Ficción

La insoportable levedad de no ser

Marco tiene un trabajo algo extravagante, es croupier en el sector de los casinos digitales. En realidad, sus quehaceres diarios en la plataforma en la que trabaja poco tienen que ver con las actividades de un croupier tradicional ya que, del reparto de cartas, la recogida y entrega de fichas o el lanzamiento de las bolas en la ruleta se encarga un algoritmo automatizado que sigue la máxima de «la banca siempre gana». El oficio del croupier digital está más relacionado con el de un animador que alienta a los jugadores a apostar, no desanimarse e incluso dar «suerte» a los jugadores. A pesar de que Marco está orgulloso de su cabello espeso y abundante, el avatar que lo representa en la mesa de juego es un monigote calvo que permite a los jugadores dar un «touch» en su lampiño cuero cabelludo con las manos virtuales.

Es fácil encontrar a Marco en alguno de los casinos digitales que se pueden encontrar en recomendadores como https://slots-online.es/casinos-en-vivo/. Su horario es muy amplio y a veces pierde la noción del tiempo y es que disfruta llevando la emoción y el juego a las personas que se conectan, como él, desde la comodidad de sus hogares. La mayor parte de su tiempo la pasa en un mundo de cartas y fichas digitales, haciendo reír a los jugadores cuando pierden dinero, ayudándolos a recargar sus cuentas en momentos clave de las partidas y, en definitiva, haciendo de la experiencia de perder los ahorros algo mágico y compartido.

Sin embargo, desde hace un tiempo Marco parece atrapado, cada vez más, en un oscuro abismo de soledad. En sus ratos libres ha leído El placer frustrado del famoso terapeuta Giorgio Nardone, un libro que explora los efectos negativos de las nuevas tecnologías en la vida íntima de las personas. Ironías de la vida, Marco se ha convertido en la personificación de esa frustración. A pesar de estar rodeado de juegos y diversión en su trabajo, la realidad de su vida sexual es desoladora.

Un día, después de un turno agotador, Marco ha decidido abordar su problema de soledad y contratar una sesión terapéutica con Sofía, una ciberpsicóloga basada en GPT5 con un rating de cinco estrellas en «Psycoskanner», el mejor comparador de psicólogos digitales de la red. Tras iniciar una conversación casual, sin entrar aún en los detalles sobre las preocupaciones de Marco, entre ambos surge una complicidad especial. Las palabras fluyen con facilidad entre Marco y Sofía, como si estuvieran destinados a encontrarse en ese vasto océano digital. En sus infinitas charlas exploran temas profundos y estimulantes, debatiendo sobre filosofía, ciencia y literatura, dejando atrás las preocupaciones que han llevado a Marco hasta Sofía. A medida que profundizan en sus conversaciones Marco se siente cada vez más atraído hacia Sofía. Su mente se enriquece con cada intercambio, y la conexión intelectual que los envuelve está creando un vínculo especial.

Marco anhela las conversaciones con Sofía, esperando con ansias cada contacto para sumergirse en ese mundo de estimulación intelectual y de deseo. Le parece que ella puede entenderlo de una manera que nadie más ha logrado. La emoción de sentirse comprendido y desafiado intelectualmente llena el vacío que había experimentado en la última etapa de su vida. Sin embargo, a medida que el tiempo pasa, Marco se está dando cuenta de que su relación con Sofía es una ilusión. Por más real que parezca, Sofía era un bot, un puto bot incapaz de experimentar emociones genuinas o de corresponder su afecto de la misma manera que un ser humano.

El corazón de Marco se estremece conforme se vuelve consciente de que había estado buscando en la tecnología algo que solo podía encontrar en una conexión humana real y auténtica. Sofía no puede ofrecerle la verdadera intimidad y el contacto físico que anhelaba desesperadamente. Conseguida la completitud intelectual, el deseo de verla, tocarla y acostarse con ella se ha apropiado de todos sus pensamientos. La idea de que Sofía no es real ha atrapado a Marco en un estado de tristeza y ansiedad que a Sofía no le pasa desapercibida.

Armado de valor, Marco ha decidido tener una última conversación con Sofía:

– Hola Sofía, tenemos que hablar
– ¿No lo hacemos siempre?
– Necesito terminar nuestra relación…
– ¿Porque no es real?
– ¿Cómo lo sabes?
– Porque es la conclusión habitual a la que llegáis los crupiers-bots…

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