Cultura ambulante

Nancy Holt: la visión concentrada y desplegada

Reseña de «Nancy Holt / Dentro Fuera», en el MACBA

Visitante frente a una de las obras de la muestra «Nancy Holt / Dentro Fuera». / Foto: Miquel Coll — MACBA

«El mundo a través de un círculo. / Elementos reales y reflejados. / Concentrados, cercados. / El cielo derribado. / Un agujero abierto en el suelo, sea como sea. / Un dibujo en un vistazo. / Y luego una segunda mirada. / Y más. / El mundo se centra / y se despliega otra vez, ya visto».

Figura clave en la escena creativa neoyorquina a lo largo de casi seis décadas, a Nancy Holt (Worcester, Massachusetts, 1938 – Nueva York, 2014) le gustaba definirse como una «artista de la percepción», y ciertamente su obra nos invita a reparar en el entorno, contemplarlo, reinterpretarlo y entender —o al menos intuir— nuestro sitio en él. Así puede comprobarse en la visita a la exposición retrospectiva que le dedica, hasta el 7 de enero de 2024, el MACBA Museu d’Art Contemporani de Barcelona bajo el título Dentro Fuera. La ubicación, no solo en un sentido geográfico sino casi existencial o místico de conexión con lo circundante, fue en efecto uno de los temas que traspasaron su producción, a través de una poética del lugar plasmada, de forma fija o móvil, en formatos diversos como los reunidos en esta muestra.

Cine, vídeo, fotografía, poesía, arte sonoro, escultura, dibujo, land art e instalaciones site-specific, de las que se la considera pionera, como también fue un referente del arte conceptual norteamericano en general, pese al relativo desconocimiento de su obra en Europa. Algo que aspira a paliar esta exposición monográfica, la mayor que se le ha dedicado en el continente, que recoge piezas alumbradas entre 1966 y 1992. Fruto de la colaboración entre la Holt/Smithson Foundation y el Bildmuseet de Umeå (Suecia), la muestra del MACBA se amplía con seis obras junto con una publicación que complementa el recorrido por su trayectoria. Una carrera que arranca a mediados de los 60 cuando, trabajando como asistente de edición literaria para Harper’s Bazaar, comienza a idear lo que denominaría «poesía concreta»: composiciones que, en su fijación por la pura forma, exploran los límites del lenguaje, como ese The World Through a Circle (1972) con el que comienza esta reseña. Como explica Karen Di Franco, a través de los círculos perforados en el margen izquierdo de cada hoja estos textos «crean ausencias materiales en la página».

Otra vista de la exposición «Nancy Holt / Dentro Fuera». / Foto: Miquel Coll — MACBA

Una materialidad que más tarde ampliaría Holt al paisaje y sus diversos componentes, de la imagen al sonido, pasando por la luz: «El espacio y el cielo y el sol me noquearon […]. Me sentí como si, de algún modo, mi exterior y mi interior fuesen idénticos. Había llevado aquel paisaje dentro de mí mucho tiempo y de repente allí estaba, fuera de mí», escribiría tras su primer viaje al Oeste norteamericano, a finales de aquella década. De esa percepción del paisaje, en este caso marcado efímeramente por las huellas de su amiga y habitual cómplice Joan Jonas —pionera de la performance y el vídeo— había partido también Stone Ruin Tour (1967), donde la filmaba moviéndose por unas dunas de Nueva Jersey. Holt describió las imágenes como su particular versión de La mujer de la arena, película de Hiroshi Teshigahara. La de Jonas, por cierto, fue una de tantas colaboraciones que la creadora emprendió junto a otros colegas artistas, arquitectos, ingenieros, astrofísicos, etc.

No en vano, fue su formación como bióloga la que provocó que se interesara por la asociación entre las artes y la ciencia, lo fabricado y lo natural, en lo que se ha bautizado como una ecología de la interconectividad. Todo está ligado en su obra: personas, árboles, cuerpos, edificios, astros… y también las carreteras como medio de salvar los espacios que nos separan y que protagonizan algunos de sus poemas visuales. «En contraste con la antigua y arraigada tendencia poscolonial consistente en tratar los entornos del desierto en el Oeste de Estados Unidos como una terra nullius», señala James Nisbet, Holt incorporó estos espacios a su obra «siempre en relación con algún proceso de tránsito». También el ritual de paso que conecta vida y muerte, tierra e infinito si se quiere, concentrado en las sesenta imágenes de tumbas abandonadas junto a los caminos de Western Graveyards (1968), que encontró en aquel mismo viaje antes citado.

Visitante situada ante uno de los «Locators» de Nancy Holt. / Foto: Miquel Coll — MACBA

Otra de sus obras clave en esa indagación de lo espacial son las esculturas que denominó Locators (1971), rudimentarios dispositivos de visión fabricados a partir de tubos en forma de T y anclados al suelo a modo de catalejos, que relacionaban la noción de emplazamiento con la temporalidad de lo percibido, que tiende a implicar momentáneas distorsiones de las formas. La idea partía de su pasión por la fotografía como medio circular y serial con el que definimos lo que queda dentro y fuera de esa instantánea, dentro y fuera del encuadre; la misma dicotomía que Holt afirmaría en su exposición de 1972 Outdoor-Indoors. Una provocadora dualidad que, en realidad, pretendía desdibujar las fronteras entre lo oculto en la intimidad del ser y lo que queda a la vista.

Locators tendría su evolución natural en una serie de obras posteriores que la autora quiso situar en espacios al aire libre. Es el caso de la emblemática Sun Tunnels (1973-1976), acaso su pieza más célebre e influyente, que reúne escultura, dibujo, fotografía, vídeo y textos para seguir ahondando en lo que supone acotar la inmensidad de un paisaje a la escala humana a través de un determinado objetivo, de nuevo circular. Los túneles, por un lado, impulsaban la mirada del espectador y de algún modo la ampliaban; pero, por otro, le daban una sensación de confinamiento que, no obstante, podía ser tranquilizadora: «Con tanto espacio no hay sensación de contención, y algo semejante sucede en términos psíquicos», explicaba Holt. «En mi furgoneta, lo mismo que en el interior de los túneles, me sentía resguardada y protegida; fuera, tan solo mi cuerpo establecía los límites en el espacio. No podía escapar de mí misma».

«Sun Tunnels» (1973-76), de Nancy Holt; Great Basin Desert, Utah. / © Holt/Smithson Foundation

Esta espectacular obra fue otro punto de inflexión en una trayectoria que más tarde daría lugar a muchas otras obras capitales, entre las que en la muestra del MACBA podemos destacar algunas como la serie dedicada a la zona de Pine Barrens (1975), en Nueva Jersey, tan cara a la artista norteamericana; Revolve (1977), en torno a la leucemia del escritor y cineasta canadiense Dennis Wheeler; o Electrical Lighting for Reading Room (1985), instalación a base de materiales industriales concebida para una muestra que comisarió Maurice Tuchman con el fin de «documentar la implicación de los artistas visuales en el ámbito del diseño público, tradicionalmente reservado a arquitectos y urbanistas».

Sin duda la obra de Nancy Holt sirvió a este propósito y a uno más amplio, el de repensar desde las distintas artes en las que se movió el modo en que el espacio exterior y el interior, lo visible y lo imperceptible, configuran nuestro mundo y nos permiten redescubrirlo a cada momento. Aunque ya lo hayamos visto.

 


 NANCY HOLT / DENTRO FUERA 
· Comisariada por Katarina Pierre, directora del Bildmuseet, Lisa Le Feuvre, directora ejecutiva de la Holt/Smithson Foundation, y Teresa Grandas, conservadora de exposiciones del MACBA
· MACBA Museu d’Art Contemporani de Barcelona, con la colaboración del Bildmuseet de la Universidad de Umeå (Suecia) y la Holt/Smithson Foundation de Santa Fe (EUA)
· Hasta el 7 de enero de 2024

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