La Taberna Flotante

Minijon

Taberna Flotante #61

Ricou Browning como la criatura de la Laguna Negra

Durante varios minutos que se les hicieron interminables, Mou Gonza y Ric Ric permanecieron inmóviles como estatuas, contemplando horrorizados las cenagosas aguas.

—Calma, muchachos —dijo Chess—, estáis segregando tanta adrenalina que vais a asustar a la pobre criatura de la laguna.

—¡La pobre criatura ha arrastrado a Tichy a las profundidades! —exclamó Mou.

—Y ya no se percibe el menor burbujeo en la superficie —añadió Ric Ric.

—Porque los huevos no respiran —dijo Chess señalando con la cola un objeto ovalado que apareció de pronto en la superficie.

Con movimientos lentos y pausados, el gato solariano se introdujo en las turbias aguas, nadó hasta el ovoide flotante y lo empujó hasta la orilla.

—Parece un huevo de avestruz —comentó Mou.

—Pues vamos a incubarlo —dijo Chess—. Con la mente, quiero decir, no hace falta que os sentéis encima. Pensad en el diminuto astronauta del cuento de Ric Ric.

A pesar de que la situación les parecía tan disparatada como espantosa, no pudieron evitar seguir las instrucciones del metagato. Ric Ric visualizó mentalmente el momento de su relato en el que el diminuto avatar de Ijon Tichy salía de una caja, y Mou recordó sus sensaciones al leer el borrador de La visita y los comentarios que le había hecho a su colega.

Y de pronto el huevo se rompió en mil pedazos, como por efecto de una pequeña explosión, y de su interior surgió una versión miniaturizada de la criatura de la laguna.

—¡Ha funcionado! —exclamó el diminuto ser con una voz tan aguda como el chillido de una rata.

—No pongáis esa cara, muchachos —dijo Chess—. ¿No reconocéis a vuestro amigo?

—Soy yo —dijo la criatura en miniatura, y se arrancó la cabeza.

Pero debajo de la cabeza pisciforme había otra: la de Tichy, que los miraba muy sonriente.

—¡No puedes ser tú! —exclamó Mou.

—Si hay algo más absurdo que decir «Soy yo» —comentó Chess con una mueca displicente—, es contestar «No puedes ser tú».

—Eso no puede ser Tichy —dijo Ric Ric—. No se puede miniaturizar a un ser humano. Si dentro de esa cabeza hay un cerebro, pesará unos pocos gramos.

—Un gramo y medio aproximadamente —precisó Chess—, puesto que el pequeño Tichy, al que llamaremos Minijon, mide unos veinte centímetros, por lo que es una copia reducida a escala lineal 1:10. Y por lo tanto es, en peso y volumen, unas mil veces menor que Tichy. Y puesto que el cerebro humano pesa aproximadamente un kilo y medio…

—En ese cerebro de un gramo y medio habrá mil veces menos neuronas que en un cerebro humano —concluyó Mou—, o sea, unas ochenta o noventa mil. Como mucho, eso tiene el cerebro de un ratón.

—No pienses en neuronas normales —replicó Chess—, piensa en neuronas miniaturizadas.

—No se puede miniaturizar mucho una neurona sin que deje de cumplir eficazmente todas sus funciones —objetó Ric Ric.

—¡Dejad de hablar de mí como si no estuviera presente! —exclamó Minijon con su estridente vocecilla—. Estáis pensando en términos muy conservadores. No se puede miniaturizar mucho una válvula de vacío, pero se puede sustituir ventajosamente por un transistor. Mis neuronas no son convencionales, pero tengo las mismas de antes y cumplen las mismas funciones. E incluso pienso más rápido, puesto que los impulsos nerviosos han de recorrer distancias mucho menores.

4 Comentarios

  1. Si la adrenalina es un compuesto molecular, estará formado como cualquier otro mensajero químico de átomos y consecuentes moléculas con sus peculiaridades gravitacionales y eléctricas, que crearán siempre un campo mágnetico cuando está en movimiento, que a su vez pueden transportar un “mensaje” implicito en su intensidad que un receptor preparado puede captar y decifrar. Es muy probable que “esa pobre criatura de la laguna” haya recibido ese mensaje, pues la hipersensibilidad es una constante en tus personajes. El huevo que emerge luego bien podría ser una respuesta al temor. Siempre estimulantes tus escritos.

  2. Supe de su existencia a través de tus narraciones. Tengo que devolverlo a la biblioteca del pueblo junto a una “Introduzione alla chímica moderna”. El personaje de su esposa con su “humanidad” aparentemente ficticia me ha dejado sin respiro. Dentro de su belleza es un horror que es necesario leer. Impresionante. Gracias.

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