Analógica Horas críticas

Linneo, Salinger y algunas moscas

La novela del búlgaro Gospodínov, traducida magistralmente, reflexiona sobre qué puede contarse en literatura. Va más allá de la autoficción. El punto de partida es su propio divorcio. Gospodínov bebe de Georges Perec y de la disección emocional de Salinger

Si a estas alturas puede considerarse verdadero objeto de estudioel modo en que la mayor tradición literaria centroeuropea del siglo XX nos ha sido devuelta, negada y reconstruida desde sus cenizas, en los países del Este una vez desmantelados los regímenes comunistas, lo paradójico es cómo semejante inversión del mapa sigue siendo una cuestión rematadamente difícil de identificar, reconocer y divulgar por un sector editorial, el español, al que parece costarle la vida modificar su brújula acostumbrada. Hace ya no pocos años que el búlgaro Gueorgui Gospodínov (Yambol, 1968) es reconocido en buena parte de Europa y Estados Unidos como el principal autor contemporáneo de la postmodernidad; semejante catalogación puede entrañar otra paradoja, cuando no un oxímoron, pero lo cierto es que Gospodínov ha demostrado hasta qué punto la postmodernidad era una cuestión por hacer en la creación literaria todavía en el siglo XXI. Afortunadamente, la editorial Fulgencio Pimentel acudió a poner las cosas en su sitio hace dos años con la publicación de la segunda y más reconocida novela del autor (Gospodínov es dueño de una bibliografía tan breve como determinante), Física de la tristeza, y ahora acaba de hacer lo propio con la primera, Novela natural, aparecida originalmente en 1999 y vertida por fin al castellano merced a la prodigiosa traducción, merecedora de los mayores galardones por la complejidad del reto y su magistral resolución, de María Vútova. Este título demuestra hasta qué punto leer a Gospodínov constituye un acontecimiento: la constatación de que, cuando todo parecía estar dicho en lo que se refiere a la novela, cuando no quedaba más salida que la repetición de las viejas fórmulas, quedan caminos por recorrer, puertas por abrir, territorios por explorar. Mundos, al fin, que contar.

«Gospodínov ha demostrado hasta qué punto la postmodernidad era una cuestión por hacer en la creación literaria todavía en el siglo XXI»

El quid esencial de Novela natural es, de hecho, aplastante: qué podemos contar. La lógica pregunta que se hace un autor con varios poemarios publicados y que afronta su primera novela adquiere en Gospodínov una dimensión existencial: “¿Cómo es posible la novela hoy en día, cuando se nos ha privado de lo trágico? ¿Cómo es posible en absoluto la idea de novela, cuando lo sublime está ausente?”, se pregunta el autor. Cierto: esta cuestión entraña la misma definición de postmodernidad. Pero Gospodínov elude las respuestas fáciles y los argumentos ad hoc e invita al lector a participar en su propia búsqueda. En un juego que no es sólo autoficción, sino algo rematadamente mucho más complejo y enriquecedor, Gospodínov parte de un episodio concreto (su divorcio) para indagar sobre qué se puede escribir del mismo. Apunta varias tentativas deudoras del gran referente de la postmodernidad, Georges Perec: una novela hecha sólo de comienzos, o tal vez escrita sólo con verbos. Pero la solución está en Linneo: una novela natural, una clasificación de la experiencia pormenorizada para la que Gospodínov imita la mirada múltiple de las moscas (“Quiero escribir una novela facetada, a semejanza de la visión de la mosca”) y que se acerca, claro, a la disección emocional de Salinger, de lo escatológico a lo sublime, sin obviar nada, en un asombroso ejercicio de síntesis. Ahora sabemos que cualquier novela futura debería pasar por las preguntas de Gospodínov. Y por la esquiva razón de sus respuestas.

 


Novela natural
Gueorgui Gospodínov
Traducción de María Vútova
Fulgencio Pimentel
Logroño, 2020
204 páginas
19,90 euros

 

Un comentario

  1. Pingback: "Las tempestálidas", de Gueorgui Gospodínov: (Des)memoria

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