Resulta absolutamente revolucionario, aunque también podría interpretarse como absolutamente reaccionario, un fotógrafo que, iniciada la segunda década del siglo XXI (y desde sus inicios), encuentre en la cámara oscura el instrumento idóneo para retratar el mundo. El universo de la técnica fotográfica avanza hacia lo micro, y hasta lo nano, pero Richard Learoyd utiliza máquinas del tamaño de una habitación para realizar sus retratos de estudio. Se trata de un desafío total al exceso de imágenes que hoy nos inundan la retina hasta la bulimia; Richard Learoyd crea imágenes únicas desde la quietud y la intimidad de su técnica, consiguiendo en cada una de ellas una presencia con una potencia que sobrecoge y es capaz de traspasar el papel.

Recorrer esta muestra nos trae reminiscencias de un concepto de la Historia del Arte más clásica. El recorrido que se plantea tiene un resultado muy pictórico, muy unida a la tradición de temas: paisajes, retratos y naturalezas muertas. Es una propuesta que provoca el diálogo inevitable entre la tradición y la modernidad, que llega a cuestionar el protagonismo continuista que lo pictórico ha tenido en la Historia del Arte.
«Mujeres con la mirada perdida, anhelantes o nostálgicas, cuerpos retraídos, como testimonios de un presente lleno de desasosiego»
Las imágenes de Richard Learoyd producen esa turbadora sensación de atracción y rechazo: hablamos de sus naturalezas muertas. Retratos que tienen el poder arrebatador de mostrar lo que pareciera el instante mismo de la extinción de la vida, como si de un museo de lo patético se tratara, genera unas esculturas con los cuerpos inanimados que llegan a ser escalofriantes. Todo tema bajo la cámara oscura de Learoyd genera una instantánea que tiene poco de instantánea, en cuanto al tiempo que precisa para plasmarse, y que provoca inquietud y desazón. Como las figuras de sus retratos, mujeres con la mirada perdida, anhelantes o nostálgicas, cuerpos retraídos; intensifican la sensación de que provienen de la lejanía, de emociones contenidas, como testimonios de un presente lleno de desasosiego.

Se trata de una de las propuestas más singulares, según Nadia Arroyo, directora de Cultura de Fundación MAPFRE, que ha tenido la Fundación. Una exposición que nos invita a saborear cada una de las 45 piezas que componen la muestra como una confrontación particular y necesaria para captar esa mirada única que Learoyd arroja sobre la vida, la muerte y el mundo que nos rodea.
Richard Learoyd
Comisaria Sandra Phillips
Lunes de 14:00 a 20:00 h. De martes a sábado de 10:00 a 20:00 h. Domingos/festivos de 11:00 a 19:00 h.
VISITA APTA PARA: Desertores de la velocidad y el disparador random.
VISITA NO APTA PARA: Sensibilidades exacerbadas o censores de la melancolía.