142 Revista Cultural, nº 15 — octubre 2022 (Ferran González, ed.)
Desde su nacimiento en marzo de 2019, 142 Revista Cultural amplifica las voces de literatos y autores de ámbitos como la filosofía, la historia o las artes plásticas, haciendo bandera del gusto por la diversidad —de personalidades, lenguas y territorios— en un espacio impreso «dedicado a las esperanzas y desesperanzas en las que la vida consiste». Dirigida por Paco González Fuentes y Ferran Gonzalez (este último es responsable, además, de la edición), 142 destaca por su singular contribución al panorama de las publicaciones culturales y su carácter reflexivo y hondo, toda una anomalía en estos tiempos de inútiles urgencias. El editorial de este número —como de costumbre, traducido al catalán, euskera y gallego— cita a Jep Gambardella, mítico personaje de la popularísima película de Paolo Sorrentino, cuando dice que «todo termina con la muerte, pero primero estuvo la vida… y bajo la frivolidad y el ruido (están) el silencio, el sentimiento, la emoción, el miedo (y) los exiguos e inconstantes destellos de belleza». Así pues, en estas páginas la revista se propone recorrer «los sonidos de la vida y sus silencios». Se abre con una entrevista al filósofo cordobés José Carlos Ruiz en torno a la estimulación del pensamiento crítico, que define como «uno de los elementos más importantes para la configuración de la identidad». Resulta llamativo, a este respecto, que empiece admitiendo que fue su paternidad la que, en primera instancia, lo llevó a transmitir la importancia de construirse un criterio propio, «aprender a cribar». Si no se cuida, sostiene Ruiz, «al final piensan por ti», y es difícil salir de la minoría de edad intelectual de la que ya hablaba Kant. También cabe destacar un artículo del antropólogo cultural Albert Roca acerca de lo que llama la felicidad global, que le hizo vivir su beatus ille personal a diez mil kilómetros de su hogar, en las costas del Canal de Mozambique: un paraíso alejado de las opresiones occidentales de la productividad, la competencia y la innovación. Sobre el papel de los museos, que según él están sometidos a la misma amenaza que los medios impresos, se conversa con Guillermo Solana, director del Thyssen-Bornemisza, en un recorrido por alguna de sus debilidades personales, desde la música de Schopenhauer al paisajismo de Friedrich, pasando por el arte pre-conceptual de Magritte y sus paralelismos con la obra nonsense de Carroll. Entre otros artículos, reseñas, textos de creación y entrevistas, sobresale en este último apartado la que hace Esther Paredes al prehistoriador y astrónomo Rafael Balaguer, quien habla sobre la transversalidad del conocimiento, la ciencia como actitud ante la vida o los astros en su relación con las creencias religiosas. Pero lo más curioso es su proyecto musical, en colaboración con Xavier de Palau, un viaje sonoro e inmersivo por el cosmos: espectroscopia y arte para convertir la luz de luna en música.
Ethic, nº 53 — septiembre 2022 (Corrientes Circulares)
Hace más de un decenio ya desde que un grupo de periodistas pusiera en marcha Ethic, una iniciativa de comunicación (más que un simple medio) dispuesta a abordar los desafíos sociales y medioambientales del presente/futuro, apostando por esa rara avis que es el rigor informativo. Hoy su consejo editorial lo componen grandes e influyentes intelectuales como Victoria Camps, Adela Cortina o José Antonio Marina, entre otras personalidades, cuyo espíritu se vierte en artículos, reportajes y tribunas que entienden la actualidad como punto de partida para la reflexión en torno a cuestiones que parecen exigir un posicionamiento pero que, antes que nada, requieren datos y perspectivas teóricas que las pongan en contexto; único modo de tomar partido de una forma consciente y pertinente. Como de costumbre, nos recibe una magnífica ilustración de portada, en este caso obra de Óscar Gutiérrez bajo el título Population Song, que ilustra el análisis de apertura sobre la revolución demográfica que cambiará la fisonomía del mundo; empezando por las ciudades, que según se concluye habrán de adaptarse a los retos de una población expandida y envejecida en este «siglo de las migraciones» llamadas a compensar tales desequilibrios. La invasión de Ucrania y sus efectos protagonizan varios de los textos incluidos en este número, incluyendo un reportaje sobre la todavía fuerte dependencia de los recursos fósiles y de una transición/disrupción energética que ha de acelerarse y que no será sencilla. En Tres cartas desde la trinchera, refugiadas ucranianas narran su propia huida de un país en llamas, sus depresiones, ansiedades y terrores desde que comenzara una catástrofe que ha dejado, como poco, más de cinco mil muertes de civiles. Las tecnologías y sus implicaciones sociales también ocupan buena parte de estas páginas: en Diario de un algoritmo, Cristina Suárez analiza la amenaza por parte de las aplicaciones incontroladas de inteligencia artificial y la discusión —aún no mantenida seriamente— sobre los derechos digitales; mientras que Lucía Velasco, en su tribuna, habla de la dataficación social y de la «pobreza de datos» como una de las consecuencias de la acuciante tecnocracia. Pero sin duda los grandes atractivos de este número son sus reveladoras entrevistas: recomendamos especialmente la lectura de las charlas con Sanda Ojiambo, directora del Pacto Mundial de Naciones Unidas para la sostenibilidad empresarial, quien certificando el agotamiento del actual modelo, aboga por crear «unas métricas obligatorias, universales y homogéneas para poder obligar a las compañías a que rindan cuentas de verdad»; y con Marta Peirano, quien a vueltas con su brillante reivindicación de una resistencia al feudalismo climático, define el Acuerdo de París como «una obra de teatro» y cierto periodismo tecnológico como «de bazar», al tiempo que, para argumentar la importancia del relato en la emergencia medioambiental, cita a Joan Didion cuando decía que «nos contamos historias para poder sobrevivir». También Ethic nos proporciona historias que nos dan la vida, desde el convencimiento de que «el progreso sin humanismo no es realmente progreso», y con un estilo a contracorriente de casi todo: periodismo de calidad (humana y estilística), espíritu crítico y constructivo.
Telos, nº 120 — agosto 2022 (Fundación Telefónica)
Parece mentira que una publicación especializada como la revista Telos naciese en 1985, pero así es. Lo hizo, de la mano de Fundesco, con la pionera voluntad de constituir una plataforma de investigación y reflexión en el campo de la comunicación social, y orientándose de forma progresiva hacia los efectos culturales de la innovación tecnológica. En su última etapa, esta función de cartografiar la evolución de las comunicaciones en la contemporaneidad no ha podido revelarse más oportuna, y así esa capacidad de anticipación se sigue expresando en torno a ámbitos como la biotecnología o el estudio del cerebro, por citar algunos. Este número 120 está dedicado a la escritura, que como señala su director Juan Manuel Zafra, «da forma al pasado, al presente y al futuro» desde Mesopotamia al código binario, y que sufre un proceso de mutación «en una nueva era en la que el debate socrático se reabre con la aparición de máquinas que son capaces de comprender, retener, procesar y transmitir el pensamiento humano». Abre el excepcional cuaderno monográfico sobre este tema Nerea Pallares, con una reflexión en torno a la creación literaria en la era del metaverso y el potencial abandono del libro en papel, que presentan no pocos interrogantes y sombras. Teme la autora «la medición de nuestro comportamiento lector y la valoración de los nuevos artistas en función de su rendimiento en la plataforma», algo que convierta la experiencia en algo cuantificable y vigilable al milímetro. Nuestro admirado Jorge Carrión escribe sobre escribir con imágenes, estableciendo un itinerario por la expresividad de los videojuegos, stickers, emojis, memes y todas las manifestaciones de iconofilia del presente. En nuestra comunicación diaria, señala el autor, «aunque un contenido sea más alfabético que gráfico, estará insertado en una retórica en que sí predomine lo visual», como si hablásemos de los mitos que representaba el arte rupestre en las cuevas. Autora invitada en este número, Amanda Lemus Cano se fija en la letra como signo escriturario, y propone cuatro líneas de lectura para entender sus manifestaciones a lo largo de la historia, repensándola como agente vivo que va mutando conforme lo hace nuestra cultura: la letra en resistencia, inclusiva, reapropiada y maquínica. Mar Abad analiza las ansias por recuperar la oralidad a través de pódcasts y asistentes virtuales, lo que no es de extrañar para la autora, pues «en cada voz hay escrita mucha información sobre la persona que habla: en su tono, en su timbre, en su fuerza, en su vibración». Por último y al margen de otras interesantes piezas, conviene resaltar la entrevista central a un pensador al que hace poco reseñábamos en esta misma sección, Roger Chartier. El erudito francés señala la revolucionaria integración de lectura y escritura (como apunta el neologismo inglés wreaders) y las contradicciones del momento actual, incluida una lógica algorítmica que «se opone al encuentro, a la sorpresa, al deseo original… que hasta ahora aplicaban las instituciones de la cultura impresa —la librería, el libro, la biblioteca…—. El algoritmo es lo contrario al deseo y su sustitución por lo ya deseado», concluye con rotundidad.
Volata, nº 34 — julio 2022 (Rouleur)
Que una publicación bimensual sobre ciclismo siga bien posicionada en la general de medios impresos desde su fundación en 2014 tiene bastante mérito. Bueno, en realidad no se puede decir que Volata sea una revista sobre ciclismo, sino sobre cultura ciclista, que es distinto, y que se distingue por reivindicar «las buenas historias», es decir, el buen periodismo, con una filosofía slow que no le haría ganar contrarrelojes pero que le sienta de maravilla. El número 34 que aquí nos ocupa (ahora ya está en la calle el #35, dedicado a la savia nueva de este deporte, sus generaciones más jóvenes y prometedoras) rinde homenaje a esa «máquina de generar relatos», mitos y héroes que ha sido desde su origen el Tour de Francia, pero también a las «nuevas heroínas», como ya señala desde su editorial la directora de la revista Olga Àbalos: 2022 será recordado por la reanudación de la Grande Boucle, el tour de las mujeres, y por eso Volata consagra la mitad de este número al ciclismo femenino. Una de las grandes favoritas de la citada carrera, la ciclista neerlandesa Annemiek Van Vleuten, protagoniza una de las entrevistas y quizá una de las últimas que conceda, pues ya ha anunciado que 2023 será su última temporada como profesional, después de varias lesiones graves. De ese mismo país es el equipo SD Worx, referencia ganadora del ciclismo femenino que establece un vínculo casi familiar entre sus corredoras. La directora de la Grande Boucle, Marion Rousse, primera mujer en comentar el Tour de Francia por televisión, es otra de las retratadas que cuenta sus expectativas para esta próxima edición y su experiencia, incluida la de haber sido objeto de una caricatura machista en la prensa de su país; por eso espera que «las chicas jóvenes puedan ver esta carrera y sentirse inspiradas para convertirse en ciclistas». También auguran un futuro prometedor las nuevas carreras femeninas reflejadas en estas páginas, como la Itzulia Women vasca, de la que escribe en una suerte de diario la ciclista australiana Brodie Chapman. Son solo algunos de los reportajes destacados de este número de Volata, que incluyen una inmersión en la historia de las regiones de Lorena y Alsacia, territorios que el Tour de 1906 se empeñó en reclamar como franceses aunque las ruedas pisaran suelo (por entonces) alemán. También una interesante visión, a cargo del geólogo Douwe Van Hinsbergen, de los conjuntos montañosos y las placas tectónicas que sobrevuela el pelotón en tierras galas, un viaje a través de quinientos años de historia. O la mirada a los calzolai del taller veneciano de calzado deportivo Sidi, que combina artesanía e innovación desde hace más de medio siglo y que guarda en su valiosa memoria a clientes tan ilustres como Miguel Induráin. Junto a ello, las habituales columnas de Laura Meseguer, Luis Ángel Maté, Juan Antonio Flecha y Ander Izagirre, todo un lujo de firmas para una publicación que se extiende todo el año, más allá del papel, en forma de publicación digital, pódcast, canal de YouTube y newsletter semanal. Viva el ciclismo y su (alta) cultura.
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