Horas críticas

Libros de la semana #152

Recomendaciones literarias de la redacción de Mercurio

Fotografías fijas, de Janet Malcolm (Debate)

Nacida en Praga como Jana Wienerová, la escritora y periodista estadounidense Janet Malcolm murió en 2021 dejando una gran reputación como autora de no ficción, ganadora del Premio PEN de biografía. Quizá porque había pisado el terreno, la idea de contar su vida no le atraía en absoluto, ni en fondo ni en forma, pero Fotografías fijas, que reúne sus últimos textos es, como anuncia el subtítulo, una especie de Memoria en imágenes armada a partir de una serie de fotos propias y de su evocación de esos momentos: desde la historia de su familia judía y el humor de raíz vanguardista que ella heredaría, al retrato de su maestra de escuela checa o del campamento cristiano al que fue siendo niña en los 40, pasando por sus primeras colaboraciones en una revista satírica universitaria, donde empezaría a mezclar la alta y la baja cultura, o la condición de emigrantes de sus padres en EE. UU., que a su hija le sacaría lágrimas solo oyendo silbar una pieza de Dvořák. La agudeza intelectual y el ojo para los detalles de Malcolm como cronista hacen de esta personal reconstrucción de vivencias —propias o cercanas— algo más que un relato ensimismado. Su reflexión sobre la imagen («Hacer una fotografía es un acto transformativo») vale también para su escritura: brillante e impetuosa; sin paliativos y, por eso mismo, de tremenda emotividad.

APTO PARA: Forofos del pie de foto como el verdadero proceso de revelado de los recuerdos.

NO APTO PARA: Los que no salen de la capa más superficial de su feed de Instagram, aquellos a los que todo se les queda anticuado.


Semillas recuperadas, de Elisabetta Tola y Marco Boscolo (Alianza)

La mayoría de nosotros tenemos hambre dos o tres veces al día pero, también para la mayoría, «nada más lejos que el hambre verdadera». La reflexión es de Martín Caparrós, al que este libro cita en su inicio para exponer un problema que afecta a uno de cada siete seres humanos. Ante esa necesidad, desde mitad del siglo pasado se ha buscado producir más alimentos, virando hacia una explotación intensiva de los recursos naturales: la llamada revolución verde salvó la escasez de países como India o México, pero la producción industrial de semillas híbridas y aditivos químicos ha conllevado graves efectos socioeconómicos y medioambientales. Semillas recuperadas recoge una vía alternativa entre el desarrollo agrícola irresponsable y la vuelta a un pasado idealizado, aunque curiosamente parte de una historia de comienzos del XX: la de un biólogo ruso que se embarcó en 64 misiones por todo el mundo para recoger tantas variedades de semillas como pudiera, ampliando la base genética de lo que hoy llamamos biodiversidad. Científicos, investigadores y activistas siguen hoy sus pasos en muy distintas zonas de Europa, África, Oriente Medio o América, como demuestra este reportaje de los periodistas Elisabetta Tola y Marco Boscolo. También ellos han recorrido el planeta buscando el testimonio de ese coro de voces a la contra, que claman por una soberanía alimentaria y una sostenibilidad de verdad; tan verdadera como morirse de hambre.

APTO PARA: Quienes aún no han dado la espalda a esa parte de la humanidad en la que otra buena parte se sustenta.

NO APTO PARA: Cínicos del bienestar que piensan que esta guerra no va con ellos.


Tal vez soñar, de Charles Beaumont (El Paseo)

A inicios de los 50, el escritor norteamericano Charles Beaumont formó parte del grupo de autores The Southern California Sorcerers (o simplemente «The Group»), que revolucionarían la ciencia ficción y el fantástico, junto a grandes como Richard Matheson, Ray Bradbury o Rod Serling. Los dos últimos son importantes en este libro: Serling por crear la legendaria serie televisiva The Twilight Zone, para la que Beaumont escribió algunos de sus más celebrados episodios, incluidos en esta recopilación de 23 relatos; Bradbury porque, como escribe en el prólogo a esta edición, venera su figura como encarnación del «escritor de ideas», en la tradición de Verne o Hawthorne, y porque acompañó su féretro cuando su muerte a los 38 años cortó de cuajo una trayectoria que auguraba excelencia. Se advierte en la imaginación que rebosan estas historias de la dimensión desconocida, que tienen tanto de la literatura de género de aquella era, y del pulp, como de la tan vigente especulación distópica; que combinan presencias inexplicables (monstruos, alienígenas, androides…) con el horror de lo cotidiano, surgido de una mirada siniestra y extrañada a la humanidad. Lo que queda en Tal vez soñar, como apunta Bradbury, es su brillante capacidad de hacer gráficas esas visiones a base de metáforas «vívidas, irresistibles» y de una retorcida ironía: el sello de un maestro de la narrativa de ficción, cualquier ficción.

APTO PARA: Amantes de la ciencia ficción clásica y no tan sofisticada como algunos la quieren volver.

NO APTO PARA: Los que pidan verosimilitud y teorías que lo expliquen todo (incluso para qué leen ficción).


Infoxicación, de Margot Rot (Paidós)

El problema de la Infoxicación no es siquiera reciente. La autora de este ensayo alude a un formato que, antes de internet, ya nos hacía asistir con abulia al desfile de sucesos de gran relevancia: el telediario. Según argumenta, las noticias siempre nos han generado rechazo por la relación que existe (y que tendemos a desatender) entre información y afectos. El objeto de estas páginas no es insistir en los efectos nocivos de la vida virtual, sino analizar «cuán importante ha sido para nuestro desarrollo íntimo habitar en la red», señalando los problemas específicos que ha generado sobre la memoria y la identidad esta era de la contradicción. El deseo sobrealimentado de consumir datos nos agota y nos aísla de la realidad, y también de lo que sentimos, sostiene Margot Rot. Filósofa y crítica cultural, en esta obra comparte con Roisin Kiberd su diagnóstico de nuestra tristeza cíborg, aunque las teorías que cita son de autoras como Haraway, Zafra o Butler. Como no podía ser de otra forma, la reflexión parte de sus propios recuerdos, que no pueden elegirse —como hacemos en redes sociales—, al igual que no podemos elegir quiénes somos. Con ellos da forma a una antropología afectiva con la que tratar esta «afección psicocultural» vinculada a transformaciones tecnológicas y claramente económicas, que exaltan el plano emocional sabiendo que es ahí donde nos re-sentimos.

APTO PARA: Quienes se niegan a definirse como usuari@s y buscan un equilibrio entre estímulos y desconexión.

NO APTO PARA: Tecnohooligans y productores de contenidos con menos alma que el ChatGPT.

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