Horas críticas

Libros de la semana #89

Recomendaciones literarias de la redacción de Mercurio

Accionistas del cambio, de Irene Baños y Judit Alonso [eds.] (BoldLetters)

Este libro es, desde su origen y su propio subtítulo, una denodada y declarada «apuesta por la naturaleza y nuestro futuro», por lo que, de partida, su pertinencia a la hora de analizar y buscar salidas a la presente situación de emergencia (ya no es solo una crisis) climática y medioambiental está fuera de toda duda. Máxime cuando la estrategia que han trazado en estas páginas sus editoras, las periodistas especializadas en esta área de la actualidad —tan mal tratada— Irene Baños y Judit Alonso, ha sido la de abordar las causas y los efectos glocales de esta catástrofe en tiempo real a través de la experiencia y el conocimiento de hasta ocho personas destacadas en esta lucha, desde ámbitos como la ciencia, la educación, la política o el ambientalismo: en definitiva, un representativo grupo de «emprendedores de esa transformación de paradigma necesaria para asegurar nuestro futuro, que es, en definitiva, el mayor activo que nos jugamos». Para ello, han conversado con figuras de referencia en nuestro país como, entre otros, Fernando Valladares, de Rebelión Científica, quien habla sobre el tránsito del laboratorio a la protesta pública; Miriam Campos Leirós, de Teachers for Future Spain, sobre la importancia de educar suficientemente en esta cuestión como vía esencial de concienciación; Juantxo López de Uralde, de Alianza Verde, sobre el movimiento ecologista en su relación con la escena política; o Erika Martínez Lizarraga, de GoiEner, en torno a la necesidad de ofrecer alternativas al modelo de consumo irrefenable e irresponsable. Completan el volumen los testimonios de Juan Carlos del Olmo, de WWF España, Eva Saldaña, de Greenpeace, Javier Peña, de Hope! En pie por el planeta, y Odile Rodríguez de la Fuente, bióloga y divulgadora que actualiza el valioso legado de su padre, especialmente en su vinculación de unos conceptos que parecen haber sido separados en nuestra era: naturaleza y humanismo. «Somos una especie más sobre la faz de la Tierra, solo eso», explica Rodríguez de la Fuente. «Sin embargo, ser seres vivos con conciencia nos otorga una responsabilidad incomparable en el trato y el respeto hacia las otras formas de vida». Accionistas del cambio reúne, por tanto, las voces de un ecosistema complejo «en el que la ciudadanía puede encontrar su espacio de participación y decidir desde dónde pulsar la tecla de acción», según las editoras. Un libro que, desde el prisma de una sostenibilidad real —y no vaciada de contenido y convertida en mero eslogan—, especialmente atenta a nuestro entorno (pues solo la acción sobre lo cercano será capaz de obtener resonancias amplias), pretende sobre todo impulsar a la acción colectiva. Al fin y al cabo, conviene no perder de vista que «somos las últimas generaciones con la posibilidad y la responsabilidad de variar el rumbo».


Escuche esto si ama la buena música, de Robin Murray (Blume)

GreenLight status awarded. Checklist Internal Pages (Final) ran on Monday 9 November 2020 at 15:07

Este libro de vocación práctica pero de auténtica altura crítica y literaria, y de indudable ambición canónica pese a su falta de pretensiones, se abre con una premisa irrefutable: «La vida es demasiado corta para escuchar música mala». Dicho así, en tales términos binarios, cabría preguntarse qué es la buena música. Por suerte, queda todo meridianamente aclarado en la introducción, que advierte que este libro es completamente personal y que no se concibe como punto final de la conversación, sino como su comienzo, a partir de una selección de cien discos de las últimas cuatro décadas «caracterizada tanto por lo que falta como por lo que se incluye, un canon alternativo que mira hacia adelante». Eso se traduce en obras bastante ignoradas, pero también éxitos mainstream analizados desde un prisma diferente, álbumes que han supuesto el nacimiento o el declive de un género, o bien su mutación y ramificación en otros, del pospunk —donde arranca— al grime, del R&B al grunge; en vinilo, CD o plataformas. Algo sabe sobre todo esto Robin Murray, redactor jefe de la prestigiosa revista británica Clash. De hecho, a lo largo de sus quince años de carrera como periodista musical ha ido acumulando datos, argumentos y enfoques que incorpora a este compendio, junto a lo que denomina «revelaciones personales», por lo que el volumen magníficamente editado por Blume tiene el encanto de la prescripción cercana y la amplitud de miras de una erudición bien entendida. Escuche esto si ama la buena música se articula en una decena de bloques no cronológicos sino subjetivamente temáticos: discos de debut seminales como los de The Stone Roses, Nas, DJ Shadow o Erykah Badu; irrepetibles como los de Young Marble Giants, Jeff Buckley, Lauryn Hill o Late of the Pier; que se hicieron esperar como los de Blondie, The Flaming Lips, Sharon Jones o Skepta; reinvenciones como las de Beastie Boys, Radiohead, Taylor Swift o Beyoncé; políticos como los de Public Enemy, Autechre, M.I.A. o Kate Tempest; sexuales como los de TLC, Wild Beasts, The Weeknd o Björk; expresiones de una frágil salud mental como los de Joy Division, PJ Harvey, Burial o Frightened Rabbit; calmados como los de Aphex Twin, Slowdive, Joanna Newsom o Grouper; perturbadores como los de Kate Bush, Slint, Boards of Canada o Jenny Hval; y grandes adioses como los de The KLF, Nina Simone, Bikini Kill o J Dilla. Son solo algunos ejemplos de los muchos álbumes interesantes explorados en estas páginas, completados además con referencias a temas concretos, textos para ampliar, otros materiales audiovisuales y artistas relacionados. Un libro imprescindible para melómanos y también para no iniciados que empiecen a germinar curiosidad por el universo musical, visto como una manifestación de la cultura pop más rica, diversa y viva. Murray no nos lleva a engaño, no hay nada sobre este arte susceptible de ser labrado en mármol: «La música cambia cada día, y nuestra visión sobre ella también debe cambiar». Las estéticas evolucionan y, con ellas, también nosotros oyentes podemos hacerlo.


Una escritora en el tiempo, de Jane Lazarre (las afueras)

Dentro de la valiosa colección Ensayos Chiquitos de la editorial Las Afueras se edita este enjundioso opúsculo donde se reúne la producción ensayística más reciente de una autora esencial del feminismo contemporáneo, sobre todo a partir del influyente clásico El nudo materno (Las Afueras, 2018), publicado por primera vez en el año 1976, donde la escritora y periodista estadounidense Jane Lazarre se acercaba a la experiencia de ser madre desde un enfoque de género, tan crítico como personal. Esa misma reivindicación de la singularidad de la trayectoria vital de la mujer en un marco colectivo y su potencial transformador de la sociedad se halla en los dos textos que componen Una escritora en el tiempo. El segundo de ellos, el que da nombre al libro, incide en cómo la escritura creativa define el yo de la propia autora, reivindicando la calidad artística de la literatura memorialística y la dificultad de distinguir la propia experiencia de la conciencia, ya sea el resultado una obra de ficción o de no ficción, en uno u otro formato. La verdad, cuando la hay, se acaba imponiendo sin que exista «una separación neta o clara entre la vida interior y la historia del mundo —eso que algunos llaman escritura política—». Como escribiera James Baldwin, citado al inicio del texto: «Las personas están atrapadas en la historia, y la historia está atrapada en ellas». No es la única de las voces a las que se hace referencia en esta indagación personal del hecho literario, que también integran las de Virginia Woolf, Emily Dickinson, Toni Morrison, Christa Wolf, Tillie Olsen, Alice Walker o Charlotte Perkins Gilman, entre otras. Toda una guía de lectura de enseñanzas en clave autobiográfica que funden el lenguaje poético y el narrativo, el discurso histórico-social con el viaje de la conciencia, obras que son «gritos de justicia apasionados, cuyas raíces se hunden en las experiencias definitorias de cada escritor». Por su parte, el ensayo con el que se abre el libro, titulado Maternidad y activismo. Una historia personal y extraído de su participación en la Bienal de Pensamiento acogida por el CCCB en 2018, narra sus vivencias como madre blanca de hijos negros y los efectos del racismo sistémico en Estados Unidos. Lazarre reflexiona sobre las implicaciones y dificultades de exponerse a través de la palabra escrita, aludiendo a escritoras como Audre Lorde, Adrienne Rich o Muriel Rukeyser, y expone la revelación que le supuso descubrir a autoras como Grace Paley o Sara Ruddick, capaces de ofrecer nuevos relatos sobre la maternidad más allá de la disyuntiva de idealizarla o demonizarla. A Lazarre su vocación le ayudó a entender que no había nada de neurótico o patógeno en la experiencia maternal, que la culpa y la vergüenza que ciertas teorías psicológicas habían afianzado durante décadas debían ser apartadas para dar paso a un relato profundo que sirviera de base a una historia colectiva sobre la que fundar la acción social: «He escrito muchos relatos distintos, pero ser madre sigue siendo una pasión fundamental en mi vida, por lo que siempre ha sido una de las experiencias sobre las que más he querido escribir, por las mismas razones por las que todo escritor desea escribir sobre sus pasiones: para describirlas con mayor precisión, para comprenderlas, para transmitir significados a los demás, para servirse de la propia vida y pensar en la vida misma».


El precio del progreso, de Aldous Huxley (Ediciones El Salmón)

Hace nada menos que sesenta años desde que fuera escrito el más reciente de los ensayos que compila este libro, lo que da cuenta de su capacidad visionaria y su lucidez. Su autor es celebérrimo, sobre todo, por una distopía que tampoco ha perdido un ápice de su vigencia, Un mundo feliz (que ha cumplido 90 años), pero la imaginación que desprenden sus ficciones procede de su gran capacidad crítica hacia la sociedad de la tecnología y la industrialización, cuyos peligros para las libertades y la igualdad social supo vislumbrar ya desde entonces. Cuatro son los escritos de Aldous Huxley (1894-1963) que se recogen en El precio del progreso, de los cuales los tres primeros nacieron entre 1946 y 1947, justo después de finalizar la Segunda Guerra Mundial. Es entonces y ante la amenaza de la expansión nuclear cuando el autor expone unas ideas libertarias y ecologistas verdaderamente adelantadas a su tiempo, que abogan por una sociedad descentralizada y donde sus comunidades se autoabastecerían a partir de fuentes de energía renovables. Dos de ellos proceden de su colaboración en forma de artículos para la revista india Vedanta and the West, donde incorpora la meditación filosófica y moral a sus ideas más políticas en torno al progreso. Una visión que, más allá del bienestar y las condiciones de vida material propiciadas por el mundo —y el pensamiento— occidental, apunta a un humanismo oriental que incorpora lo que la tradición y el mito son capaces de decirnos sobre el mundo, que no es poco, lejos de las verdades autoconclusivas de la ciencia y la razón que, no obstante, conducirían a la sinrazón y la destrucción en el pasado siglo y cuyas consecuencias se extienden aún en este. El último de los ensayos tiene su origen, en cambio, en una conferencia suya en la Convención sobre el Orden Tecnológico de 1962, poco antes de que concluyera su vida y de la que deducimos que sus preocupaciones seguían tan presentes como quince años antes, o más incluso: «Nos hemos precipitado en los dominios de la naturaleza como si supiéramos exactamente lo que estábamos haciendo. Pero no es así. Nunca pudimos prever lo que íbamos a provocar. La estructura ecológica es tan delicada y tan compleja que resulta imposible imaginar todos los efectos de una acción determinada». Y aun así, Huxley los imaginó bastante bien, y también los certificó. En aquel discurso hablaba de problemas ya acuciantes como la pérdida de biodiversidad, el uso de insecticidas y DDT, la escasez de recursos en relación a la población y su pobreza, la explotación del suelo o las consecuencias de una automatización masiva de los procesos. Como señala José Ardillo en su prefacio, hay pocos autores de la talla del británico que se hayan dedicado con tal afán a una de las cuestiones esenciales de la era contemporánea. En los textos de El precio del progreso, hallamos el «corazón de un diagnóstico iluminador sobre nuestra época», pues al fin y al cabo «su legado es hoy tan válido como ayer, porque los problemas que esbozó son más que nunca nuestros problemas».

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