OFFF Sevilla: nuevas rutas de la creatividad

Decía la escritora y activista Maya Angelou que la creatividad no se agota: cuanto más se usa, más se tiene. Como la imaginación. Imaginen un evento que reuniese a gente de todo el mundo que se dedicase a innovar en diversos ámbitos de la creación contemporánea. Imaginen un encuentro celebrado en el Sur de Europa, y celebrado —festejado— como referente por la escena global. Imaginen un festival que abriese un portal a planetas soñados, paralelos, en otras dimensiones, y que sumergiera a su público en una experiencia única. Por esta vez, sobra la imaginación: ese acontecimiento existe.

OFFF Sevilla es un festival internacional de creatividad, diseño y cultura digital made for the curious, como anuncia su lema. En su sexta edición suma nuevas rutas a su viaje estelar, con la guía de las mentes más inquietas de la galaxia y el metaverso, auténticos mitos vivientes en esos amplios campos que dialogan con el arte, la comunicación y la tecnología, que responden a emociones genuinamente humanas.

Es el caso de Vallée Duhamel (apellidos de Julien y Eva), dúo creativo canadiense que, desde la premisa de que jugar es una condición innegociable para cualquier proyecto que se diga creativo, descuelgan mandíbulas con un encantador universo de dirección artística, diseño y animación que es puro hechizo, como el videoclip de Daisies que realizaron para Katy Perry. También la obra del portugués Filipe Carvalho pone en movimiento y en imágenes sensaciones apenas descriptibles, como en los títulos de crédito de series como Westworld, Big Little Lies y Counterpart —por la que ganó un Emmy— o en proyectos como el documental Rehenes de HBO, donde deja su talentosa impronta.

El estudio pluridisciplinar Ouchhh tiene sede en Estambul, pero da igual: aunque llegue al MoMA o a la NASA, su indagación tecnocreativa en los new media, la IA, la neurociencia o las artes cinéticas no es de este mundo; tampoco conoce fronteras, pues su enfoque visionario de la plasticidad de los datos atraviesa continentes y, de paso, los límites de lo concebible. Hablando de creaciones inmersivas, los británicos The Mill Experience saben cómo aplicarlas al live action y los efectos visuales; al estilo de los de Gladiator, que les dieron un Óscar y la fama que hoy día se extiende a su comunidad global de creativos.

De Montreal y de petarlo en redes sociales viene la joven artista Gab Bois, que las usa como lienzo emocional en el que despieza la cotidianidad en fotos y diseños tan inventivos como, verbigracia, su bikini en piel de naranja o sus gafas en celuloide: haute couture de lo nonsense con la que ironiza sobre la fe en lo material. La agencia neerlandesa Media.Monks no le va a la zaga en lo que a ideas se refiere, traducidas en contenidos de lo más diverso; de la campaña de lanzamiento de la Game Boy Advance (cuando aún eran tres tipos en un sótano) a un parque temático de realidad virtual en China, nada se le escapa a estos monjes consagrados al culto digital, que han sido premiados en Cannes y que ya abarcan una treintena de países.

El neoyorquino Timothy Goodman ocupa portadas de importantes cabeceras, paredes de prestigiosas galerías y muros de grandes urbes con el arte y las palabras de sus impactantes murales. Inspirándose por igual en los maestros del fovismo y del diseño conceptual, su obra es desafiante y comprometida en lo temático y en lo formal: el lenguaje de la calle; aunque haya acabado llamando la atención de Apple o Tiffany & Co. También es mujer de letras la artista y diseñadora londinense Sarah Boris, que fusiona voluntad poética y frescura cromática en sus esculturas, pinturas, serigrafías, libros y objetos preciosos. Normal que haya pasado de directora de arte de Phaidon o el Barbican a creadora para la Tate o la National Gallery.

También de Londres son DixonBaxi (apellidos de Simon y Aporva), que desde comienzos de milenio son fieles al espíritu audaz e independiente con que surgieron y que les ha llevado a revolucionar la estrategia de marca y el storytelling; como cuando contaron la fusión de los dos mayores estudios de efectos visuales del mundo, que hoy suman siete óscars en películas como First Man, Tenet o Dune. Otros dos que tal bailan son Hugo & Marie, radicados en Nueva York, que elevan el diseño a su máxima expresión en campañas e imágenes que, como el Unapologetic de Rihanna, del que hicieron su portada, no piden perdón por ser tan buenas. Codearse con mentes creativas de tal altura les ha conducido, además, a consolidarse como agencia de talentos disruptivos.

La programación de OFFF Sevilla también congrega la creatividad en español: el mexicano Rrrrube trae su coaching irónico para exorcizar demonios a través de narrativas digitales empoderadoras; las huellas de NotReal, con un pie en Buenos Aires y otro en Madrid, se identifican en todo lo que hacen pese a su versatilidad, y eso indican distinciones como el CLIO o el A’Design; también multipremiados, los valencianos Banjo Soundscapes tiran de eclecticismo y vanguardia para sus diseños de sonido, que lo mismo acompañan unas deportivas que una app de citas; y en el caso de los madrileños Instituto Stocos, es el movimiento corporal lo que deviene audio, y también luz, gracias a su desarrollo de software que interacciona con los impulsos de la danza contemporánea. Nombres a los que se suman quienes participan en los encuentros «Ladies, Wine & Design» (Colectivo Verbena, Ingrid Picanyol y Pedrita Parker) y «Cháchara» (Justa y Rvfina, Nachoooft y Laura Meseguer).

OFFF Sevilla es, entonces, un viaje por la escena creativa contemporánea que no pretende marcar el rumbo, sino provocar las ganas de aventurarse. Tres intensas jornadas de charlas, talleres y actuaciones que seguramente no satisfagan toda nuestra curiosidad, pero de eso se trata: de inspirar y respirar creatividad, conocer las formas de lo impensable, descubrir trayectos que esperan ser recorridos, explorar espacios para entrar a vivir (porque de eso se trata: de la experiencia) en una virtualidad presente que es tan real…