Adaptarse, de Clara Dupont-Monod (Salamandra)
El nacimiento de un niño inadaptado o inerte —o sea, discapacitado—, «un cuerpo blando, de una mirada móvil y vacía», dispara el arranque de esta novela, Premio Goncourt des Lycéens y Femina. El pequeño absorbe todos los ánimos de la familia, el de sus padres y el de los otros dos hermanos, hasta que de aquel solo quede una presencia espectral cuya sombra se cierne sobre un cuarto hijo: el benjamín, quien a su vez vendrá al mundo con la sensación de haber estado ausente en la historia familiar previa. Adaptarse a la pérdida, al desgarro del tiempo, es el único modo de sobrevivir en este relato intenso y vitalista, también descarnado y turbador. Una de las decisiones más originales de Clara Dupont-Monod está en conceder la voz narrativa a las piedras del caserío, que se expresan desde esa tercera persona como sirviendo de refugio o protección de las inclemencias vitales: «Nadie es consciente de esta paradoja, que las piedras ablandan a los seres humanos». La poesía de los espacios nos mete de lleno en la intimidad psicológica en este prodigio de narración donde el entorno es testigo y memoria, mientras que los personajes (sin nombre propio) se sumen en silencios exangües, lentas parálisis. ¿Quiénes son protagonistas? ¿En qué momento empieza y acaba esta historia, escrita con extrema sencillez y sensibilidad? Preguntas de difícil resolución, como el misterio de la existencia.
APTO PARA: Seres sensibles y pensantes dispuestos a aceptar la ruptura de expectativas y tabúes.
NO APTO PARA: Lectores de novela convencional y amigos de la lágrima fácil.
Las pasiones y los intereses, de Albert O. Hirschman (Alianza)
Escrito hace medio siglo, este ensayo explica la mutación ideológica sobre la que se asentó el capitalismo en sus orígenes, cuando la actividad comercial dejó de ser considerada codicia o avaricia y se hizo «honorable». En un contexto, el siglo XVII, en que ni la filosofía moralizadora ni la religión podían restringir las destructivas pasiones, se planteó la transformación del vicio privado en beneficio público: se trataba de domar los violentos impulsos del deseo poniendo en primer término el interés, concepto de origen maquiavélico que oponía valores como eficacia, predecibilidad o constancia, y que derivaría, ya en el XVIII, hacia la actividad conducida racionalmente «en favor del interés inocuo de la adquisición de riqueza». Dicho de otro modo: el amor por la ganancia se imponía al amor por el placer. Clásico absoluto y referencia en campos como historia, economía, politología o filosofía, el breve pero enjundioso estudio Las pasiones y los intereses, del singular economista y destacado activista Albert O. Hirschman, parte de las teorías clásicas de Montesquieu, Steuart, Millar o Smith para entender que, en su génesis, el pensamiento económico concibió un sistema donde los negocios no estaban reñidos con el bien común. De ahí la vigencia de una obra que también es una reflexión sobre la semántica y su rol en la construcción de ideales: palabras, como interés, que un día quisieron significar otra cosa.
APTO PARA: Mentes no polarizadas a las que interese saber por qué la economía ha llegado adonde ha llegado.
NO APTO PARA: Quienes estén hartos de la dichosa frase: «Es la economía, estúpido».
Los argonautas, de Baltasar Porcel (Jot Down Books)
En su reseña de 1969 para «Serra d’Or», Terenci Moix decía que Los argonautas «preanuncia esa gran novela histórica que Porcel, hay que preverlo, no tardará en darnos». Aquella laudatoria crítica adivinaba la dimensión que iba adquiriendo la figura del autor mallorquín en su cuarta novela, recuperada por esta nueva edición. Relata la aventura sin peripecias, a bordo de la lancha contrabandista Botafoc en su trayecto de Gibraltar a Andratx —adónde si no—, de siete hombres hechos a la mar que, sumidos en el riesgo y la dispersión, se evaden de sus vidas terrenas en los tiempos muertos de la travesía, mecidos por la infinita superficie de unas aguas que marcan el ritmo y a la vez lo detienen. «El contrabando es su áncora de supervivencia y su normalidad cotidiana está fuera de la ley», dice de ellos Patricia Godes en su estupendo prólogo, donde destaca la distancia con el halo romántico de los piratas de la tradición novelística y de las heroicas hazañas de ultramar. Lo que plasma en estas páginas la prosa evocadora, experimental, impresionista y refulgente (también malhablada e incontenible) de Baltasar Porcel es un viaje interior por las aguas de la «dilatada y constante soledad»; el peso del pasado y los rescoldos de la guerra y del amor; el «espectáculo insignificante» de la existencia. Estos modernos argonautas, que respiran violencia y vulnerabilidad, siguen las derivas de la búsqueda de sentido/destino bajo un cielo que anticipa tragedia.
APTO PARA: Partidarios de los relatos donde nada pasa y donde todo pasa (por la cabeza de sus personajes).
NO APTO PARA: Los que solo entienden como emociones fuertes las de los hombres de acción.
Ver para vivir, de Victoria Combalía Dexeus (Tusquets)
Abre este libro de memorias una cita de Joan Miró: «Toda mi vida ha sido una lucha por ser libre». Y lo cierra su autora, en el epílogo, con la reflexión de que «la libertad es indispensable, pero también, a veces, muy difícil de sobrellevar». Historiadora del arte, crítica, comisaria y autora de varias monografías de artistas, Victoria Combalía Dexeus narra aquí los años que mediaron entre la infancia de «una niña burguesa» en la Cataluña de 1950 hasta 1992, fecha clave en la historia del país y en su biografía. La suya es una generación que tiene aún «mucho que decir», y ahí reside el atractivo de este testimonio en primera persona de una mujer pionera en su emancipación de las imposiciones morales y sociales de la época. Narrada en episodios cortos, con tono cercano y prosa resuelta, se trata de una crónica, atravesada por su propia experiencia, de los cambios que llegarían con la euforia de la Transición y luego los vibrantes 80, puesta al día nacional en cuestión de museos y ferias de arte. Su trayectoria profesional en ese entorno, también más allá de nuestras fronteras, se filtra en estas vivencias próximas a acontecimientos y personajes significativos de la escena del arte, pero lo que impera en Ver para vivir es su punto de vista, directo y honesto, a veces sobre realidades que no han cambiado, como el techo de cristal o el hecho de que «es poco frecuente que en una reunión los hombres nos escuchen».
APTO PARA: Quienes quieran conocer cómo es la escena artística desde muy cerca, y cómo contarla.
NO APTO PARA: Aquellos a los que la historia del arte (o la Historia en general) no les dice nada de su tiempo.