Cuando Lem vio entrar en la taberna a Chess seguido por Neurénula, supo que algo iba mal.
—¿Qué ha hecho esta vez vuestro «padre»? —preguntó marcando las comillas irónicas con los dedos.
—La pregunta no es qué, sino dónde —contestó el metagato subiéndose de un salto a la barra, y en pocas palabras contó la última aventura de Milijon.
—Y la perla de Solaris está menguando —añadió Neurénula—, por lo que es probable que la que hay en Solaris II, en el fondo de la laguna, también. Su diámetro disminuye muy lentamente, alrededor de un par de milímetros al día; pero si Milijon no vuelve pronto, no podrá pasar por ella y quedará atrapado dondequiera que esté.
En aquel momento salió de detrás de la barra AsimoV, cuya pequeña estatura lo había mantenido oculto.
—Las matemáticas no son mi fuerte —dijo—, pero pienso que esa perla podría ser la intersección de una hiperesfera con nuestro universo.
—Las matemáticas sí que son mi fuerte y creo que podrías tener razón —convino Chess acariciando el aire con su peluda cola.
—No veo… — Lem.
—No puedes verlo —lo interrumpió el metagato—. Nadie puede, ni siquiera yo. Somos seres tridimensionales, no podemos concebir entidades de cuatro o más dimensiones. Solo podemos representar burdamente la intersección de una hiperesfera con un espacio 3D descendiendo una dimensión e imaginando la intersección de una esfera con un plano.
—Que sería un círculo —dijo Lem—. Pero…
—No hay pero que valga. Imaginemos que en ese plano viven unas criaturas bidimensionales que se deslizan por él cual sombras por una pared —prosiguió Chess.
—Como en Planilandia, la novela de Edwin Abbott —comentó Lem.
—Exactamente… O no tan exactamente —precisó Chess—, pues en realidad el plano es una superficie curva, si queremos que sea el trasunto bidimensional de nuestro universo. Por lo que el círculo es en realidad un casquete esférico, como la superficie de un estanque, que nos parece plana porque no percibimos la curvatura del planeta. Por tanto, la criatura supuestamente plana, en función de su imperceptible curvatura, tal vez pueda deslizarse por la superficie de la esfera y salir de su mundo.
—Si la perla disminuye de tamaño, quiere decir que la supuesta hiperesfera se está despegando de nuestro universo —dijo Lem—. ¿Y la otra perla?
—La perla de Solaris II podría ser el extremo de un agujero de gusano creado por el océano pensante para comunicarse con su fragmento de la laguna —contestó Neurénula—. Hemos intentado localizarla, pero no lo hemos conseguido. Aunque la laguna no es muy grande, el líquido solariano es tan espeso como una sopa de guisantes. En cualquier caso, como he dicho antes, es razonable suponer que ambas perlas disminuyan de tamaño al mismo ritmo.
—Tan espeso como una sopa de guisantes… Una expresión arcaica y típicamente terrestre —observó AsimoV—. Sorprende oírla en boca de una niña solariana.
—Ten en cuenta que es «hija» de Tichy —dijo Lem marcando las comillas con los dedos.
—Que pasará de hija a huérfana si no encontramos pronto una manera de traer de vuelta a ese insensato —añadió Chess.
Tichy parece que tiene la posibilidad de explorar el hiperespacio, o lo que sea que conecte ambas perlas. A ver si nos explica el motivo por el cual no ha vuelto a salir por la primera perla, aunque también será interesante ver cómo vuelve y lo que tenga que contar sobre haya sido capaz de captar.
Con tanto «lo que», se ve que el tercero se me ha perdido en el hiperespacio 🙂
Un loco y un loque (forma inclusiva de loco/loca) perdidos ¿en el hiperespacio? Interesante…
!Qué bien suena!
Atrapados en la esfericidad. No es extraño pues que en la Naturaleza no haya líneas rectas. Serían una buena via de imposible arbitrio y libertad. El campo gravitacional de las estrellas y los planetas, con génesis similares a esas perlas de agua de las lluvias, que no obstante productos de fragmentación violenta buscan siempre la esfericidad. Sobre ellas cualquier supuesta linea recta nos obligarán a caer o reflexionar hacia en el centro. ¿Hacia el equilibrio o para comenzar de nuevo? Supongo que para iniciar otra vez en eterna desestabilidad.