Diseño antifronteras y rompemoldes

En los últimos tiempos, Mercurio viene haciéndose eco de la incidencia y el compromiso del diseño —disciplina creativa que algunos aún asocian de forma exclusiva a productos comerciales y publicidad— con el atribulado mundo actual. Por un lado, como testigo y memoria de una sociedad en constante cambio, ya que todo buen diseño se consagra a las personas, no a los objetos. Pero también como motor de esas transformaciones y agente activo a la hora de resarcir aquello que nunca cambia: la desigualdad. Innovación es una de esas palabras que en el contexto mercantilista parecen haber sido vaciadas de significado, pero que cobra pleno sentido con iniciativas como la Bienal Iberoamericana de Diseño (BID). Organizado por la Fundación Diseño Madrid – DIMAD, este evento que tiene lugar cada dos años en la Central de Diseño de Matadero Madrid, ha llegado en este 2020 a su séptima edición, cuyos hallazgos presenta hasta el 21 de enero del que viene en una gran exposición.

Una cita clave en la escena del diseño contemporáneo, que integra y visibiliza las mejores propuestas de esta disciplina, en todas sus distintas vertientes, procedentes de Latinoamérica, Portugal y España. Su diversidad traducida en potencial de desarrollo socioeconómico resulta crucial a la hora de formar redes de apoyo para el sector en un contexto tan complicado como la actual pandemia, donde se hace más necesario que nunca este foro de reflexión y punto de encuentro de soluciones nunca antes concebidas, o no de esas maneras específicas. Como señal de la fuerza de este acontecimiento, un vistazo rápido a las cifras de esta 7ª BID. Se presentaron 420 proyectos de 23 países iberoamericanos, de los cuales se han premiado un total de 54 trabajos en sus diversas categorías: diseño de interiores o espacios; diseño de producto o industrial; diseño gráfico y comunicación visual; diseño de moda, textiles y complementos; diseño digital; diseño de servicios y diseño integral o transversal.

Algunos de los proyectos que destaca el presidente ejecutivo de la Bienal, Manuel Estrada, de entre los que han resultado galardonados y pueden verse en la muestra de Matadero Madrid, son: un aplicador analgésico y no invasivo para bebés prematuros, neonatos y lactantes, que es obra de Jorge Reyes (México); una estufa de hierro forrada de corcho, diseñada por Inngage (Portugal), para que nos podamos relacionar con el calor de manera más segura y atractiva, incluso táctil; las piezas de moda de Francisco Cancino (México), cuya colección Tierra reinterpreta las vestimentas tradicionales de su país, explorando el minimalismo y el brutalismo; o un trabajo del estudio de Daniela Cortés (Chile), que potencia el cobre chileno —uno de los productos estrella de esta nación— y lo aplica a una tela con tecnología antimicrobiana. Ejemplos de una concepción del arte del diseño donde este va naturalmente destinado a una experiencia cotidiana universal y sostenible, y en el que la estética va siempre de la mano de las necesidades más acuciantes.

«Un diseño naturalmente destinado a una experiencia universal y sostenible, donde la estética va siempre de la mano de las necesidades más acuciantes»

Con sorprendente claridad expositiva, el montaje de Ángela Juarranz dispone en la Central de Diseño una serie de aspas tridimensionales que dan lugar a diferentes rincones para cada nodo dedicado a los países representados. De esta forma, la muestra de Matadero establece insospechados diálogos entre las diferentes obras, además del recorrido preparado para ir explorando y conectando unos proyectos a otros. Una exposición que, como en ediciones anteriores de esta Bienal, itinerará por muchos otros países de esta red, ya sea de manera individual o en el marco de otros encuentros o festivales de diseño estatales. De forma paralela, a través del canal de YouTube de la BID se puede asistir virtualmente a las presentaciones, charlas y mesas redondas que tuvieron lugar a lo largo de la semana inaugural del evento, y que reunieron a algunos de los más destacados creadores presentes en esta edición.

Todo con el fin de romper las fronteras, las barreras y los moldes que suelen imponerse sobre las sociedades, también en el plano del diseño. A eso precisamente ha venido la Bienal Iberoamericana de Diseño, que en esta séptima edición ha puesto el foco sobre determinadas temáticas, como su relación con la investigación y la importancia del i+d no solo por su valor cultural sino como herramienta de intervención económica; y su vínculo con las personas mayores, acaso el grupo social del que más se ha olvidado el diseño, por lo general, y que aquí se pretende vital en la integración de conceptos como la sensibilidad o la empatía.

Al fin y al cabo, en el diseño debería haber poco o ningún lugar para la especulación y mucho más para las visiones comprometidas con su tiempo y que sean capaces de dar a cada cual su espacio en el mundo al que pretenden dar forma. Hay circunstancias inmoldeables, como bien sabemos por la situación actual, pero solo hay una posible vía para dar con la tecla, y pasa por pensar en quienes las habitan y experimentan.