Cultura ambulante

Clases de lengua fotográfica en el CCCC

Exposiciones de Cristina de Middel, Miguel Trillo y Ricardo Cases

Foto de la serie «Gentleman’s Club», de Cristina de Middel. Tailandia, 2018. / CCCC

Tres grandes referentes de la fotografía nacional, que comparten el hecho de tener como origen o residencia la Comunidad Valenciana, se dan cita en la triple propuesta que, hasta el próximo 18 de junio, albergará el Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC) y que reúne su preocupación por el lenguaje de las imágenes, su semántica y sus códigos expresivos propios y llevados al límite. Tres exposiciones individuales a partir de la obra reciente de otros tantos «fotógrafos de primer nivel que nos ofrecen sus personales visiones del mundo actual, de la juventud, del arte y de la vida cotidiana», según destacó en la presentación conjunta José Luis Pérez Pont, el director de este espacio y del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, organismo que las produce.

Cristina de Middel (Alicante, 1975), que se convirtió el pasado año en la primera fotógrafa española que ocupa la presidencia de la célebre agencia Magnum, continúa dando forma a su discurso que, paradójicamente, pone en cuestión la noción de fotoperiodismo como visualización de la pura realidad. La voluntad crítica de ese nuevo documentalismo que encarna plantea el dilema de si una determinada imagen captada con la cámara puede considerarse artística y veraz al mismo tiempo, o quizá haya siempre algo de construcción. En realidad, la esencia fotográfica es contaminante desde el momento en que se opta por un determinado enfoque, perspectiva, encuadre o distancia. Decía Cartier-Bresson que todas las fotografías son precisas, pero ninguna de ellas es la verdad.

La exposición en el CCCC, titulada Etcétera!, supone una recapitulación de algunas de sus series más emblemáticas de los últimos años, y una reconsideración de su universo creativo que ofrece nuevas lecturas. Como gran novedad, se presenta la serie fotográfica Gentleman’s Club, donde la artista reflexiona sobre la prostitución femenina a través de los clientes en distintas zonas del mundo. En este caso, la mirada incisiva e irónica de Cristina de Middel se aplica a la hipocresía y el tabú generados en torno a una práctica que es, a la vez, una lacra social y un asunto invisibilizado por los medios en lo fundamental: su condición de herencia global misógina y patriarcal. Por eso, y aunque es un tema que ya abordó en sus inicios con Vida y milagros de Paula P. (2011), que definía como «la verdadera historia de una falsa prostituta» —de nuevo el juego realidad/ficción—, esta vez da un giro de 180 grados a su enfoque, nunca mejor dicho, situándolo sobre el consumidor, ese caballero a menudo ignorado por todas las crónicas y los reportajes.

Foto de Cristina de Middel para el proyecto «Percorrer o tempo» (2022). / CCCC

En un primer bloque previo a esa nueva serie, la muestra comisariada por Rafael Doctor recoge sus anteriores proyectos Muchismo (2017), La construcción de la realidad y otras mentiras (2019) y La línea pródiga (2021), pero con una nueva forma discursiva que amontona las fotografías, dispuestas en un gran mural donde las visiones concretas y la idea común que las atraviesa dialogan entre sí. De Middel, Premio Nacional de Fotografía 2017, rompe radicalmente con la obligada tradición expositiva del orden narrativo y antológico para, en cambio, mostrar sus proyectos vivos y coleando: «Quería visualizar mi propia trastienda creativa y llevar a la práctica una idea que he repetido incesantemente a lo largo de los años: que las fotos son como palabras en una frase y que cada una carga de significado único al contexto en que se usa», ha explicado la autora, quien define esa composición conjunta como un glosario de su obra construido en base a criterios estéticos.

El relevo estético de Asia y su juventud como manantial icónico

El hecho de que Miguel Trillo (Jimena de la Frontera, Cádiz, 1953) sea licenciado en Lingüística —además de en Imagen— no parece baladí a la hora de desentrañar el sentido de su fotografía. Desde sus inicios en este arte se ha caracterizado por retratar a jóvenes integrantes o representantes de culturas y tribus urbanas, siendo uno de sus proyectos insignia el que dedicó en los años 80 a los personajes no famosos de la Movida madrileña bajo el título de Pop Purrí (1980-1984); más tarde y ya en su madurez creativa, un proyecto en torno a travestis en la capital cubana titulado Habaneras (1999-2001) fue su primera serie en el extranjero. Desde entonces uno de sus destinos preferidos ha sido el continente asiático, quince países que abarcan desde Oceanía hasta el Golfo Pérsico, y ese trabajo de las dos últimas décadas es el que recoge la muestra del CCCC AsiaTown. Una colección de retratos de gente joven en sus respectivos entornos urbanos, que atestiguan visualmente una nueva cultura surgida del modo más acelerado posible alrededor de la conectividad digital.

Foto de la serie «AsiaTown», de Miguel Trillo. Singapur, 2016. / CCCC

Comisariada por Sema D’Acosta, la muestra es hija de sus anteriores series fotográficas Cromasiáticos y Ficciones, testimonios gráficos de cómo Asia ha tomado el relevo estético en cuanto a una influencia que perteneció, en la segunda mitad del siglo XX, a la cultura popular occidental. El autor gaditano concibió este conjunto de imágenes como extracto del tobogán visual que las juventudes japonesas y surcoreanas han proporcionado en esas edades al resto del mundo, con especial atención al sudeste asiático. Una vuelta de tuerca al tema de los ritmos a los que se mueve la juventud; eso sí, en un escenario —un continente— mucho más amplio y diverso, con un gran rango de credos religiosos y regímenes políticos. «Me he centrado en la necesidad del adolescente de su vestimenta como segunda piel, la muda externa de un ropaje que expresa una actitud siempre a la carta», comenta Trillo.

El experimentado artista, habituado a transitar por las fronteras de la geografía y del lenguaje visual, comparte en AsiaTown su fascinación por estos jóvenes, que a diferencia de aquellos de los 80, ocupan ellos mismos el centro de la imagen. Habituados a la sobreexposición a las cámaras y el diálogo cotidiano con la multiplicidad de imágenes, posan ante su lente con total desinhibición, hasta el punto de que se diría que ellos y ellas son las estrellas. «El joven es un manantial por naturaleza», explica Trillo. «Como artista o intelectual, lo explico en estas capturas fotográficas de unos surtidores que lo quieren inundar todo, porque vivimos tiempos de desbordamientos icónicos. Busco imágenes monosílabas que construyan frases polivalentes de nuestro presente».

Foto de la serie «AsiaTown», de Miguel Trillo. Saigón, 2013. / CCCC

Lugares de escaso prestigio en el escenario valenciano

También está ligada a la palabra —al menos en un principio— y la crónica la trayectoria de Ricardo Cases (Orihuela, 1971), uno de los creadores que en los últimos veinte años más ha contribuido a situar nuestro país en el mapa internacional de la fotografía contemporánea. Formado en periodismo y cofundador en 2009, junto a la diseñadora y gestora cultural Natalia Troitiño, del sello especializado en libros de fotografía Fiesta Ediciones, el autor alicantino ha publicado numerosos volúmenes propios y ha explorado nuevas formas de narrativa visual o documental a partir de un imaginario potente. La muestra del CCCC El ficus del Parterre es consecuencia de su última década representando el paisaje del Levante y, ya en 2018, la ciudad de Valencia como escenario. En concreto, el título de la muestra hace referencia a la «tensión histórica» que se ha vivido, durante más de 40 años, entre el árbol más grande y veterano de la capital y una muy cercana gasolinera.

Con tal contraste como leitmotiv, que recuerda a esa dualidad contradictoria tan propia de toda su producción entre lo esencial —o lo tradicional— y la modernidad, la muestra propone un itinerario por algunas de sus últimas series fotográficas que, como esta, retratan «lugares de escaso prestigio» en la urbe valenciana: Recolección de cítricos ornamentales en Torrefiel (2022), Autorretrato (2022), Garaje Astoria (2021) o Gèneres de punt La Torre (2021), entre otras, que aquí se recorren acompañadas por otras nuevas imágenes actuando a modo de pegamento. La mirada pop y antropológica de Cases, que más allá de lo social, según Luis López Navarro, pone el foco en «las pulsiones sinceras y universales que laten bajo la superficie banal, kitsch y poco glamourosa de la España contemporánea», se nutre aquí de un grupo de trabajos que el autor dice haber concebido como fanzines, por su urgencia contracultural, y haber conectado mediante fraseos fotográficos que surgieron de su propia investigación. Lo que importa en la exposición del CCCC es, una vez más, el discurso.

Foto de la serie «El ficus del Parterre», de Ricardo Cases. / CCCC

«La fotografía es el único lenguaje que puede ser entendido y comprendido en todo el mundo», decía el fotógrafo francosuizo de origen marroquí Bruno Barbey (1941-2020), quien como fotoperiodista de Magnum desde los 25 años —de la que, por cierto, también fue presidente de 1992 a 1995— viajó por todo el planeta durante más de cinco décadas: Brasil, Kuwait, Turquía, Nigeria, Italia, Camboya, Palestina, China, Irlanda… Con sus fotos se hizo entender, nos hizo entender.

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