Cultura ambulante

Consuelo Kanaga y las representaciones de la negritud

Exposición «Consuelo Kanaga: atrapar el espíritu» en KBr Barcelona

«Young Girl in Profile» (1948), de Consuelo Kanaga. / © Brooklyn Museum

Una amplia exposición retrospectiva , la primera que se le dedica en Europa, rescata y reivindica la figura de la fotógrafa estadounidense Consuelo Kanaga (Astoria, Oregón, 1894 — Yorktown Heights, Nueva York, 1978) en KBr Fundación Mapfre Barcelona. La muestra, que podrá visitarse hasta el próximo 12 de mayo, recorre seis décadas de trabajo de una figura considerada fundamental en la historia de la fotografía moderna, tanto por su contribución como mujer a un ámbito cuyo acceso les estaba muy limitado —si no vedado— por aquel entonces, como por la intensidad con que sus imágenes enfrentan al espectador a algunas de las grandes problemáticas sociales. Una artista, en todo caso, muy poco convencional y que no ha sido objeto aún del reconocimiento que su audaz y fascinante obra merece.

«La gran alquimia es tu actitud, quién eres, qué eres. Cuando haces una fotografía, es en gran medida una imagen de ti misma. Eso es lo importante. La mayoría intenta impresionar para atraer las miradas. Pero creo que lo importante no es captar la vista, sino el espíritu».

Consuelo Kanaga: atrapar el espíritu, comisariada por Drew Sawyer, incluye algunas de sus imágenes más icónicas, que evidencian un férreo —y apasionado— compromiso con la justicia social. Aunque Kanaga defendió e indagó en las posibilidades formales y poéticas de la fotografía como expresión artística, lo que realmente le interesaba eran las personas y sus problemas: la marginación social, la pobreza, el acoso racial o la desigualdad, sobre todo en relación con la población afroamericana. La exposición que acoge KBr Fundación Mapfre Barcelona incide especialmente en el papel de su fotografía a la hora de representar a ese sector de población.

«Kenneth Spencer» (1933), de Consuelo Kanaga. / © Brooklyn Museum

Sus primeros retratos de personas negras se alinean con el movimiento «Nuevo Negro» (también conocido como «Renacimiento de Harlem»), desarrollado en las décadas de 1920 y 1930 y popularizado en la antología homónima realizada por Alain Locke. Los intelectuales y artistas negros intentaban redefinir y reafirmar la identidad afroamericana a través de la expresión cultural, abogando por la creación de imágenes inspiradoras de su comunidad y de la negritud, en un momento en el que el terror racial era una de las cuestiones éticas más urgentes. En ese contexto, las fotografías antirracistas de Kanaga resultan toda una declaración de intenciones, así como el protagonismo que otorga a figuras como las del cantante Kenneth Spencer, el poeta Langston Hughes o el artista plástico Sargent Johnson.

La citada corriente cultural, apreciada en su momento como «el fundamento del canon negro», supondría no solo un periodo de florecimiento para los artistas negros, sino que también apeló a los blancos a unirse a este impulso en defensa de las libertades, los derechos y la igualdad. Este es el caso de Kanaga, vinculada a las reivindicaciones afroamericanas a lo largo de toda su trayectoria. En 1964 y en pleno apogeo de la lucha por la liberación de la población negra, la escritora Barbara Deming la invitó a fotografiar la Marcha por la Paz y la Libertad que recorrió 4.500 kilómetros entre Quebec, Washington y Guantánamo como protesta contra las acciones de Estados Unidos en Cuba. Durante la marcha, Dening y otros activistas fueron detenidos por exigir que todos los manifestantes pudieran caminar juntos en una acera «solo para blancos».

Pionera fotoperiodista

Consuelo Kanaga: atrapar el espíritu organiza las 180 fotografías y el diverso material documental de archivo que comprende en varios bloques temáticos, respondiendo a los diversos géneros fotográficos explorados por la artista norteamericana: el fotoperiodismo en la ciudad, una galería de retratos, los estadounidenses en el extranjero (en países como Francia, Alemania, Italia, Hungría y Túnez), la «escena americana» que incluiría no solo la representación afroamericana sino también la del movimiento obrero, los retratos de artistas (como Alfred Stieglitz, W. Eugene Smith, Milton Avery, Mark Rothko y Wharton Esherick), los viajes al sur de Estados Unidos y sus estudios de la naturaleza.

«Tennessee» (1950), de Consuelo Kanaga. / © Brooklyn Museum

Kanaga ejerció profesionalmente el fotoperiodismo desde una fecha tan temprana como 1915: con tan solo veintiún años, comenzó a escribir para el San Francisco Chronicle, donde aprendió fotografía por la necesidad de ilustrar los reportajes que firmaba. En 1918 ya trabajaba como fotógrafa de plantilla para el periódico, y al año siguiente para el Daily News. Se convirtió, así, en una de las primeras mujeres fotoperiodistas contratadas por una publicación, algo que recordaría su amiga Dorothea Lange, también fotógrafa: «Fue la primera fotógrafa de prensa que había conocido. Era una persona muy adelantada a su tiempo». Fue, también, una de las pocas mujeres que mantuvo una estrecha relación con los círculos de vanguardia estadounidenses, tanto en San Francisco, con el Grupo f.64, como en Nueva York, con la Photo League.

La carrera de Kanaga está conectada a un amplio círculo de mujeres fotógrafas con quienes tuvo una especial relación durante su extensa carrera. Además de la citada Lange, fue un gran apoyo para Imogen Cunningham, Louise Dahl-Wolfe, Alma Lavenson, Tina Modotti y Eiko Yamazawa, entre muchas otras a quienes proporcionó consejo, compañía y contactos en el mundo del arte. Mujeres que la inspiraron, y para las que fue una inspiración, aunque su obra acabara recibiendo menos atención que la de algunas de las citadas. Kanaga fue poco dada a la autopromoción, pues siempre estuvo más interesada en cuidar los vínculos afectivos. Además, las desigualdades de género y las presiones sociales propias de su tiempo limitaron su capacidad para dedicarse plenamente a la labor creativa. Consuelo Kanaga: atrapar el espíritu contribuye poderosamente a paliar esta otra injusticia, dando su sitio a una artista capaz de cambiar nuestra forma de mirar, de captar no solo nuestra atención, sino nuestro espíritu.

«She is a Tree of Life» (1950), de Consuelo Kanaga. / © Brooklyn Museum

 


 CONSUELO KANAGA: ATRAPAR EL ESPÍRITU 
Comisariada por Drew Sawyer
Organizada por Brooklyn Museum de Nueva York en colaboración con Fundación MAPFRE y San Francisco Museum of Modern Art
KBr Fundación MAPFRE, Barcelona
Del 15 de febrero al 12 de mayo

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