La Taberna Flotante

Neurena

Taberna Flotante #28

La mujer de reluciente piel tornasolada y grandes ojos negros, envuelta en su tupida cabellera, que llegaba hasta el suelo, se deslizaba como si tuviera ruedas en vez de pies. Sin prestar la menor atención a las miradas y murmullos que suscitó su entrada en la Taberna Flotante, fue directamente a la barra.

—Busco a Ijon II —le dijo escuetamente al tabernero, que respondió sin poder apartar los ojos de los de la enigmática mujer:

—Que lo llames Ijon II me hace pensar que conoces al otro Ijon Tichy, el verdadero.

—Sí. Vengo de parte de Ijon I. Pero ambos son verdaderos, y yo también.

En otras circunstancias, el extraño comentario de la extrañísima mujer habría podido dar pie a una interesante discusión ontológica; pero una cuestión más urgente reclamaba toda la atención del tabernero, que preguntó:

—¿Qué mensaje traes de… Ijon I?

—Necesita ayuda. Está atrapado en una red neuronal. Yo he venido en su nave. Si no encontramos a Ijon II, tú vendrás conmigo al planeta que llamáis Solaris.

—Me encantaría —respondió el tabernero mientras marcaba un número en su comunicador—, pero será mejor que vaya él. Conoce… la situación mucho mejor que yo.

Cinco minutos después, Ijon II entraba en la taberna, enfundado en su traje espacial.

—¿Eres un producto del mar inteligente? —le preguntó sin preámbulos a la mujer de piel tornasolada.

—Él es un producto mío —fue la sorprendente respuesta.

Ijon II y el tabernero se miraron atónitos, sin saber qué decir.

—¿Quién eres? —preguntó el astronauta al cabo de unos segundos.

—Tú sabrás —contestó la mujer mirándolo fijamente.

—No, no lo sé.

—Todavía no lo sabes, pero enseguida lo sabrás, porque me pondrás un nombre, del que carezco, y entonces seré la portadora de ese nombre, al menos para ti.

—Puede que la pregunta no sea quién eres, sino qué eres —intervino el tabernero.

—Según vuestros criterios, soy una neurona, y también una sirena —respondió la mujer apartando sus larguísimos cabellos para mostrar su cuerpo desnudo.

Pero de cintura para abajo no era un pez, sino algo parecido a un calamar de Humboldt, cuyos tentáculos rojizos se ramificaban y se recomponían como trenzas luminiscentes, en una fluctuación hipnótica.

—Neurena, la neurona sirena —susurró Ijon II con la mirada perdida, como en trance.

—Una del billón que forman el cerebro de Solaris —explicó ella—. En cuya trama ha quedado atrapado Ijon I.

—No entiendo casi nada, y lo poco que entiendo no encaja —dijo el tabernero—. Si está atrapado en una trama de tus… homólogas, ¿por qué necesita nuestra ayuda para liberarse?¿No podéis, simplemente, soltarlo?

—¿Pueden las neuronas de tu cerebro expulsar un quiste o un tumor? —replicó Neurena.

—Pero nuestras neuronas no tienen manos ni piensan por sí mismas, como tú —intervino Ijon II.

—Nosotras tampoco, cuando estamos en modo neurona —aclaró Neurena—. Cuando lo veas, lo comprenderás. Vamos, no hay tiempo que perder. Mis homólogas no pueden expulsar a Ijon I, pero sí asimilarlo. Si no lo sacamos a tiempo, se convertirá en parte de nuestro cerebro, y puede que en su caso el proceso no sea reversible. Aunque también cabe la posibilidad de que no quiera regresar a vuestro mundo, a vuestra dolorosa separatidad.

9 Comentarios

  1. Al llegar a «Él es un producto mío» me he quedado paralizado durante un instante, como el tabernero e Ijon II. Resulta muy agradable poder tener la sensación de estar en la propia taberna.

  2. Pues ya hemos entrado. Hubo momentos de pis amarillo en los que dudé sobre mi capacidad de amoldarme, pero ahora ya no, ya estoy impaciente. Espero que sepas a dónde nos llevas.

  3. Empiezo a sospechar que el mar de Solaris es una inteligencia artificial que se aburre y enreda. (La idea del superordenador aburrido ya la lanzó Lem creo que en Golem XIV) Espero que el bueno de Ijon salve el pellejo. Creo que leí por primera vez sus aventuras en ¡1976! Le tengo aprecio. Y ya saben, si tienen una IA en casa denle algo para que se entretenga o……
    Saludos.

    • Es una hipótesis razonable, y espero que otros lectores sigan tu ejemplo y avancen sus teorías al respecto. Una taberna que se precie es un foro, un ágora… Yo también aprecio a Ijon y espero que se salve (no depende solo de mí).

  4. No hace tanto que comencé a leer tus invenciones, esto para decirte ¡por fín una mujer en una taberna que pone los pelos de punta!, para colmo en simbiosis unilateral con el mar y sin nombre. (A propósito, por qué no hay sirenos? Es una injusticia) Está de más decirte que me imagino esa taberna llena de parroquianos en la oscuridad, vaya a saber con qué intenciones. Estos cuentos están tomando unos ribetes inquietantes

  5. Sí que hay sirenos, ER, aunque se suelen denominar tritones. Me alegro de que los relatos te parezcan inquietantes, de eso se trata, de azuzar inquietudes. Y cada vez habrá más mujeres en la taberna, y cada vez más protagónicas; el mundo tabernario es muy masculino y tenían que ocuparlo poco a poco. Gracias por tu asiduidad.

  6. Tritones, tenés razón, El único que conozco, esperando que sea un tritón es Neptuno, ya que siempre lo representaron del torso para arriba. Yo me refería más que nada a la connotación negativa de las sirenas y a sus cantidades, a los cardúmenes para ser más claro, y entiendo el porqué. Las palabras y sus significados. Es desopilante la relación que tienen taberna y tabernáculo, nada más alejado el uno de la otra teniendo aparentemente la misma raíz. Gracias, Carlo.

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