los vericuetos del lienzo y su contexto, además de por las investigaciones como las que han cuestionado quién era y de dónde procedía el modelo, Léonide Massine, como la desarrollada por el Picasso de Barcelona en 2017. En total se pueden contemplar medio centenar de imágenes y documentos, entre los que se incluyen fragmentos de películas, una antología de textos, referencias bibliográficas y reproducciones de obras que no habrían podido estar físicamente en el proyecto inicial.
Arlequín. Una exposición para mirar y leer es la primera muestra digital en la historia del museo, con la que la institución da a conocer los motivos por los que Picasso hizo suyo al bufón por excelencia de la Commedia dell’arte.
Una experiencia, enuncia José Lebrero, el director del museo, concebida a la manera de un libro digital. «Es casi un libro ilustrado o unas ilustraciones con texto, porque palabras e imágenes tienen la misma relevancia, mientras que en las exposiciones presenciales tienen más importancia las imágenes, los cuadros», explica Lebrero, que con este esfuerzo acelerado por el Estado de Alarma da por inaugurada -y con éxito- una nueva sección de exposiciones digitales.
«La propuesta adquiere vida propia respecto al proyecto inicial para convertirse un un verdadero recorrido por la fijación del pintor por esta figura del teatro»
Una cronología, un acercamiento a la figura del arlequín y a su presencia en la obra de Picasso, así como a la importancia que el mundo del teatro tienen en su producción, y otras secciones en torno a temas como las máscaras y la Commedia Dell’Arte redondean un rico recorrido que apunta claramente una museística del futuro, a una experiencia completa que, si bien no sustituye el paseo por una sala, sí debería complementarlo en el mundo de mañana. El espectador se llevará esta certeza, la de que es posible contemplar una exposición de esta manera, pero también un conocimiento notable sobre la feliz relación de Picasso con las artes del teatro.
Arlequín Comisariada por José Lebrero Museo Picasso de Málaga https://www.museopicassomalaga.org/en/node/36091 |
VISITAS APTAS PARA: Espectadores a los que les gusta asomarse detrás de los cuadros para saber qué historia cuentan.
VISITAS NO APTAS PARA: Enfermos de nostalgia del mundo analógico que aún no creen en las posibilidades del arte en la red.
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