Horas críticas

Reír es de sacrílegos

Reseña de «El derecho a cagarse en Dios», de Richard Malka

Un hombre sostiene una portada de «Charlie Hebdo» en una concentración en Bruselas. / Foto: Aurelien Guichard (CC BY SA 2.0)

Me van a permitir la trampa de empezar fusilando una de las frases de la contraportada del libro que tengo entre manos, pero es que creo sinceramente que en estas palabras podemos resumir todo lo que un lector va a encontrar entre sus páginas, evitando equívocos a despistados que piensen que esto va de otra cosa: «Este libro es el alegato de Richard Malka, abogado de Charlie Hebdo, en el juicio por los atentados del 7 de enero del 2015 en los que fueron asesinados muchos de los integrantes de la revista». De esta forma, desde un primer momento dejamos claro que no, El derecho a cagarse en Dios no es obra literaria ni ensayo ni su intención es otra que la de componer la argumentación final del abogado mencionado en el juicio de unos actos que se convirtieron en la antesala, o tal vez acabaron de establecer (ahí estará siempre el eterno dilema de qué es la causa y qué el efecto), el mundo en que vivimos hoy en día; un lugar donde nadie tiene muy claro qué es la libertad de expresión, hasta dónde llegan sus límites (si los hay), qué tiene que ver en todo esto el simple mal gusto y qué hay del derecho a ofenderse (léase con ironía) que muchos reclaman y que tantos otros emplean como arma arrojadiza para pretender silenciar todo lo que no encaja con sus ideas o creencias.

Pero no nos alejemos de lo esencial. La obra y, por tanto, el alegato, sirve de excelente guía para conocer los ingredientes que fueron necesarios para la matanza que tuvo lugar aquel fatídico 7 de enero. Entenderemos que la publicación de unas caricaturas en Dinamarca provocó cierto revuelo, pero nada más. Sabremos del posterior engaño perpetrado por imanes daneses afines a los Hermanos Musulmanes, que difundieron dichas caricaturas junto con otras obtenidas de webs de supremacistas blancos e incluso una fotografía de una festividad con el cerdo como centro, que fue tergiversada en supuestos insultos hacia el pueblo árabe. Y comprenderemos, entonces sí, que la supuesta blasfemia nacida de una falsificación por parte de sus acusadores incendió todo el mundo.

El resto de acontecimientos cayeron como piezas de dominó perfectamente colocadas, llegando a reivindicarse la muerte de cualquier persona que se burlara del profeta. ¡Se llegó a pedir a la ONU la prohibición de la blasfemia! Y de ahí, con el tiempo, acabó aconteciendo la masacre de Charlie Hebdo. En ese punto del alegato, Malka es listo y no se queda solo en describir esa circunstancia, sino que se abre paso hasta la propia historia de la blasfemia y, a partir de la misma, retrata no solo a las religiones (aunque sí, principalmente a estas), sino también a todos los políticos y medios de comunicación que han sido capaces de justificar este tipo de represalias en nombre de la ofensa a lo más sagrado.

Porque quien piense que todo lo que se cuenta en este alegato queda circunscrito a cuestiones religiosas y, más concretamente, del fundamentalismo árabe, está muy equivocado. Aunque lógicamente a otros niveles (gracias a Dios; guiño, guiño), cada capa de nuestra sociedad parece estar apuntándose a esto de censurar si ofende. Nos hemos acostumbrado a leer «delito de ofensa» a diario por los más variados motivos: un rap contra el rey, un chiste sobre un colectivo determinado o, por supuesto, comentarios sobre alguna religión, confundiendo el mal gusto que habitualmente tienen este tipo de intervenciones con la idea de una violencia que no existe.

Richard Malka nos habla de todo ello en las menos de cien páginas de este librito que nos hará reflexionar sobre la importancia de gozar de libertad para expresarnos sin tener que pagar el precio de acostumbrarnos a recibir amenazas de muerte. Y, por supuesto, del riesgo de caer en el malentendido de que cualquier creencia, idea u opinión no puede ser debatida, criticada o caricaturizada. De ser así, olvidaremos la diversidad que nos caracteriza para buscar una extrañamente ansiada (y peligrosísima) uniformidad de pensamiento. Terrorífico.

 


 EL DERECHO A CAGARSE EN DIOS 
Richard Malka
Traducción de Alberto Torrego Salcedo
LIBROS DEL ZORZAL
(Madrid, 2022)
96 páginas
11,90 €

3 Comentarios

  1. Pingback: Richard Malka: «Si renunciamos a criticar a las religiones, deberemos enfrentarnos necesariamente a religiones que se volverán monstruosas» - Jot Down Cultural Magazine

  2. Luis Enrique Antolín

    Más allá de lo horrible y de todo punto inexcusable de lo ocurrido con » Charlie Hebdo», la cuestión estriba en los límites o no de la libertad de expresión, en este caso concreto, centrada en el humor. ¿Ampara el hecho del humor cualquier cosa, da vía libre para cualquier temática?. No es tan fácil la respuesta, sólo hay que imaginarse cómo se tomarían hoy en día los chistes o sátiras netamente machistas o burlones respecto a homosexuales, o discapacitados, por ejemplo, frecuentes hasta no hace tanto tiempo. Vivimos en un momoemento ideológico de promoción de lo decolonial y reivindicación de las características culturales de los diversos pueblos, a este respecto, pongamos por caso, ¿resultaría de recibo el cagarse en la Pachamama?.

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