Crónicas en órbita

The Architect: la distopía que ya está aquí

En la primera escena de The Architect, su protagonista, Julie, se encuentra frente a un sencillo kiosko digital formado por columna metálica y una pequeña caja negra con el altavoz y el micrófono. Este aparato está situado en el lateral de un edificio moderno y funcional de arquitectura hostil para el cliente, sede una entidad financiera. La IA al detectar la presencia de Julie la saluda amablemente:

– Bienvenida al banco BNK. ¿Qué puedo hacer por usted?
– Hola quería pedir una hipoteca, pero el tema es…
– Julie Alm. Edad 29 años. Estado civil: soltera. Hijos: ninguno. Deudas: préstamos de estudios: 498.000 coronas. Todavía no es apta para una de nuestras hipotecas.
– Mi pregunta es ¿Cuánto me falta para poder pedirla?
– Lo siento, se le ha acabado el tiempo.
– ¿Puedo hablar con una persona real?
– ¿Quiere hablar con un empleado de atención al cliente?
– Sí
– Contactar con un empleado cuesta 3.400 coronas. ¿Quiere posponer el pago sin coste durante dos semanas?

The Architect nos cuenta la historia de Julie -cuyo papel de viejoven lo borda la actriz noruega Eili Harboe- una arquitecta que se encuentra en una situación financiera complicada, incapaz de costear el alquiler o una hipoteca para una vivienda en la ciudad de Oslo. En medio de esta problemática, Julie observa cómo muchos residentes de la ciudad se ven obligados a habitar en antiguos garajes subterráneos debido a la crisis de vivienda. Inspirada por esta situación, Julie, que trabaja como becaria en un despacho de arquitectura, desarrolla una idea innovadora y radical: convertir estos parkings en edificios residenciales, con la esperanza de aliviar la crisis habitacional. Su propuesta resulta ganadora en un concurso público y se pone en marcha el proyecto de transformación. Sin embargo, Julie pronto se da cuenta de que llevar a cabo esta audaz idea no es tan sencillo como había imaginado: las consecuencias sociales y ambientales de su propuesta acabarán afectando a personas a las que aprecia.

Durante los cuatro episodios de veinte minutos que dura la serie nos encontraremos la presencia de inteligencias artificiales que lo mismo te lanzan una propuesta de créditos a plazos online cuando descubren que tienes problemas de liquidez o controlan drones para sacar a pasear a los perros. La serie se presenta como una comedia nórdica (sic) aunque es bastante improbable que en sus, aproximadamente, ochenta minutos de metraje total consiga hacernos esbozar algún atisbo de sonrisa. A no ser, claro, que te dediques a los bienes raíces, en cuyo caso, la serie dirigida por Kerren Lumer-Klabbers va a hacer que te tronches de lo lindo e incluso te resultará inspiradora.

La situación que viven Julie y el resto de los protagonistas hace unos años nos hubiera parecido absurda y surrealista. Sin embargo, en estos momentos refleja lo que está por venir en un futuro muy cercano. Se hace terriblemente real el papel de la inteligencia artificial como interlocutor hostil con la ciudadanía por parte de las empresas e instituciones convirtiéndola en una tecnología invasiva que no solo nos roba la privacidad sino que nos manipula y limita. Por otro lado, la serie pone de manifiesto la cada vez más complicada tarea de conseguir una vivienda digna que se pueda pagar con un salario normal.  El problema de vivienda que tenemos en España es algo global y no particular de nuestro país. Si en Noruega ya lo anticipan con tanta claridad es porque no cabe duda que los fondos buitres y las grandes corporaciones inmobiliarias actúan donde les dejan, es decir en todos los sitios donde importa más el dinero que las personas. Puedes verla en Filmin.

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