¿De qué o de quién nos protegemos? Ese es el interrogante que subyace en la exposición que acoge estos días Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma, la primera de la temporada 2021, bajo el título Memoria de la defensa: arquitecturas físicas y mentales. En un contexto en el que la sociedad, más sensible que nunca a los peligros sobre la salud y el bienestar que acechan en nuestro entorno, trata de reducir los riesgos al mínimo, de enclaustrarse con los suyos y de cerrar la puerta a todo aquello que sea ajeno a su burbuja afectiva e ideológica, esta oportuna muestra colectiva (con obras de hasta 17 artistas de distinta procedencia) pretende indagar en las diversas razones de ser de las estructuras arquitectónicas defensivas en el mundo de hoy. Una protección del exterior cuya función guardiana no responde tanto a los ataques tangibles como al temor a la contaminación y la desestabilización sobre unas vidas ya precarias, un sentimiento que sin duda es construido y aprovechado desde el espectro político.
Lo interesante de este proyecto es que se asienta sobre una metarreflexión en torno al propio espacio museístico, a saber: la condición original del edificio en que se ubica Es Baluard, una fortaleza renacentista concebida por Giovan Giacomo Paleari Fratino, ingeniero militar y arquitecto de origen suizo que desarrolló buena parte de su actividad en las Baleares y del que se acaba de cumplir el 500 aniversario de su nacimiento. Esta revisión del pasado se explicita en una primera sala de la exposición cuyas obras remiten a planos, mapas y fotografías de épocas diferentes, conformando una suerte de Historia universal fortificada con la que sus comisarias, Imma Prieto y Pilar Rubí, quieren plantear los vínculos con el presente y cuestionar la legitimidad de ciertas arquitecturas defensivas en pleno siglo XXI: «¿Hay alguna relación entre las murallas medievales, el muro que separa Palestina e Israel o las alambradas de Ceuta y Melilla?», se preguntan, y a la vez nos hacen preguntarnos quién es el otro en estos casos.
Partiendo de esas conexiones entre pasado y presente, así como de la idea de prisión propuesta por Michel Foucault en su ensayo Vigilar y Castigar (1975), el segundo de los espacios expositivos exhibe piezas dominadas por los barrotes, como en M131 de Juan Genovés, que nos presenta la arquitectura de la represión franquista; o en Six prisons de Peter Halley, cuyas formas geométricas evocan las celdas en que a veces parecen convertirse las viviendas, dentro de unas sociedades a las que se pretende aisladas y compartimentadas según un férreo aunque invisible sistema de clases. Para acercar estas reflexiones al ámbito local, se incluyen una serie de testimonios de quienes han vivido las sucesivas transformaciones del baluarte mallorquín, que antes de mutar en museo fue también hospital y cuartel. Memoria activa que da sentido a la lucha para que lo acaecido en aquel barrio no quede sepultado bajo nuevas edificaciones.
Finalmente, una tercera sala nos lleva a situarnos ante la arquitectura de defensa y militarización en los conflictos armados que presentan heridas aún sangrantes, a través de un grupo de instalaciones y piezas de vídeo que narran la posguerra talibán de los suburbios de Kabul en War Games (what I saw) de Lida Abdul; el viaje de dos amantes libaneses hacia Ramala en Mondial 2010 de Roy Dib; el ecofeminismo en la siria Rojaba, visto por Marwa Arsanios en Who is afraid of ideology?; las políticas de rearme defensivo de Alemania Occidental durante la Guerra Fría en Starfighter de Wolf Vostell, y el diálogo entre colonialismo y estructuras arquitectónicas de poder en la obra El imperio de la Ley de Daniela Ortiz. A esta selección se añaden una serie de obras enraizadas en la actualidad más viva con obras que nos siguen hablando del miedo consolidado alrededor de los muros, las alambradas, las fronteras, las cárceles y, desde luego, las ideas.
A fin de cuentas, lo que cuestiona la muestra de Es Baluard es la propia identidad de los museos como lugares para crear comunidad, para incidir en la destrucción de barreras —tanto físicas como psicológicas, tanto efectivas como simbólicas— y para relacionarse con lo de fuera sobre la base del respeto y los afectos. De ahí que sus comisarias se propongan detectar «las grietas urbanas, físicas y geográficas que constituyen la fractura que designa esas fronteras visibles e invisibles de nuestro tiempo», con el fin de deconstruirlas y generar alternativas inclusivas que cohesionen, también desde el punto de vista arquitectónico, unas sociedades tan deslavazadas como en el fondo son las nuestras, sobre todo cuando llegan los periodos de crisis, que se auguran cada vez más frecuentes. Quizá haya llegado el momento de bajar las defensas y empezar a confiar en nuestra capacidad de relacionarnos con otros modos de ver las cosas.
Memoria de la defensa: arquitecturas físicas y mentales Comisariada por Imma Prieto y Pilar Rubí Obras de Lida Abdul, Marwa Arsanios, Roy Dib, Mounir Fatmi, Jorge García, Juan Genovés, Leo Gestel, Patricia Gómez & Mª Jesús González, Petrit Halilaj, Peter Halley, Mestre de la conquesta de Mallorca, Antoni Muntadas, Daniela Ortiz, Tommaso Realfonso, Wolf Vostell y Kemang Wa Lehulere Es Baluard Museu, Palma de Mallorca Hasta el 26 de septiembre de 2021 |