Horas críticas Analógica

Adriana Cavarero y el tesoro de Hannah Arendt

Por lo que sabemos hasta ahora, los primeros en descubrir el tesoro fueron los griegos (algunos afortunados) y parece que ya entonces este les produjo un gozo diferente, una cierta felicidad común y compartida, espontánea, libre. Luego, el tesoro cayó en el olvido, pero siempre está listo para ser redescubierto en ocasiones propicias. Las generaciones afortunadas que entran en contacto con él dicen reconocer (hay testimonios) aquella antigua felicidad radical, creativa y generadora de los comienzos.

El «tesoro», así lo denominó Hannah Arendt, es la experiencia política pura: la interacción espontánea entre una pluralidad de personas al mismo tiempo iguales y distintas, en un espacio físico compartido al que la pensadora llama esfera pública. Una experiencia que impulsa al máximo grado la condición humana de pluralidad, es decir, donde cada ser humano es único, distinto e irremplazable, nunca superfluo; e interactúa y se relaciona con los demás en un espacio determinado. Ello puede dar lugar a una experiencia de democracia emocionante, capaz de excitar una felicidad pública: así sucede, al entender de Arendt, durante las revoluciones del siglo xviii, especialmente la estadounidense.

Adriana Cavarero, una de las más relevantes pensadoras de la actualidad y gran conocedora de la reflexión arenditiana, denomina a esta experiencia política democracia surgente. A diferencia de las luchas liberadoras e insurgentes y que conllevan una descarga de «violencia creadora», la surgente es absolutamente pacífica. La obstinación de Arendt, quien piensa la política y la condición humana a partir de la catástrofe totalitaria, es llamar la atención sobre el concepto puro de lo político, de la experiencia democrática como fin y no como medio. Sin embargo, desde el mismo comienzo de la política allá en la polis, a la democracia le sale un duro competidor: la pragmática, solo preocupada por el gobierno, es decir, por quién manda y quién es mandado. De modo que las doctrinas pragmáticas de gobierno, y las luchas insurgentes emancipadoras o de justicia social resultantes, arrinconan a la experiencia pura.

Con estos mimbres, Cavarero hila un texto excelentemente desarrollado para que cualquier lector comprenda el pensamiento arenditiano en torno a la revolución, la condición humana y el totalitarismo; a la vez que plantea propuestas de otros pensadores que bucean en la obra de Arendt para desarrollar su propia reflexión, como Judith Butler.

Lo más gozoso del libro es su impulso expositivo. Cavarero lee el presente a partir de las ideas de Arendt y las desarrolla mediante un léxico musical. Así, la democracia surgente se explica a través de un «cuarteto» formado por las ideas de democracia, pluralidad, felicidad pública y plazas políticas, pero también por los sonidos o «fonosferas de lo político», diferenciando el de la masa (a partir de observaciones de Elias Canetti) del de la pluralidad (con la anécdota de una lectura de un poema de Pasternak); para finalizar con el scherzo de las actuales multitudes con el móvil y los movimientos neopopulistas. Democracias surgentes. Notas sobre el pensamiento político de Hannah Arendt, editado por Herder, es una reunión de ejercicios filosóficos extraordinaria, que aporta asideros esenciales para pensar nuestro incierto presente.

Por otro lado y casi coincidiendo en el tiempo, la editorial Fragmenta ha tenido el acierto de recuperar, en castellano y catalán, una obra emblemática de Adriana Cavarero, Inclinaciones. Crítica de la rectitud, brillante relación de estudios filosóficos en clave feminista y en consonancia con las ideas de Arendt. El libro pone en evidencia el (contra)sentido ontológico y moral que la tradición ha otorgado a la «rectitud» y a la «inclinación»: la primera, afín a la masculinidad y a lo moralmente bueno; la segunda, relegada a lo femenino, lo vulnerable y lo falible (inclinación al mal).

Cavarero no solo pone en tela de juicio el absolutismo de este eje vertical; además, libera de este orden normativo la idea de inclinación y la traslada a temas esenciales para la pervivencia humana como son el cuidado y el altruismo.

El libro propone doce ejercicios filosóficos finamente hilados. En uno de ellos, con contundencia, deja al descubierto la aversión de Kant por la «inclinación materna hacia el cuidado» a causa de su empeño por un «yo» soberano, libre y racional. En otro, dedicado a hombres y árboles, muestra la relación entre la rectitud y la erección fálica, y desarrolla un interesante recorrido etimológico de la inclinación, en la que radica el origen del término queer. También realiza una soberbia lectura de la Alegoría de la inclinación, de Artemisia Gentileschi; como también lo es la lectura que hace de la pintura de Leonardo da Vinci al motivo de Santa Ana con la Virgen y el Niño. El libro cierra con un texto dedicado a Emmanuel Levinas y su filosofía de la alteridad e «inclinación completa» hacia el «Otro que sale al encuentro», en un altruismo total.

A través de ambos libros Adriana Cavarero mantiene vivo el tesoro legado por Arendt: un pensamiento original asentado en la categoría de la natalidad, raíz ontológica de la facultad de acción, semilla de toda condición humana. Un tesoro para el presente.

 


 DEMOCRACIA SURGENTE 
Adriana Cavarero
HERDER
(Barcelona, 2022)
152 páginas
16,90 €
 INCLINACIONES. CRÍTICA DE LA RECTITUD 
Adriana Cavarero
Prólogo de Begonya Saez Tajafuerce
Traducción de Manuel Ignacio Moyano
FRAGMENTA
(Barcelona, 2022)
272 páginas
19,50 €

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