Cultura ambulante

Aref El Rayess y el compromiso con el arte emancipador en todas sus formas

Una visitante de la muestra «Aref El Rayess. Obras (1958-1978)». / Foto: Miguel Lorenzo — IVAM

«El ser humano es la unidad que encarna tanto los medios como los fines. El arte es la unificación con la belleza del amor y el altruismo que busca la emancipación continua a lo largo de la vida. Es la encarnación de imaginaciones, ideas e impresiones convergentes». Aref El Rayess (1928-2005), figura fundamental del panorama artístico y cultural libanés del siglo XX, protagoniza una exposición en el IVAM Centre Julio González que representa la primera gran retrospectiva en torno a su obra albergada por un museo europeo. Los muy diversos horizontes geográficos que abarcó y los conflictivos —y traumáticos— acontecimientos políticos que reflejó lo sumirían en el olvido tras su muerte. Además, la solo aparente incoherencia estilística de sus piezas dificultó el reconocimiento de un corpus formal libérrimo que incluye una plétora de técnicas e ideologías, comprensible únicamente a través de una visión amplia y distanciada como la que se propone en este itinerario.

Aref El Rayess. Obras (1958-1978), que puede visitarse en el museo valenciano hasta el 27 de agosto, supone por tanto un tributo algo tardío aunque plenamente necesario a un artista que, gracias a su mirada y pensamiento independientes, supo plasmar los deseos y las esperanzas de toda una época, así como sus contradicciones. Como señala la comisaria Catherine David, quien ha desarrollado su carrera en espacios de tanto prestigio como el Georges Pompidou, el Jeu de Paume o la Documenta, El Rayess encarna la modernidad, «entendiendo lo moderno como la práctica de un arte comprometido a nivel formal, social, político y espiritual». La exposición, desplegada a lo largo de cinco salas con 130 obras y abundante documentación, se centra en el período que abarca desde que regresara a Beirut, tras haberse formado en los estudios de Fernand Léger y André Lhote, hasta los primeros años de la larga guerra civil libanesa, cuyo fin no llegaría hasta 1990. Un resumen de su trayectoria de ida y vuelta entre países tan diversos y de escenarios políticos complejos en esos años como Senegal (país cuyas impresiones le marcarían desde la adolescencia), Francia, Argelia, Estados Unidos, México o Arabia Saudí.

Actividad de mediación en torno a la exposición de Aref El Rayess. / Foto: Miguel Lorenzo — IVAM

Así, junto a la presencia de esos contextos históricos embebidos a través de su propia experiencia, su obra iría destilando estilos y referentes de lo más diverso a partir de ese periplo, en el que conoció la producción de autores tan indisciplinados como Renato Guttuso, Josef Albers, Mark Rothko o Lucio Fontana, entre muchos otros, para acabar generando una iconografía propia y mutante. Su carácter de creador autodidacta y heterodoxo, observador inclasificable de las tendencias, le hicieron navegar por medios como el dibujo, el grabado, la pintura, la escenografía, la escultura o el collage, y colaborar con artistas de otras disciplinas como el escultor Wahib Bteddini o el arquitecto Hassan Fathy. Procediendo de una familia tradicional drusa, la condición de dandi de Al Rayess es una de las paradojas que distinguen su figura, según la comisaria de la muestra del IVAM. Un artista preocupado por las crisis políticas, sociales y culturales de su tiempo, pero con un estilo singular y auténtico, comprometido sobre todo con la verdad plástica.

La exposición recorre aquellas dos décadas desde las abstracciones matéricas de su etapa italiana, con un ojo en el futurismo y otro en los icónicos diseños de Fortunato Depero, hasta los tapis volant inspirados en el expresionismo de Hans Hofmann o de John-Franklin Koenig, los dibujos de espiritualidad cósmica que ilustran poemas de su amigo Kamal Jumblatt (líder del pueblo druso, asesinado en 1977), las obras cercanas al muralismo mexicano o al arte pop norteamericano de un Robert Rauschenberg, las series más políticas como Sangre y Libertad o Amor, muerte y revolución y, en fin, los preciosistas collages-pinturas recogidos en Tiempos Modernos y Tercer Mundo, guiño a Chaplin y su crítica de un mundo mecanizado pero también implacable crónica de las revueltas, revoluciones y conflictos de la época, basada en el arte miniaturista de creadores argelinos como Mohammed Racim o Mostepha Dajaout.

Una de las salas de la muestra dedicada al artista libanés. / Foto: Miguel Lorenzo — IVAM

Que toda su trayectoria teje un pensamiento y un posicionamiento social crítico (y casi antropológico) frente al mundo es algo que observamos no solo en sus obras más abiertamiente ideológicas, sino también en series como Les fleurs de la rue Al-Moutanabbi, place des Martyrs, en la que retrata las famosas calles de burdeles de Beirut considerando a sus prostitutas como obreras del sexo. De hecho, la muestra del IVAM reproduce también una extensa entrevista de Rayess con el crítico Joseph Tarrab en la que el artista libanés incide en la dimensión social de la prostitución, pero sobre todo en su vertiente simbólica (la prostitución moral e intelectual), como metáfora de la degradación de su país en aquellas décadas. Por esa actitud siempre incómoda, siempre a contracorriente y nunca complaciente, Aref El Rayess no es un artista en absoluto fácil de catalogar, pero sin duda se trata de un autor con una voluntad creativa genuina e innegociable, completamente emancipada: aquella que nos devuelve a nuestra humanidad. Nada menos.

 


 AREF EL RAYESS. OBRAS (1958-1978) 
Comisariada por Catherine David
Institut Valencià d’Art Modern. Centre Julio González
Hasta el 27 de agosto de 2023

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