Horas críticas Analógica

Dignidades en ruinas

Reseña de «No desearás la muerte en Venecia», de Carlos Clavería Laguarda

¿Por qué escribir un libro fácil cuando puedes escribir un libro bueno? Es bonito que un libro contenga multitud de preguntas y es bonito que también las preguntas rodeen las elecciones en torno a su publicación. ¿Por qué una obra bicéfala? ¿Por qué resucitar al Tazio de Muerte en Venecia, de Thomas Mann, para realizar un ejercicio de exorcismo y resucitación: el de la culpa y los vaivenes morales en la Europa del siglo pasado y la de uno de los personajes más famosos de la literatura? En No desearás la muerte en Venecia, Carlos Clavería Laguarda elige el camino difícil e invita al lector a hacer lo mismo.

Decía el autor en un reciente encuentro con lectores que lo que buscaba a la hora de escribir su libro era «establecer una complicidad compleja con el lector». Inmersos en un mercado editorial que cada vez más nos ofrece lo que podríamos denominar libros papilla, los lectores encontramos en un libro como el de Clavería Laguarda una experiencia ardua a la par que luminosa. No desearás la muerte en Venecia es una obra que exige un lector atento y dedicado, al que le vendrá bien tener un lápiz a mano para poder subrayar las reflexiones que el autor plantea acerca de la moral, la guerra, la ruina y la memoria en las vidas entrelazadas de los dos protagonistas de las dos novelas que componen el libro.

Clavería Laguarda resucita al Tazio de Thomas Mann en dos novelas paralelas y, al mismo tiempo, completamente distintas. La primera parte del libro cuenta la vida de Tadeusz von Stadion, exgeneral del ejército nazi, perseguido por las consecuencias de sus actos y por la duda permanente de no saber por qué está luchando. La segunda parte nos presenta a Tadeusz Latalski, comunista polaco y partisano en Italia. Ambos personajes son la reencarnación de Tazio y ambos experimentan vivencias análogas, pero la voz —o más bien, las voces— que cuenta cada relato vibra con un timbre muy diferente.

Podríamos definir No desearás la muerte en Venecia como dos ejercicios de estilo si no fuera porque Clavería Laguarda, al llevar cada uno de ellos a sus últimas consecuencias, consigue que le otorguemos la etiqueta de literatura; una literatura que obliga al lector a detenerse y volver los cinco sentidos al libro. Sobre todo en la primera parte, planteada en su estilo como un homenaje a la forma de escribir de Thomas Mann, decididamente lenta y algo pedante (en palabras del propio autor), llena de expresiones propias de los años veinte, que nos hace ver de qué manera Tadeusz von Stadion, su protagonista, vive anclado en el pasado. El exmilitar es incapaz de avanzar en el barro de la Europa que quiere reconstruirse a sí misma. Persiguiendo al fantasma de Gustav von Aschenbach, el escritor protagonista de la novela de Mann, Tadeusz von Stadion vive atado a dos muertes: una en 1911, en Venecia; otra en 1944, en Treviso. Las dos ciudades y las dos fechas actúan como espejos de una conciencia marchita, culpable y en ruinas que el lector va descubriendo poco a poco, a medida que desentraña el sentido de la historia, al acompañar a von Stadion en su viaje de regreso a Venecia, donde empezó todo.

Fotograma de «Muerte en Venecia» (1971), de Luchino Visconti, adaptación de la novela de Thomas Mann. / © Alta Cinematografica

«Es posible reconstruir un palacio en tres años y sustituir en la memoria cómo era antes de la ruina, pero el fusilamiento de un joven no se olvida nunca, lo sabía, del mismo modo que no se olvida la mirada de alguien dispuesto a morir por una idea contraria a la que presume el jefe del pelotón. Cuando se ha visto la muerte en los ojos de un joven, querer olvidar no es suficiente para poder olvidar», escribe Clavería Laguarda en la primera novela. Como decíamos al inicio de esta reseña, hay muchas preguntas que atraviesan el libro y que resuenan en el lector a medida que lee: ¿Qué hacemos con las huellas del mal? ¿Tiene la reconstrucción después de una catástrofe su lado oscuro? ¿Implica necesariamente el olvido? No desearás la muerte en Venecia no ofrece necesariamente respuestas a todas estas preguntas (ni debe, pues ese no es el papel de la literatura), pero sí nos obliga a reflexionar en torno a la banalización del mal, a qué sucede en las vidas de los hombres cuando se cometen atrocidades.

«Me dispararon cientos de veces, disparé cientos de veces; tuve mejor puntería». Frases como esta puede encontrar el lector en la segunda novela de No desearás la muerte en Venecia. En esta segunda parte, la reencarnación de Tazio es Tadeusz Latalski, que cuenta su historia con una voz completamente distinta a la de su yo paralelo, el general von Stadion. La sensación del lector al cruzar el ecuador de la obra es casi física: las frases se acortan, la historia se acelera como si quisiera huir de aquello que acaba de contar y el personaje abandona las expresiones más arcaicas para narrar su vida en un estilo mucho más cortante, pulcro y moderno. Si quisiéramos hacernos un favor como lectores, deberíamos resistir la tentación de leer más rápido esta segunda parte para poder rastrear los paralelismos entre las vidas de los dos Tadeusz, los dos Tazios. Están ahí, colocados de manera precisa por Clavería Laguarda, en una obra que busca devolverle la dignidad a un personaje que en la novela de Mann es solo un objeto de deseo. Porque como dice el segundo Tadeusz, haciendo referencia a la famosa novela, «Tazio es la gran derrota de mi vida».

 


 NO DESEARÁS LA MUERTE EN VENECIA
Carlos Clavería Laguarda
ALTAMAREA
(Madrid, 2023)
184 páginas
18,90 €

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