Entrevistas

Ángel Abellán y Luis Armand: «A ver quién es el bonico que estudia 10 años para acabar trabajando en Ikea y no termina sufriendo ansiedad»

Lo que más miedo te dé (GP Ediciones, 2022) nace de la imaginación del divulgador Ángel Abellán (Murcia, 1988) y la creatividad del ilustrador Luis Armand (Albacete, 1991), y cuenta una historia que visibiliza el infierno que viven las personas aquejadas de ansiedad y también quienes les rodean. Con tres gamas cromáticas únicamente —el naranja para los ataques de pánico, el azul para el presente y el gris para el pasado— abordan esta temática tan poco frecuente en la literatura y, de forma específica, en el cómic.

Con el reciente lanzamiento de Lo que más miedo te dé, Ángel Abellán —quien se define como guionista e investigador «muy hipocondríaco»— ha publicado ya tres cómics, aunque este se puede considerar el más personal de su carrera hasta la fecha. En cambio, para Luis Armand —licenciado en Bellas Artes por la Universitat Politècnica de València—  este es su primer tebeo, aunque tiene ya una amplísima trayectoria como ilustrador freelance, ocupación que compagina con otra afición, el rock&roll, que practica como guitarrista de la banda Ukelele Zombies desde 2011.

¿Cómo surge la idea de esta colaboración?

[Luis] Tanto Ángel como yo somos colaboradores de Principia Magazine, una revista de divulgación científica. De hecho, yo había ilustrado para la revista varios textos de Ángel sin conocerle, ya que era Quique Royuela, el editor, quien me los asignaba. Un buen día Quique nos puso en contacto al saber que Ángel tenía un guion y se encontraba en busca de dibujante. El resto ya es historia del cómic murciano-valenciano-aragonés.

¿Estaba muy definida desde el principio la trama del cómic?

[Ángel] Mi proceso de trabajo es un poco caótico, pero siempre me pongo a escribir cuando tengo claro un inicio y un final al que llegar. Cuando visualizo esas dos cosas, cuando me emocionan y me convencen, entonces sé que es momento de arrancar y comenzar a construir toda la historia.

¿Catalogaríais Lo que más miedo te dé como de autoayuda?

[Ángel] En absoluto. De hecho, es todo lo contrario a eso, porque en todo momento tenía claras mis dos prioridades: primero, esto es antes una historia de ficción que un cómic sobre enfermedades mentales; y segundo, este cómic solamente sirve para conectar con los demás, para saber que no estás solo, nunca para decir cómo o qué hacer para superarlo.

¿Cuál diríais que es el lector potencial de este libro?

[Ángel] Cualquier persona que haya pasado por un trastorno de ansiedad puede encontrar aquí un pequeño resquicio de paz, un ratito de conexión y, ojalá, alivio. También quienes quieren comprender mejor lo que significa tener un trastorno de ansiedad o sufrir un ataque de pánico. O, simplemente, quien quiere leer una historia sobre personajes un poco rotos que luchan para poder repararse los unos a los otros.

Luis, este es tu primer cómic, ¿ha sido fácil adentrarse en el noveno arte?

[Luis] Depende. En cualquier disciplina es muy fácil hacer un mal trabajo. Pero he descubierto que hacer un buen trabajo en el cómic requiere de paciencia, disciplina, constancia, comprensión lectora, tolerancia a la frustración y, a veces, incluso talento.

¿Creéis que abordar los trastornos psicológicos desde el formato del cómic ofrece alguna ventaja con respecto a los libros de texto?

[Ángel] Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y creo que es una frase cogida con pinzas, pero que tiene sentido cuando hablamos de divulgar o transmitir ideas abstractas. Es muy sencillo hablar de conceptos complejos mediante la imagen. Un ejemplo es el color del cómic, que te hace sentir de forma directa y al instante que el personaje está pasando por una fase de ansiedad sin ni siquiera usar palabras.

Efectivamente en el libro los colores tienen mucho protagonismo, ya que cada uno está asociado a diferentes estados o situaciones, ¿cómo surgió la idea?

[Luis] Fue una combinación de diferentes factores. Nuestro querido y sabio profesor Miguel Ángel Giner nos ayudó mucho en los primeros (y últimos) pasos del desarrollo de la obra. Como el protagonista del tebeo se mueve entre varios estadios de realidad, Miguel Ángel nos sugirió que mediante el color debíamos diferenciar estos estadios lo máximo posible. A eso hay que añadir que queríamos mantener un coloreado simple, al tratarse de mi primer trabajo.

Ángel, ¿está presente tu profesión como doctor en Ciencia de Alimentos en este cómic?

[Ángel] En cierto modo sí, porque el proceso de hacer una tesis doctoral es una fuente de ansiedad inmensa. Quien lo probó lo sabe.

En los últimos años ha crecido la preocupación social en torno a la salud mental, ¿por qué creéis que ha tenido lugar este fenómeno?

[Ángel] Yo puedo hablar por mi generación. Llevamos muchos años en esta espiral absurda de estudios, precariedad y putadas. A ver quién es el bonico que tiene la entereza de estudiar más de 10 años para acabar trabajando en un Ikea y no termina sufriendo ansiedad. A los de «sois la generación de cristal» me encantaría verlos pasar por esto, a ver si así se ponen un puntito en la boca.

Pero entonces ¿diríais que existe una generación de cristal? Es cierto que el mayor incremento en trastornos de salud mental se sitúa entre la población joven.

[Luis] La generación de cristal existe pero, al contrario de lo que se dice, está formada por aquellos que se ofenden al escuchar «nosotres» o los que dicen «en mis tiempos no se cobraban las prácticas».

¿La pandemia ha empeorado el bienestar mental?

[Ángel] La pandemia a los millennials no nos ha supuesto nada nuevo. Somos como ese meme de un perro tomando café mientras la casa arde y exclama «It´s fine».

María Hernández, en el prólogo, comenta que a Tonyo y sus amigos no les pasa nada fuera de lo normal o nada que no pudiera pasarnos a cualquiera de nosotros, ¿qué es entonces lo que hace especial esta historia?

[Ángel] María Hernández, en su precioso prólogo, dice que Lo que más miedo te dé es, antes que nada, la historia de unos amigos que viven buenos momentos y malos momentos. Habla de que todos lo pasamos mal porque la vida también es eso. La cuestión está en que no todos reaccionamos igual ante las putadas de la vida (a veces con mucha ansiedad, otras con nada) y que, por supuesto, no pasa absolutamente nada.

También se trata la hipocondría, una enfermedad que padece entre el 15 y el 20% pero no siempre se diagnostica, ¿por qué creéis que sucede esto?

[Ángel] No tengo ni idea, pero parece que a nivel psiquiátrico es difícil establecer la línea. ¿Soy una persona que se preocupa por su salud, o soy una persona hipocondríaca que no puede hacer su vida normal porque se está midiendo el pulso todo el día? Yo tardé muchos años en darme cuenta de lo que me pasaba y mi psicólogo siempre evita hablar de diagnósticos. En cualquier caso, con o sin diagnóstico, es importante hablar del problema. De los síntomas. De que consiste en estar aterrado por creer que vas a morir cada día. O de que consiste en no cerrar los ojos por la noche porque crees que, al dormir, dejarás de respirar.

Tú te defines como hipocondríaco, ¿consideras que hacer este cómic ha sido terapéutico para ti?

[Ángel] Siempre es catártico escribir sobre tus problemas. Pero yo hice este guion cuando ya controlaba mi ansiedad, así que ha sido más catártico comprobar que sirve para ayudar a otras personas.

¿Cómo fue el proceso en el que te diste cuenta de que padecías hipocondría?

[Ángel] Como decía antes, fue un proceso lento y tortuoso. Aunque tal vez el hecho de coleccionar una pila de electrocardiogramas en casa me debería haber dado una pista. Eso sí, recuerdo un momento clave: una mañana en la que yo no podía más, y mis padres me llamaron para que bajara al comedor. Tenían preparado un portátil con un vídeo en el que una mujer explicaba lo que es un trastorno de la ansiedad. Estaba definiendo a la perfección todas esas experiencias que yo había vivido, y sentí que las lágrimas brotaban con fuerza, no de tristeza ni de alegría. Era alivio.

En el tebeo, la hoja de objetivos del protagonista tiene su protagonismo, ¿consideráis que es importante tener una rutina o, al contrario, que actualmente existe cierto marketing en torno a la productividad?

[Luis] Hay que tener cuidado con glorificar eso de ser productivo, porque no somos máquinas de producir, sino personas.

«Es como un dolor de cabeza, la sensación de perder el control», leemos en el cómic. ¿Podríais definir en qué consiste entonces la ansiedad?

[Ángel] Desde un punto de vista científico, es un trastorno en el que tu cabeza engaña a tu cuerpo para que creas todo el tiempo que hay un peligro acechando. Es un mecanismo de defensa natural: cuando te quemas, apartas el dedo con un acto reflejo para evitar que sea peor. Si estás en la carretera y viene un coche, tu corazón se acelera y comienzas a sudar. Imagina eso sentado en tu sofá y leyendo un cómic. Pues eso es la ansiedad.

¿Creéis que continúa habiendo un estigma alrededor del hecho de acudir al psicólogo?

[Ángel] Lo hay, pero no lo entiendo. Con el gusto que da ir al psicólogo. ¡Si es mil veces más placentero que un fisioterapeuta! Vas a un lugar a descargarte y a decirle a alguien toda la mierda que llevas dentro. Yo a veces sigo yendo, aunque no tenga mucha ansiedad. Me basta un problema mantenido en el tiempo que me cueste solucionar a nivel mental. Es que, al fin y al cabo, tomamos antinflamatorios cuando nos duele la cabeza. Esto es lo mismo, pero a nivel mental.

¿Las redes sociales son, en vuestra opinión, un altavoz sobre la existencia del bienestar mental o más bien una causa de enfermedades como la ansiedad o la depresión?

[Luis] Me temo que, desgraciadamente, son ambas cosas. Lo malo de las redes es que hay que aprender a vivir dentro de ellas sin perder de vista que lo importante ocurre fuera.

¿Cómo afecta la convivencia con personas que tienen trastornos mentales?

[Ángel] Yo voy a cambiar el sentido de la pregunta, si me lo permites, porque tengo el punto de vista de la persona con un trastorno. Lo que puedo decir es que siempre es lícito pedir comprensión a quien está a nuestro lado, pero nunca debemos olvidar que también lo es no poder entender lo que ocurre en nuestra cabeza. Yo culpaba mucho a mi expareja por no entender aquello por lo que estaba pasando y que, al final, se marchase. Ahora solamente pienso en darle las gracias por todas esas veces que me acompañó al hospital. O todas esas veces en las que solamente tenía capacidad para pensar en mí mismo, porque las fuerzas no me daban para más. Y ambos teníamos motivos. Y ambos teníamos razón.

¿Qué medidas se deberían potenciar para mejorar el bienestar mental de la población?

[Ángel] Ni idea. Llámame loco (no me ofende porque es verdad), pero yo diría que una tercera guerra mundial y un cambio climático bestial no van a ayudar a la salud mental de quienes vienen detrás de nosotros.

¿Pensáis que en estos últimos años ha habido avances en el ámbito de la salud mental?

[Luis] Se habla más del tema, pero a la hora de la verdad faltan profesionales de psicología en la sanidad pública. No es justo que haya que irse siempre a una consulta privada.

Al final del libro aparecéis los dos retratados; sin embargo, Luis está representado como una guitarra eléctrica clavada en la espalda, ¿a qué se debe?

[Luis] Se debe a que en algunas ocasiones, en cuanto la noche asoma su fea cara y saca a relucir sus garras, en cuanto se desvanece la luz del día y me invade el frío… toco en un grupo que algunos endemoniados danzarines conocen como Ukelele Zombies. Y para muestra, un botón.

El tebeo acaba con una reflexión sobre las amistades. Ángel, ¿volviste a hablar con Arancha?
[Ángel] Me temo que no. Pero, Arancha, si me estás leyendo por aquí, ojalá estés bien.

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