El tabernero, acostumbrado a oír las disparatadas historias que circulaban por la Taberna Flotante, no se tomaba en serio el rumor de que en una de las ciénagas de la franja ecuatorial de Münchhausen acechaba un monstruo informe.
— Con la cantidad de cerveza que trasiegan esos mineros —le dijo al Capitán Dorian—, no me sorprendería que vieran al mismísimo Cthulhu salir de esas charcas a las que llaman oasis.
— Pero dicen que el viejo Arno ha sido devorado por el monstruo —replicó Dorian—, y lo cierto es que ha desaparecido.
— He perdido la cuenta de las desapariciones de Arno —dijo riendo el tabernero—. Habrá encontrado unos gramos de rodio y estará celebrándolo en algún ciberburdel.
— Dicen que ese monstruo informe es verdoso —insistió Dorian apoyando ambas manos en la barra y mirando fijamente al tabernero, que repuso encogiéndose de hombros:
— La mayoría de los monstruos imaginarios son verdosos.
— El verde es la mezcla del azul y el amarillo.
— Gracias por la lección de cromatología —ironizó el tabernero mientras volvía a llenar de espumosa cerveza azul el vaso de Dorian— , pero no veo adónde quieres ir a parar.
— La forma azul y la forma amarilla se fundieron ante nuestros ojos —dijo el viejo lobo del espacio bajando la voz.
— A varios kilómetros de la charca del supuesto monstruo verde.
— Esa cosa necesita agua. Seguro que ha viajado por el acuífero hasta llegar a la ciénaga.
— Aunque así fuera, no creo que se alimente de mineros. Recuerda que vivió en el interior de Ijon Tichy y no le hizo ningún daño, sino todo lo contrario.
— Un colega mío tuvo una cría de cocodrilo como mascota. Durante años, el bichejo fue inofensivo, solo se alimentaba de carne vegetal. Ahora a mi colega lo llaman Capitán Garfio… A saber qué habría sido de Tichy si esa cosa no hubiera salido de sus tripas.
— Eres un maldito alienófobo, Dorian. Desconfías de todas las inteligencias no humanas.
— Y de las humanas también. Por eso sigo de una pieza. Más o menos.
— Te apuesto diez créditos a que el viejo Arno entra por esa puerta antes del próximo trilunio.
— Hecho. Me gustaría perder esta apuesta, pero mucho me temo que la ganaré. Solo quedan dos días para el trilunio.
No tuvieron que esperar ni dos horas. Siguieron charlando de cosas banales hasta que, de pronto, el tabernero dijo con una sonrisa triunfal:
— Me debes veinte créditos, Dorian.
— ¡¿Veinte créditos?! —exclamó el veterano astronauta— . ¡Solo hemos apostado diez!
— Acaban de entrar un par de Arnos. Cogidos de la mano.
Curiosa reflexión sobre el color de los monstruos en la literatura. Los imaginarios son verdosos… se supone que en bosques, charcas y zonas pantanosas. ¿Y en un desierto árido o en unas salinas o en la Antártida? Con ganas de saber de la duplicidad de Arno.
Sutil observación: el monstruo mimético lo es doblemente. Y lo de Arno es triplicidad…
Eso es spoiler, ¿no?
Yo lo llamaría paraspoiler, porque el tipo de triplicidad es tan peculiar que saber de antemano que son tres en vez de dos no anula la sorpresa (aunque me temo que ahora estoy cometiendo metaspoiler).
Estando tan cerca del trilunio, sería muy interesante que, de estar presentes en la Taberna Flotante alguno de los Arnos, la geisha los eligiese. La historia que contara-cantara-danzara seguramente sería fantástica, quizá por el hecho de aunar la capacidad de imitación de la geisha y de la forma multicoloreada, pues podría llevarnos a descubrir los misterios de ambas entidades.
Gracias, pfijo, muy buena idea. Tomo nota.