El pensamiento visual, de Temple Grandin (Ático de los Libros)
Este es uno de esos libros para los que, al reseñarlos, no solo está justificada la mención de la experiencia de su autor, en este caso autora, sino que resulta tremendamente reveladora de su origen y sus intenciones. Zoóloga, etóloga y docente en la Universidad de Illinois, a los tres años Temple Grandin (Boston, 1947) fue diagnosticada de autismo. Ya en 1996 y en paralelo a una destacada carrera como investigadora por el bienestar animal, publicaría el ensayo Pensar con imágenes, mezcla de autobiografía y divulgación —alabada por el insigne Oliver Sacks— que se ha convertido en un clásico sobre los misterios del trastorno que padece y su conexión con lo visual. Contaba en él que otra persona con autismo le dijo que cuando rezaba, para visualizar que Dios estaba en los cielos, lo imaginaba en un caballete de pintor sobre las nubes. Su nuevo libro ahonda en esa forma de pensar, que la autora considera un don oculto, partiendo de que, en efecto y al igual que consideran otros reputados investigadores como Maria Kozhevnikov, no todo el pensamiento nace en el lenguaje. Lo interesante es el diálogo entre ambas facetas, ilustrado en estas páginas con los casos de colaboraciones tan fructíferas como las de Rodgers y Hammerstein o Koolhaas y Balmond. Los pensadores visuales no han de ser genios iluminados, sino que a menudo se los identifica por tener buen oído musical, ser creativos en alguna de las artes plásticas o montar con destreza los objetos mecánicos. Grandin analiza, entre otras cuestiones, cómo el sistema educativo está en crisis por dejar a un lado a esos «ingenieros ocurrentes» que serían capaces de resolver muchos de los problemas actuales más acuciantes de la economía y la industria. Merecedora de elogios por parte de divulgadores tan relevantes como Frans De Waal o Sylvia Nasar, El pensamiento visual supone una reivindicación de la neurodiversidad y de la capacidad de innovación y creatividad que tienen muchas personas a las que la sociedad excluye por sus prejuicios y, en tal sentido, por su ceguera. La autora advierte: «Si no fomentamos y desarrollamos el talento y las habilidades de las personas que piensan de forma diferente, no conseguiremos integrar formas de aprendizaje y de pensamiento que beneficien y enriquezcan a la sociedad». Las imágenes no solo están para saturarnos, según Grandin; también pueden enseñarnos y hacernos pensar.
El orden del azar, de Domingo Ródenas de Moya (Anagrama)
Activista por la cultura subversiva, difusor de las vanguardias, poeta ultraísta por excelencia y editor fundamental, la multifacética, fascinante e imprescindible figura de Guillermo de Torre (1900-1971) cobró una dimensión aún más legendaria por su relación con la artista plástica argentina Norah Borges, del célebre Grupo de Florida, con aquel al que hoy sigue remitiendo de forma inequívoca ese apellido, su cuñado Jorge Luis Borges. Como reza el subtítulo de esta biografía, entre los Borges se situó su existencia y su actividad cuando, a finales de los años 30 del pasado siglo y como exiliado de la Guerra Civil, marchó junto a su esposa a Buenos Aires, ciudad en la que fue catedrático universitario y en la que yacerían sus restos. Justo en ese punto comienza este libro: aquel entierro en el que Borges, el egregio literato, se autocitaría («ayer nos reunimos ante el mármol final y ante los cipreses infaustos y ya el Error trata de empañar su Memoria»), consciente de cómo les había separado en sus años de amistad el giro nacionalista del escritor de Ficciones, de un lado, y la divulgación y crítica de lo moderno del lado de Guillermo, «un espacio virgen que no dudó en ocupar hasta erigirse a sus veintincinco años en un erudito de los ismos europeos». Vestido de ese marchamo se codearía con los Lorca y Huidobro, los Marinetti y Malraux, las Zambrano y Chacel, etcétera. En El orden del azar, el catedrático de literatura española e hispanoamericana, así como experto editor y ensayista Domingo Ródenas de Moya (Cehegín, 1963) hace flashback en la historia personal y literaria de Guillermo, sus dos vidas, como reza la introducción, que no se refiere a la escisión entre su experiencia en Europa y en América, sino justamente a «la dirección de la flecha del tiempo: la vida haciéndose hacia delante y la vida que cobra su sentido —como constató Kierkegaard en uno de sus cuadernos— contemplada hacia atrás, desde su final». Al fin y al cabo, el tiempo (al igual que la memoria) presenta múltiples estados y tiene muchas formas de resultar inasible, como ya escribió el poeta Guillermo de Torre: «Una ventolina aurirrosada fluidífica, el vivir».
Ultrasound, de Conor Stechschulte (Libros Walden)
«La noche no es una invitada, es más bien el aire que llena la estancia». Una cita —primorosamente escogida— del escritor japonés Kōbō Abe introduce las primeras páginas de este cómic, que comienza con el recuerdo de una noche tormentosa en la que un tipo, tras pinchar la rueda de su coche, se planta en la casa de una rara pareja, donde él le invita a tener sexo con ella. Es solo la primera parte de una trama que se va torciendo, retorciendo y desquiciando conforme avanza la narración, lanzada por un tono paranoide y misterioso que remite a los modos en que se desenvuelven la memoria y la imaginación, sus sinuosos trazados e inconexiones con lo aparentemente real. Publicada originalmente por Breakdown Press y recopilada por Fantagraphics, esta edición de Libros Walden nos trae en inmejorable forma la segunda obra publicada por el dibujante y docente —en The Art Institute de Chicago— Conor Stechschulte, quien sorprende tanto por la brillantez argumental de este thriller psicológico/sexual con ecos de Lynch y Cronenberg, también drama claustrofóbico a lo Charlie Kaufman; como por un imponente uso del color —con una paleta limitada a cinco tonos— que logra distinguir de qué parte de la (ir)realidad provienen las escenas. El trazo áspero y crudo de Stechschulte aumenta la tensión narrativa, añadiendo sombras de duda a los rostros, en una brillante metáfora visual del lado oculto u oscuro de las personas, así como una serie de superposiciones en la viñeta que subvierten la noción de una única versión de los hechos y van alterandp el desarrollo de los acontecimientos hasta el vertiginoso clímax. Nominada a mejor novela gráfica en los Premios Eisner 2023 y desde ya considerada como una de las obras imprescindibles del género en los últimos tiempos, Ultrasound es el libro (gráfico) del desasosiego: perturbador e incómodo en su espiral enloquecida, pero sobre todo complejo y profundo, hasta el punto de hacernos reflexionar sobre con qué facilidad lo vivido puede ser manipulado y subvertido hasta tornarse algo casi ajeno. Como si alguien lo estuviese escribiendo por nosotros, o dibujando ese preciso instante en que cerramos el libro y asimilamos que casi todo es duda, casi todo depende del color del cristal con que se mire. Hasta puede que el cristal, como en algunos pasajes de la obra de Stechschulte, esté roto.
Galería de celebridades argentinas, de Pola Oloixarac (Libros del Zorzal)
Empecemos por el principio: el título de este libro coincide —salvo por no incorporar el subtítulo— con el que el ilustre historiador (además de estadista y escritor) Bartolomé Mitre publicara en 1857 como una suerte de panteón de los héroes de la patria argentina, colocados en dignos pedestales para que la juventud los siguiera idolatrando. «¿Por qué los primeros políticos argentinos son celebridades? ¿Y por qué este primer podio es una galería, como un paseo a través de frescos florentinos?», se pregunta la autora de esta reformulación de aquella obra. Dice en esa introducción Pola Oloixarac (Buenos Aires, 1977) que, como —soberbia— narradora y novelista, su labor es volver de carne y hueso los personajes que imagina, «pero escribir sobre política es hacer exactamente lo contrario». Una idea frente a la que se rebela su prosa audaz, vitriólica y lúcida para señalar con el dedo la desnudez del emperador, pese a su elaborado traje de cara a (precisamente) la galería: los políticos, señala, «cortejan la mirada, pero no soportan cuando los incorporamos a un relato que no sea el que dominan». Por este museo suyo de la política argentina contemporánea, tan revelador como caricaturesco, agitador y perspicaz, desfilan personalidades desvestidas de su encanto hacia la cámara a través de la mirada y la obra de autores como Borges, Shakespeare, Conrad, Piglia o Beckett, porque algo de escenificación del absurdo hay en todo ese circo. De los 25 textos reunidos en esta nueva Galería de celebridades argentinas, casi la mitad son inéditos, mientras que el resto fueron publicados entre 2019 y 2022 en medios como La Nación (que, paradójicamente, fundó Mitre), Clarín, El País y Perfil. A ese respecto, cuenta la autora que, cuando escribió una breve biografía del exjefe del Gabinete de Ministros de la nación Santiago Cafiero, los políticos y hasta el presidente la atacaron diciendo que lo que ella hacía no era periodismo; Oixarac les da la razón, y dice que en realidad siempre quiso hacer literatura (inspirada por Flaubert, las Brontë, Stendhal, Austen…), como forma más noble o menos plegada a la obligación de tomar partido(s) que la crónica, el artículo o la semblanza periodística. Aunque escueza a algunos y los baje a empujones de su pedestal, porque «la escritura es como la patria, necesita bibliotecas pero encuentra su contorno en la batalla».