Tempus fugit

De Nueva York a Madrid con Oscar Wilde y Cecilia

Tempus fugit: XLV septimana

7 de noviembre de 1929 — Inauguración del MoMA de Nueva York

Vista del verde jardín del Museum of Modern Art de Nueva York. / Foto: Velvet (CC BY-SA 3.0)

Han dejado en libertad a los cuatro activistas por el clima que, siguiendo la moda impuesta por sus colegas en países extranjeros, han querido llamar la atención pegándose a los marcos de Las Majas de Goya con Loctite Super Glue-3 (no lo han especificado en los medios, aunque a juzgar por cómo ha quedado uno de los marcos, era pegamento de gran potencia). Es difícil de entender que estas cosas ocurran en un museo y me temo que la razón que los ha llevado a hacerlo ha sido escogida del catálogo de los «porque yo lo valgo», es decir, del elenco de ocurrencias frívolas que circulan por la red. Sí, me mojo: lo considero, además de todo lo que se ha dicho ya, una frivolidad.

Los museos no deberían tener vigilancia, pero están obligados a tenerla. Una supone que esos recintos de la cultura, esos templos del arte se visitan porque se tiene un cierto prurito por aprender o por emocionarse ante lo que otros han creado, no para llamar la atención sobre lo que sea que se le ocurra a una célula revolucionaria. Cuando el 7 de noviembre de 1929 se inauguró la primera sede del MoMA de Nueva York, los visitantes salían espantados o contentos de lo que habían visto, una colección de pinturas ininteligibles reunidas por tres ricachonas, pero no arremetían contra ellas.

Las tres querían enseñar y educar a la población en las nuevas corrientes artísticas que venían del viejo continente, en parte huyendo de la I Guerra Mundial, y si entendían o no o si era una forma de esnobismo tiene poca importancia: el MoMa contiene las obras más sobresalientes de los artistas de las primeras vanguardias; de Monet, de Van Gohg, de los cubistas, de los surrealistas, Dadá, expresionistas y un largo etcétera, que impactaron a la población y animaron a otros benefactores a fundar otros museos o a exhibir sus colecciones. El MoMa es una institución privada sin ánimo de lucro que se encuentra en Manhattan, próximo al MET (Metropolitan Museum of Art), que reúne obras desde la antigüedad hasta el siglo XIX y cercano también al Guggenheim, fundado en 1959.

Las obras expuestas son propiedad de instituciones privadas que no comprometen el dinero público, por más que formen parte del universo de la creación humana, y si sufren algún tipo de agresión (que las ha habido) se resuelve en el ámbito privado; pero dejarse la piel pegada en un espacio que es de todos y que obliga a reforzar la seguridad es un delito que afecta a los intereses sociales. El Museo del Prado, proporcionalmente más visitado que el MoMA, es un bien público y lo que destruye o estropea cualquiera de sus tesoros, nos incumbe a todos.

7 de noviembre — La importancia de llamarse Ernesto

Programa de «La importancia de llamarse Ernesto», representada en el teatro Old Vic (Londres), 1980.

El 7 de noviembre se celebra la festividad de san Ernesto en honor a un monje benedictino nacido en Alemania llamado Ernesto de Steisslingen, que murió, tal día como hoy pero de 1148, en La Meca, después de haber sido apresado y torturado por los musulmanes.

Se había apuntado a las Cruzadas, unas expediciones militares que se organizaron en Europa con el fin de liberar los llamados Santos Lugares de las manos de los infieles. Estas campañas militares, que fueron un total de nueve —aunque el número es discutido—, fueron promovidas en la Edad Media por el papa de Roma y por los reyes de Europa occidental con la intención de no perder el control sobre las zonas en las que nació y creció el cristianismo. Con la excusa de la defensa de la fe, llevaron y trajeron gentes y mercancías de oriente a occidente, que para eso sirvieron, aunque acabaran siendo un fracaso en el que era su objetivo fundamental.

Muchos años más tarde, otro Ernesto, conocido como el Che Guevara, se apuntaría también a otra gran cruzada en Sudamérica, esta vez con la intención de acabar con el imperialismo y con las dictaduras que tan funestas consecuencias tenían para la población. Fue fusilado en La Higuera (Bolivia), el 9 de octubre de 1967, y sus restos descansan en un mausoleo en Santa Clara (Cuba) que es objeto de peregrinación laica. Todavía hoy es un símbolo de la lucha por unos ideales, aunque su imagen se haya vulgarizado tanto con el merchandising y las camisetas que lucen sus simpatizantes.

Mártires por sus ideas, entregados a causas por las que dieron sus vidas, llevaban en su nombre el carácter que imprime su propio significado: de origen alemán, encarna al hombre serio, perseverante, comprometido, aquel que lucha para vencer.

En inglés, la palabra earnest (serio) suena igual que Ernest; es lo que llamamos palabras homófonas, o sea, que se pronuncian igual aunque sus significados sean diferentes. Esta circunstancia estimuló la imaginación del gran escritor Oscar Wilde, quien en 1895 publicó una comedia de enredo, traducida al castellano como La importancia de llamarse Ernesto, en la que jugaba con la posibilidad de huir de las normas victorianas de su época inventando un personaje que llevaba una doble vida: Ernesto era un hermano ficticio de Jack, el protagonista, que le permitía ser y sentir en su propia esencia. El doble significado.

Ernesto es un nombre de varón rotundo, un nombre que imprime carácter, sea para santo cristiano o revolucionario, que lo mismo da que lo mismo tiene.

9 de noviembre — La Almudena

Catedral de Santa María la Real de la Almudena, Madrid. / Foto: Fernando (CC BY-SA 4.0)

Al-mudayna es una palabra de origen árabe que significa «ciudadela». En el siglo XI, los cristianos que tomaron la primitiva ciudad de Madrid llevaron a cabo la construcción de un recinto amurallado que cercaba el recinto musulmán e iniciaron un proceso de cristianización de las mezquitas, una modificación del culto que es habitual en todas las religiones, transformándolas en iglesias.

La mezquita mayor fue reconvertida en la Iglesia de Santa María, y se le dio el nombre de Almudena porque era la manera de distinguirla del resto de las mezquitas de aquella población: Santa María de la Ciudadela, que ese es su nombre primitivo y así es como la conocieron los cristianos que fueron repoblando en siglos posteriores lo que hoy es la capital del reino.

Más tarde fue nombrada catedral por ser la sede del arzobispado y en ella se encuentra una talla de la Virgen, de estilo gótico, que tiene la historia fantasiosa de apariciones, conservaciones a lo largo del tiempo, etc., que suele ser consustancial al culto mariano.

Además de la Virgen, la catedral cuenta con el mausoleo en el que está enterrada María de las Mercedes de Borbón y Orleans, primera esposa del rey Alfonso XII, fallecida en 1878 a los 18 años de edad; quien, a pesar de haber sido reina, no fue enterrada en el Monasterio del Escorial, por no haber tenido descendencia y porque el rey viudo deseaba darle un lugar de descanso más cercano y emblemático a su eterna amada, con la que vivió una historia de amor que ha dado mucho juego en el cine y en la copla: el Romance de la reina Mercedes, compuesto por Quintero, León y Quiroga en 1948, fue muy popular en los años 50 y 60 del siglo pasado.

Hoy, 9 de noviembre, se celebra el día de la Almudena y es una fecha que queda en la memoria musical de muchos de nosotros por la canción que Cecilia lanzó en 1975, Un ramito de violetas, que narra una historia de amor difícil, de incomunicación y amores insinuados. Hay músicas que permanecen en los tegumentos por lo desgarrado de sus letras: amores interrumpidos, infieles, dolorosos… O por lo pegadizo de sus acordes, ¿quién de nosotros no puede seguir una de ellas? Y más, con dos copas en un karaoke, en el coche a solas o en la socorrida ducha matutina, por hablar de lugares comunes, claro.

La fiesta de la Almudena es también el día de Cecilia y sus violetas.

2 Comentarios

  1. También son valiosos los marcos de los cuadros y han sido estropeados por esos niñatos que han protestado en el Prado. No saben lo que hacen. Las formas también cuentan.

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