Horas críticas

Libros de la semana #173

Recomendaciones literarias de la redacción de Mercurio

Shostakóvich contra Stalin, de Xavier Güell (Galaxia Gutenberg)

«Tengo ocho horas para terminar la Sonata para viola y piano, y tal vez mi vida. A partir de esta noche la historia de Dmitri Shostakóvich será de los demás». Así comienza el Preludio de esta novela, en la que su autor ha querido entender el universo contradictorio y apasionado del compositor soviético y su complicada, casi enfermiza, relación con el líder de aquel partido, Iosef Stalin, del que sería su músico preferido y uno de sus mayores críticos. Según explica en las notas finales, «meterse en su piel, robarle el alma y escribir sobre él en primera persona, es una temeridad». En su tercera entrega de la tetralogía Cuarteto de la guerra —los dos primeros volúmenes los dedicó a Béla Bartók y Richard Strauss, respectivamente—, el director de orquesta y escritor Xavier Güell (Barcelona, 1956), quien ya en su exitoso debut, La Música de la Memoria, condensaba en primera persona la vida y obra de algunos genios de la música como Beethoven, Schumann, Liszt o Mahler, ha alcanzado una altura considerable en este otro arte, el de la palabra. Shostakóvich contra Stalin narra con un estilo potente y cautivador el enfrentamiento entre ambas figuras, uno de los mayores compositores del siglo XX y uno de sus más crueles dictadores; dos personajes que, pese a su distancia, acaso no podrían concebirse el uno sin el otro. Güell reflexiona, con la música de su prosa, acerca de la resistencia musical a la opresión, la obsesión del acto creativo, el florecimiento cultural ruso y el corte de raíz con la llegada al poder del tirano, el valor y la cobardía, el talento sometido a la cárcel de un arte oficialista y obligadamente popular. Todo eso refleja el autor barcelonés en estas páginas, que le costaron casi tres años de su vida, prácticamente los mismos que duró el cerco de Leningrado, según recuerda. Una encarnación/semblanza biográfica novelada para la que se inspiró en obras de Thomas Mann y Mijaíl Bulgákov, aunque también en los favoritos de Shostakóvich: Dostoievski y Chéjov. Su erudición y su rigor documental, además, proceden de fuentes diversas y tan ricas como las obras de Elizabeth Wilson, Julian Barnes o William T. Vollmann, entre otras que menciona en la bibliografía de este emocionante libro en cuyas últimas páginas leemos: «Alguien más inteligente que yo me dijo hace años en la enfermería de un aeropuerto que la destrucción del mito de Stalin se efectuaría con cierto aire de opereta, y que después de él, las cosas no cambiarían demasiado; los que deseen vivir en un mundo diferente al que Stalin creara, que me temo seguirá existiendo durante mucho tiempo, deberán proseguir la lucha…».


Europeos africanos, de Olivette Otele (Libros de la Catarata)

Este libro presenta la historia jamás contada de aquellas personas de origen africano que han dejado un legado cultural —invisible pero palpable— en el continente europeo a lo largo de los siglos, con el objetivo de revivir y celebrar sus vidas; o, dicho de otro modo, de «conocer el pasado y desmantelar la opresión racial en el presente». Doctora e investigadora en Historia, especializada en la de las colonias europeas, Olivette Otele (Yaundé, 1970) ha querido brindar no solo una cartografía de la presencia de afrodescendientes en Europa, sino también una reflexión actual sobre cuestiones que tienen que ver con el poder, el racismo, la interculturalidad o los derechos humanos, entre otras nociones. Según explica en su introducción, el título Europeos africanos cuestiona el uso de estos términos como herramientas excluyentes contra ciertos grupos sociales y es, en ese sentido, «una provocación para quienes niegan que se puedan tener múltiples identidades», así como «una atrevida invitación a repensar la forma en que utilizamos y leemos la historia europea y la africana, y definimos términos como ciudadanía, cohesión social y fraternidad, que han sido la base de los valores sociales europeos contemporáneos». A través del retrato de figuras históricas relevantes y de la narración de hechos que involucraron a gente anónima, desde el siglo III hasta el presente, la autora de origen camerunés arroja luz sobre esta relación mucho más estrecha de lo que podríamos pensar, desde los encuentros entre romanos y meroítas, egipcios y etíopes, con figuras como la del emperador Septimio Severo; hasta la población negra en el sur de la Europa renacentista, encarnada en personajes como el duque Alejandro de Médici o el esclavo y poeta español Juan Latino; pasando por la trata de esclavos en la Europa occidental y central, a la que siguieron importantes perfiles como el del ministro afroholandés Jacobus Capitein o artistas que desafiaron la incipiente clasificación de especies, como Chevalier de Saint-Georges; el papel de las mujeres negras en la formación de identidades, como las mulatas franco-africanas de Gorea y Saint Louis en Senegal; la colonización alemana de Camerún y la resistencia en Duala encabezada por el europeo africano Manga Bell; los viajes en los siglos más recientes y las experiencias interraciales de afroitalianos y afrosuecos; y, finalmente, la liberación radical negra y el activismo en la Europa contemporánea, con especial atención al afrofeminismo y las luchas contra la discriminación en la Unión Europea. Esta obra nos llega enmarcada en la colección de Casa África para Los Libros de la Catarata, que aborda temas relacionados con el continente vecino desde un enfoque alejado de los habituales estereotipos; y, como recuerda en su presentación el director de esta entidad, José Segura Clavell, «Europa se conforma a través de encuentros y desencuentros, entradas y salidas, mestizajes varios ya desde la prehistoria, cuando los neandertales que también eran originarios de África se mezclaron con los homo sapiens llegados de tierras africanas». En estos tiempos revisionistas de nuestro irrefutable pasado y negacionistas de la innegable diversidad que nos atraviesa, este brillante trabajo de documentación histórica, apasionante en sus propuestas y conclusiones, supone todo un hito para reivindicar la trascendencia de la negritud en la cultura europea. Un libro esclarecedor que repara, al menos en parte, la desmemoria sobre esta realidad y refunda buena parte del relato tradicional sobre la construcción de Europa.


Mecanoscrito del segundo origen, de Manuel de Pedrolo (Minotauro)

«Y por todas partes, medio sepultados por los escombros, en el interior de los coches parados, por las calles, había cadáveres, gran cantidad de cadáveres, muchos con el rostro contraído en un rictus extraño y la piel rosado-amarillenta». Cincuenta años se cumplen desde la publicación original de esta obra fundamental en la historia de la literatura fantástica española (y la más vendida de todos los tiempos en lengua catalana). Sigue sumando reediciones, siempre vigente, una distopía cuyo argumento transita hacia la utopía y en la que, aunque la amenaza es alienígena, se incide en la responsabilidad de la humanidad sobre el hecho de no repetir errores del pasado. La premisa de Mecanoscrito del segundo origen es el rescate, en el año 7138 de una nueva era, de un libro enigmático escrito más de cuatro mil años atrás, que narra la invasión extraterrestre que arrasó con los mamíferos de la Tierra, incluyendo a los humanos. Su autor, Manuel de Pedrolo (1918-1990), que además de la novela publicó relatos, teatro y poesía en una prolífica trayectoria, fue también traductor de obras de ficción especulativa como El Señor de las Moscas de William Golding, y bien podría considerarse este uno de los referentes de su cóctel de ciencia ficción, aventuras y thriller, protagonizado por una pareja de adolescentes. Una suerte de coming of age en torno a estos posibles padres de la civilización actual, que trata con sorprendente naturalidad y explicitud la sexualidad de los jóvenes en un escenario posapocalíptico, reivindicando el amor como toda esperanza de futuro. Del mismo modo hay un comentario social en el hecho de que sean la última blanca y el último negro: «Después de nosotros, la gente ya no pensará más en el color de la piel», dice ella. Continúa el narrador: «Y se quedó pensativa, porque aún no se le había ocurrido que, si por azar no quedaba nadie más, el mundo futuro podría ser completamente distinto». En el prólogo a esta edición, cuenta su traductora al inglés (la novela ha llegado a publicarse en 14 idiomas), Sara Martín Alegre, que el hecho de haber sido lectura obligatoria en los institutos catalanes durante décadas le dio una impronta de literatura juvenil de la que su autor huyó siempre, y que a la vez alejó a la crítica de reconocer sus innegables méritos literarios. Su escritura ágil y fragmentada, la potencia metafórica y simbolista del texto, su imaginación desbordante, pero sobre todo su osadía a la hora de transgredir los géneros que explora, así como el carácter metaficcional tan avanzado a su época, hacen de Mecanoscrito del segundo origen una obra única cuyas ideas hemos visto luego reflejadas en autores contemporáneos tan esenciales como Cormac McCarthy o Margaret Atwood. Trepidante y humanista, cautivadora y profunda, la novela de Manuel de Pedrolo seguirá muy viva, a buen seguro, dentro de otros ciencuenta años. Y de cuatro mil, si llegásemos a contarlo.


Lento con éxtasis, de Armando del Romero (Distrito 93)

Este libro comienza con una reveladora cita del poema Canción de la torre más alta, de Arthur Rimbaud: «Por delicadeza, he perdido mi vida». Continuación de Los ataques de París, que contaba la historia de una pareja convertida en padre/madre y su posterior espiral de desamor/destrucción, esta novela incide en las ruinas afectivas bajo el «río imperturbable» de la cotidianidad. Aquel hombre, aquí con 35 años, recién separado y recluido en un valle de los Alpes suizos en plena pandemia, se enfrenta al trauma del hijo compartido y ahora dividido («Por su bien y por el nuestro, porque nos íbamos a matar, me fui de casa»), y a una existencia de aire irresolublemente trágico, donde los tiempos y las edades se amontonan y se amalgaman, convirtiéndose en sustancias viscosas que acaban desnaturalizando las relaciones, «aniquilando la construcción de futuros ideales». Se palpan en estas páginas las debilidades de Armando del Romero (Pamplona, 1984), poeta y traductor de poesía —actualmente vierte al castellano por vez primera la obra de Pierre Jean Jouve, uno de los rapsodas cruciales del pasado siglo—, formado en filosofía, cuya prosa de lirismo desatado y poso metafísico hace añicos cualquier posible expectativa del lector. «El sin fin de actos banales que constituían nuestras vidas se iban oscureciendo por la sombra de palabras y miradas de puñal, dirigidas a esas partes visibles que buscamos ignorar para no sufrir, mandando al limbo momentos cruciales», escribe en una obra con la que ha querido reflexionar sobre los recuerdos y los sueños como único modo de resistir a la institucionalización del desencuentro, a la plasmación sobre un formulario de los daños de un proyecto de vida en común; pero no hay casilleros para oficializar ciertas heridas. Su estilo evocador se entremezcla con la agudeza psicológica, las frases cortas con las yuxtapuestas, la intensidad emocional con la precisión léxica. El entorno exuberante de vida y peligro es un personaje más de Lento con éxtasis («¡Oh, naturaleza! El hombre ha escondido sus crímenes en tu esplendor lleno de sombras»), mientras que de la construcción del protagonista destaca su imaginación de novelista que recrea a mujeres muertas entre sus brazos o su sensibilidad atormentada al volcar sobre las teclas del piano el ardor y el desprecio, como un «Rachmaninov excesivo». Es una novela de extremos irreconciliables y que, a la vez, propone una suerte de reconciliación en el ámbito de la memoria y de los arrebatos del presente, como en ese baile imposible que propone el título. Una obra que mira con lucidez a la verdad más irracional y más venerada, la única que importa, aquella que nos deja desnudos y desarmados: «Su lucha estaba enraizada en pasiones incomprensibles. Por un lado, su cuerpo ascendía al cielo; por otro, su agonía le clavaba con fuerza al suelo, y en aquella tensión inagotable se consumían sus fuerzas, cubriendo su cara de recelos, de una resignación de la cual no podía librarse». Difícil librarse también de la escritura magnética de Armando del Romero.

Un comentario

  1. Jorge DEL ROMERO GUERRERO

    Enorme novela de Armando Del Romero, sobre la tragedia tan dramática de la vida…

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