Horas críticas Analógica

«Libre», de Lea Ypi: biografismo o barbarie

He tardado algunos días —algunos días de más— en aceptar que tenía que desprenderme de la compañía de Lea Ypi (Tirana, 1979). Cuesta desembarazarse de un tono narrativo tan curioso, puesto que su autora, que procede del mundo académico, efectúa aquí un impecable ejercicio de estilo. Su motivación principal es la de crear un puente con el lector en forma de novela para narrar la historia reciente de Albania. Libre. El desafío de crecer en el fin de la historia, que publica Anagrama, se lee como una advertencia para quien cree saberlo todo cuando no sabe nada. Hablo de quien trata de explicar el funcionamiento de un pueblo a través de su economía y política, y no de sus habitantes, de las vidas que estos llevan. La construcción del estado albanés moderno y el derrumbamiento del antiguo régimen merecen narrarse en otros términos que no puedan rastrearse en los libros de texto o en los manuales, sino que se hayan preservado en los testimonios orales, en las conversaciones en familia o entre vecinos, en diarios íntimos, en papelitos escondidos por la casa. El estilo de Ypi es ese, el que trata de preservar la experiencia cotidiana y proteger lo que genera comunidad y entendimiento, ya que, como diría María Zambrano, «toda la vida humana lleva consigo una forma, un estilo».

En Libre, Lea Ypi relata con suma brillantez y elegancia los últimos años de Albania bajo el régimen comunista de Enver Hoxha, más conocido como el tío Enver, así como la posterior caída del país —a la desaparición de Hoxha— en el mercado libre y en un liberalismo global desenfrenado. Lo hace en dos partes, y añade un epílogo donde recoge su visión ya desde su estatus más actual, el de profesora de Teoría Económica en la London School of Economics. No hay aspavientos ni fuegos artificiales en Libre: quien espere un retrato de Albania sobredimensionado por la literatura, puede abandonar las páginas de este libro. Tampoco se encuentran en él diagnósticos geopolíticos ni peroratas discursivas en torno al fascismo, al comunismo, a cualquier ideología en general. Al igual que no hay condena política, el juicio ético o moral está suspendido. Porque por fin alguien se sienta junto a Ismail Kadaré, y es capaz de explicar la historia a través de la experiencia de quien vive sus tropiezos y sus desilusiones.

En aquellas dos primeras secciones, nos encontramos con una Lea Ypi casi adolescente, que crece mientras el régimen agoniza y muere para dar paso a una época de confusión y fuga de los albaneses hacia otras partes más prósperas de Europa. No por nada, una de las fotografías más inolvidables del libro es una discusión que los padres de Ypi mantienen con unos vecinos que les son muy próximos, en todos los sentidos, por el robo de una lata de Coca-Cola vacía. La madre de Ypi consigue reunir algo de dinero para hacerse con una, y es que dentro del país cualquier elemento que rezume capitalismo se toma como algo exótico, algo a exhibir y de lo que presumir, aunque sean los restos que el dinero deja a su paso lo que se idealice. Así las cosas, un día la lata desaparece, y su vecina aparece con una completamente igual a la suya, ¿cómo no? El distanciamiento se hace efectivo en cuanto la sospecha se pone encima de la mesa, y la honestidad de todos queda expuesta. La niña Ypi, que no desea la desunión en un ambiente que es, de algún modo, todo el mundo que conoce, decide esconderse y no salir hasta que la confianza se restablezca. Ambas familias, la suya propia y la de los vecinos, comienzan a buscarla sin descanso y dejan a un lado sus diferencias.

La escritora y politóloga albanesa Lea Ypi. / Foto: Stuart Simpson

 

La aportación fundamental de Ypi, desde un punto de vista narrativo, es la de emplear el molde novelístico para alumbrar una nueva antropología, un punto de partida desde lo que da en llamar «biografismo», y explicar así la historia de su familia mientras se va contando inopinadamente la historia de su país. La cuestión biográfica es de suma importancia en el texto de Ypi, era lo que permitía saber o no saber, entender las conversaciones, los nombres en clave y los lamentos a media noche. Así lo expresa en la novela: «La biografía constituía la respuesta universal a cualquier tipo de preguntas, el principio sin el cual todo conocimiento se reducía a mera opinión. Hay palabras sobre cuyo significado es imposible indagar, bien porque son tan básicas que se explican por sí solas y explican todo lo que esté relacionado con ellas, o bien porque puede resultar embarazoso evidenciar tu ignorancia preguntando por el sentido de algo que es tan obvio para todos». Este acto de generosidad de la escritora albanesa, el de enlazar los hechos históricos con su vida privada, hace que el tono de la novela reniegue del sensacionalismo y del titular político, y nos traslade a su álbum de fotos familiar. También a señalar lo que ha roto el corazón de Europa, la idolatría y el fanatismo. Si no, ¿por qué competían por el lugar de privilegio en los hogares albaneses una lata de Coca-Cola y una fotografía del tío Enver? Volviendo a lo que comentábamos unas líneas más arriba sobre las narrativas enfermas de valoraciones históricas a posteriori, el relato de Ypi es claro. Uno aprende «a vivir con una sensación de precariedad constante».

 


 LIBRE. EL DESAFÍO DE CRECER EN EL FIN DE LA HISTORIA
Lea Ypi
Traducción de Cecilia Ceriani
ANAGRAMA
(Barcelona, 2023)
328 páginas
20,90 €

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