Cultura ambulante Analógica

Eva Yerbabuena: el alma en los pies

«Al igual que tú», 7 de abril en el Teatro de la Maestranza de Sevilla

Eva Yerbabuena, en un momento de «Al igual que tú». / Foto: Javier Fergo

«Comenzar a recitar versos es entrar en una danza verbal», escribió Paul Valéry, que pensaba el baile como una forma del tiempo. Pareciera una de las lecturas que han inspirado a Eva Yerbabuena (Frankfurt, 1970) al concebir su último espectáculo, que acoge el Teatro de la Maestranza tras su estreno en la XXV edición del Festival de Jerez. Palabra y baile se funden en Al igual que tú, y si la poesía es capaz de hacer que el cuerpo se estremezca, la artista crecida en la Vega de Granada exhibe un dominio del lenguaje coreográfico inaudito: tal es el modo en que escribe con sus movimientos, como trazos sobre un lienzo, un verdadero poema escénico.

Su espectáculo le brotó durante el confinamiento, una coyuntura en que la artista quiso echar la vista atrás. Se acordó entonces de los lugares de su infancia y de las vivencias allí encerradas, decidió reivindicar el espacio de lo doméstico compartido. Pero lejos de un ejercicio de nostalgia y siempre dispuesta a exponer sus emociones o sus dudas, la Premio Nacional de Danza evoca el pasado como un solar, un escenario vaciado de experiencias en el que reverbera el eco de unas voces ya extinguidas. «Los espejos se multiplican y paralizan el movimiento del agua», escribe en su texto introductorio. Cuando emergen los recuerdos, se detiene el fluir del tiempo común, el consabido (surge un nuevo tiempo: el del baile).

«¿Qué fue real o sólo un artificio que nos juega la evocación?», se pregunta y nos pregunta Alfonso Zurro, encargado de la escritura y la dramaturgia, y también codirector escénico. Pese a lo singular y lo personal de la idea de Eva Yerbabuena, ella asegura que no se trata tanto de una obra autobiográfica como de una biografía colectiva. De ahí quizá ese título que apela a la segunda persona, sugiriendo la importancia de ponerse en la piel de los demás incluso en los momentos más oscuros; identificarnos con el otro, por ajena que nos parezca su presencia. Ha dicho la bailaora que le dio pavor, en pandemia, esa costumbre adquirida de no sentir, o de sentirse afantasmada. Por eso tal vez los conjura, a sus fantasmas, a través del baile. Como si entrase en estado de trance, baila «sin ton ni son para aguijonearles, para que no olviden que estoy».

Y vaya si está. En su décimoséptima creación, la Yerbabuena muestra esa madurez coreográfica de la que todos hablan, su estado de gracia; aunque su arte nunca ha sido cómodo, sino indagador, trascendental, decididamente audaz. Su estilo introspectivo se enriquece aquí con la colaboración de Fernando Suels, exbailarín de Pina Bausch, quien tanto admiró a Eva y de la que tanto ha bebido la bailaora; de su mentora y amiga alemana dice haber aprendido a bailar los sentimientos, sin límites. Ella, que siempre ha tenido esa concepción del arte intuitiva y vanguardista, monta aquí un collage de flamenco jondo (tarantas, granaínas, seguiriyas, bulerías por soleás…), teatro, danza contemporánea, ópera y hasta músicas latinoamericanas, con el guitarrista Paco Jarana como perfecto aliado a la dirección musical, que dobla la apuesta del espectáculo por la diversidad de referencias.

Se abre con la famosa aria Casta Diva de Bellini: «Templa estos ardientes corazones, / Templa su celo audaz». Sigue con una sentida versión de La llorona (con la sorprendente colaboración como vocalista de su sobrina, la joven promesa de la canción Ella Garry): «Me quitarán de quererte, llorona / Pero de olvidarte, nunca». Suena también la Construcción de Chico Buarque: «Bebió y sollozó como si fuese un náufrago / Danzó y se rió como si oyese música». Textos emotivos, poéticos y combativos, tan decisivos para la plasticidad del conjunto. «Tú pones las palabras, yo el cuerpo, el movimiento», escribe Zurro en el texto que acompaña al programa.

Igual de emocionante y de intenso ha sido el proceso creativo de Al igual que tú, una catarsis sobre el escenario que no solo se debe a la pospandemia, sino al estado general de incertidumbre, de soledades no diagnosticadas. El arte de Eva Yerbabuena germina en la belleza que sacude o que hace temblar, aquella que emana del dolor: «No hay color. Solo el pozo que todo lo traga». A la sensibilidad y la potencia lírica de su obra contribuye decisivamente la actriz Maica Barroso, voz de un monólogo que podría responder al flujo de pensamiento de la propia bailaora: «Sólo queda el vacío y esas breves huellas que señalan su existencia». Con pasos quietos camina sobre esta tierra y conjura el miedo a la muerte, asumiendo que al final del camino todos habremos de obtener alguna paz: «La noche, manta de tierra, que a todos nos cobijará».

La escenografía de Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán incide en ese tono sombrío e incierto de un presente que se busca en el pasado, representando aquella casa de la niñez (no tan física como simbólica; no tan arquitectónica como, de nuevo, poética) que dejó huellas en quienes somos, por donde aún caminan los fantasmas —de nuevo— de quienes fuimos o pudimos ser. Unos decorados que evocan edificios derruidos, la demolición del pasado y lo que está por levantarse, por reconstruirse en esos parajes yermos pero fértiles para la imaginación, para el arte. Como una suerte de limbo en el que solo se escuchan, hoy, los pasos de la bailaora.

Eva Yerbabuena, nacida en Alemania como hija de emigrantes andaluces y criada en Ogíjares, ha vivido desde niña en uno y otro lado; del mundo, de la existencia, del espejo y de la —como ella misma ha dicho, efímera— felicidad. En Al igual que tú asegura: «Tengo el alma en los pies», y entendemos que no quiere decir que se le caiga el alma a los pies sino que la pone toda en el baile; aunque, siendo artista, alguna que otra vez se le habrá caído. Esa pena es también la que la inspira y la acompaña, la que desata su alma y la libera, aunque sea momentáneamente, sobre las tablas: «Y bailar, bailar, bailar… hasta que no queden más palabras». Para Valéry, la bailarina no tiene exterior, porque nada existe más allá de sus pasos, no hay finalidad ni consumación en el baile, y el baile «cesa como cesa un sueño». No despertemos, entonces.

 


AL IGUAL QUE TÚ
Eva Yerbabuena
Guion y dramaturgia de Alfonso Zurro
Creación y dirección musical de Paco Jarana
Teatro de la Maestranza (Sevilla)
7 de abril de 2024, 19:00 horas

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