Cultura ambulante

Raúl Belinchón: destellos de vidas confinadas

Reseña de la exposición «Algo parecido a la libertad», hasta el 25/02 en el CCCC

Una de las fotos de la muestra del CCCC «Algo parecido a la libertad». / © Raúl Belinchón

En su ensayo Ante el dolor de los demás, publicado hace ahora veinte años y solo un poco antes de su muerte, escribe Susan Sontag: «Las narraciones pueden hacernos comprender. Las fotografías hacen algo más: nos obsesionan». Raúl Belinchón (Valencia, 1975) ha dedicado tres años de su vida a un proyecto cuyo corazón está entre los muros de la cárcel de Picassent, la más poblada de España. Allí conoció y trató con personas presas, pasó el suficiente tiempo con ellas como para saber que, más allá de los hechos que les condujeron allí —más allá de sus historias—, en sus rutinas hay destellos de amistad, memoria, trabajo, humor, cultura o amor. Hay algo que se parece bastante a la vida, de hecho.

Algo parecido a la libertad, título de la exposición que acoge el Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC), tiene en el tiempo una presencia invisible pero constante. Las fotos que Belinchón hace de ese espacio confinado y de sus ocupantes evocan las particularidades del tiempo de prisión, que empieza mucho antes, con el arresto, el juicio, la sentencia…, y que seguramente continuará fuera si llega a cumplirse la condena. Una vez dentro, el tiempo es predecible, inmóvil, manifiesto: ¿de qué forma cabría apresarlo en una imagen?

Visitante de la exposición frente a una de las fotos de Ráúl Belinchón. / Foto: CCCC

El salto cualitativo de Belinchón que ha destacado el comisario de la muestra, Jorge Díez, tiene que ver con ese reto de mostrar el presente, pero también el pasado y el futuro, a través de lo que encuadra y del fuera de campo, tanto al retratar a los propios reclusos como los espacios y los objetos que son testigos mudos de sus días. No en vano, el autor valenciano ha expresado que este es su proyecto más introspectivo hasta la fecha; se ha mirado adentro y ha mirado el interior de esas personas: «El mundo penitenciario merece que el arte, como herramienta subversiva, altere ideas preconcebidas para mostrar una visión mucho más humana y, por lo tanto, más íntima».

Se nota en estas fotografías el gusto por el reportaje intimista en la trayectoria de Belinchón, que se ha visto avalada por galardones como el World Press Photo y el Fuji EuroPress Photo Award, pero también su progresivo viraje hacia un documentalismo más desnudo que no deja de ser una reflexión sobre la condición humana. En este caso, su doble proeza es la de captar los chispazos de algo que equipara a sus internos con personas libres y, a la vez, no obviar lo ilusorio de tales momentos; no olvidar en qué marco se encuadran, porque resulta imposible. Incluso en ese ambiente opresivo, quizás el arte sea capaz de generar otra percepción de esas vidas. Seguramente compartamos alguna que otra obsesión con ellas.

Rubén Millet y Mónica Martínez, que se conocieron en prisión, el día de su boda. / © Raúl Belinchón

 


 ALGO PARECIDO A LA LIBERTAD 
Raúl Belinchón
Comisariada por Jorge Díez
Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC), Valencia
Hasta el 25 de febrero de 2024

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