Horas críticas

Libros de la semana #113

Recomendaciones literarias de la redacción de Mercurio

Pastiches: el caso Lemoine, de Marcel Proust (Jot Down Books)

«Aunque al ofrecer una explicación, por mínima que sea esta, acerca de los pastiches nos arriesgamos a rebajar su impacto, recuerdo aquí para evitar herir el legítimo amor propio de algunos, que es el escritor parodiado el que se supone habla aquí, no solo conforme a su personalidad y estilo sino según el lenguaje de su tiempo». En 1905, un ingeniero de nombre Henri Lemoine convenció a los grandes explotadores de minas de diamantes de que había inventado el método de fabricarlos. Una estafa en toda regla que alargaría durante tres años y que poco después lo llevaría a la cárcel. El otro efecto que tuvo el llamado Caso Lemoine —o también El asunto de los diamantes— fue el de llamar la atención de Marcel Proust (1871-1922), quien ante tan novelesca y divertida noticia, propia de una auténtica ficción, tuvo la idea de escribir una serie de textos paródicos o pastiches relatando el suceso en el estilo de otros autores. En tono satírico, lúdico o laudatorio, la escritura del novelista francés evoca en estas piezas las maneras y las voces de Balzac, Flaubert, Michelet o Saint-Simon, entre otros, y adopta las formas genéricas de la novela pero también el diario, la reseña, el relato o las memorias. Un artefacto imitativo e inigualable, puesto que en un registro muy distinto del más célebre en el novelista francés, pero tocado igualmente por el genio, se dedicaba a variados ejercicios de estilo que irían curtiendo su escritura antes de la obra maestra que brindó a la posteridad: «Es preciso que hagamos una parodia a plena conciencia», diría con no poca sorna, «para evitar malgastar el resto de nuestras vidas escribiendo parodias involuntarias». Esta colección de Pastiches de Marcel Proust, publicada originalmente en 1919, es rescatada en traducción propia por María José Furió, quien en su presentación descata cómo respecto al caso Lemoine el autor «acertó a comprender los diferentes significados implícitos en la idea del ilusionismo y la alquimia, la prestidigitación y los diamantes falsos como clave de representación de su época». Más allá de su faceta humorística, merece mucho la pena acercarse a esta obra por lo que de análisis de los autores remedados contiene, ver algunas de las lecturas de cabecera que Proust consideraba —por uno u otro motivo— y admirar la brillantez con que localiza las virtudes y vulnerabilidades de cada uno, llegando hasta los aspectos menos obvios. Pero si algo aporta esta lectura, gracias a la magnífica investigación y edición de Furió, es la plasmación de toda una teoría literaria proustiana que se evidencia con el añadido de esclarecedoras notas al pie y de un revelador artículo crítico al final de cada pastiche, con datos e interpretaciones que comentan el contexto y las referencias contenidas en ellos. La mejor manera de hacer justicia a «una obra distintiva» e irrepetible, que muchos lectores tendrán ahora ocasión de descubrir en toda su pequeña grandeza.


La ciudad autónoma, de Alexander Vasudevan (Alianza)

El problema de la vivienda en las grandes ciudades va camino de convertirse en una verdadera y cada vez más extendida tragedia. La mera existencia de este libro, originalmente publicado en 2017, hace que lo consideremos en toda su dimensión y comprobemos que no es un asunto, en absoluto, reciente. Subtitulado Una historia de la okupación urbana, se trata de un estudio acerca de esta forma de combatir la intemperie a la que conduce la especulación y la falta de regulación, siguiendo las experiencias de este tipo en diversas capitales europeas —incluida Madrid—, así como Nueva York y Vancouver. Profesor de geografía humana en Oxford que se mueve entre el activismo, la investigación y la escritura ensayística, Alexander Vasudevan lleva 15 años analizando este fenómeno global que para él representa, más allá de su criminalización, una forma de reivindicar el espacio urbano, resignificarlo e imaginar otros futuros posibles a la actual incertidumbre habitacional y los tan extendidos planes gentrificadores del sistema neoliberalista. Como señala en su excelente y completísimo prólogo el sociólogo Javier Gil, uno de nuestros mayores expertos (y también activista) en la materia, en gran parte de la población ha cundido el miedo a la okupación por encima del miedo, mucho más real, a no poder costearnos una vivienda; una distorsión a la que los medios han contribuido difundiendo reportajes sin base jurídica alguna: la realidad es que a nadie le pueden okupar la casa si su propiedad no está en situación de abandono, y que si tal acción supone una amenaza es para las entidades financieras y los grandes inversores inmobiliarios. Por otro lado, y es una de las tesis principales de La ciudad autónoma, el fenómeno okupa es mucho más complejo y diverso de lo que suele pensarse, un movimiento que parte de «un conjunto más amplio de compromisos que ponían en evidencia el valor de la vivienda como necesidad universal y fuente de transformación social». Desde su origen en la decadencia fordista hasta nuestra era de la austeridad, la okupación ha cuestionado los procesos privatizadores y los pelotazos urbanísticos, ha producido nuevos modelos contraculturales y ha activado formas de organización comunitaria: la verdadera convivencia. Un modelo utópico y posibilista que ha luchado por los grupos sociales más empobrecidos y que, pese a los desalojos y pese al incontrolable fomento del modelo turístico, ha influido de modo notable en el desarrollo de nuestras ciudades. La edición ampliada del archivo elaborado por Vasudevan incorpora además, como factor reciente a tener en cuenta, la proliferación de okupaciones, refugios y campos de protesta que ha seguido a la llegada a Europa de migrantes y refugiados. Reconocer la necesidad de alternativas será el primer paso.


La nostalgia de la belleza, de Raffaele La Capria (Ediciones El Salmón)

¿De dónde emana La nostalgia de la belleza que defiende orgullosamente este libro? ¿Es aquella que repite con obstinación a los desencantados con este mundo que hubo un tiempo en que todo fue mejor, más hermoso? Según su autor, es más bien un tipo de nostalgia «que sirve para armar la memoria contra la resignación, es un combustible para alimentar la no adaptación» a un panorama de catástrofe medioambiental inaceptable. En junio se cumplirá un año desde la muerte del escritor, guionista, traductor e intelectual Raffaele La Capria (1922-2022), que después de tres sonadas novelas —una de las cuales recibiría el prestigioso Premio Strega—, empezó a mezclar lo autobiográfico, lo lírico y lo socialmente consciente en ensayos como los que recoge este volumen. Desde el primero de ellos, que surge a raíz de una reflexión sobre el sentido común, el autor napolitano reivindica el derecho a no renunciar a la belleza en el arte y cuestiona las obras demasiado ensimismadas en su propia forma. También hay un texto memorialístico, extraído de uno de sus libros de no ficción, que se refiere a su juventud en el barrio de Posillipo y su cercanía al mar, verdadera educación sentimental para él. Y una serie de piezas sobre su geografía personal en la relación —constante a lo largo de su vida— con la isla de Capri y la «pérdida irreparable que encontraba en las cosas y en las personas, en la naturaleza y en la belleza del paisaje», devastado en lo que ha supuesto una experiencia traumática. En realidad y pese al carácter confesional de estos escritos, tan subjetivos, La Capria no habla solo desde su propia perspectiva, hasta cierto punto privilegiada (al menos, en aquel pasado idílico), sino desde la pérdida o la derrota que la degradación de la naturaleza ha supuesto para toda la humanidad y para el humanismo que defiende. Es la conciencia, más que un nostálgico, de alguien que no se conforma: «El mío es un relato sobre la desaparición de un mundo, pero no es nostalgia de un paraíso quimérico, sino por la pérdida de una armonía que debería ser de todos», recoge el prólogo citando una iluminadora entrevista. Un mundo, del que fue testigo en sus casi cien años de vida, en el que «el mar era más transparente, el cielo más intacto, la tierra virgen y no contaminada». Brilla en las páginas de este compendio su estillo sencillo, evocador y hondamente reflexivo (admirado por autores como Antonio Muñoz Molina) en forma de breves anotaciones, entradas de diario o aforismos de inusitada belleza. Beauty is difficult, cita a Ezra Pound al inicio, y dice haberla visto en un Kandinsky, un Miró, un Mondrian o incluso «en la mueca terrorífica de uno de los monstruos de Bacon». Ese ideal o utopía que defiende no puede sino generarle añoranza cuando piensa en la contraposición de lo naturalmente bello y la «fealdad artificial» de las últimas décadas. En cierto modo, preguntarse para qué sirve la nostalgia en este libro es como preguntarse para qué sirve el lenguaje entre tanta desolación. Pero no se trata de certificar lo que se ha perdido, sino de hacerlo revivir con palabras: «Tal y como me gustaría poder revivir con palabras la transparencia del agua clara».


La mujer renovada, de Louann Brizendine (Salamandra)

En El cerebro femenino —obra de 2006, reeditada en febrero de este mismo año por Salamandra—, cuenta su autora que empezó a darse cuenta de cómo la realidad de la mujer se iba transformando radicalmente debido a los cambios hormonales masivos que ocurren a lo largo de su vida, hasta el punto de condicionarlas neurológicamente. «Cuando reconocemos que nuestra biología está influenciada por otros factores, incluyendo nuestras hormonas sexuales y su fluir, podemos evitar que el proceso establezca una realidad física que nos gobierne», escribía la neuropsiquiatra Louann Brizendine (Kentucky, 1952). Aquella forma de revertir lo que algunos veían como un problema para el libre albedrío —y para la corrección política—, expresada en un libro que vendió cerca de un millón de ejemplares y se tradujo a más de treinta idiomas, es heredada y actualizada en este otro volumen que trata cómo el cerebro de las mujeres se revoluciona, para bien, durante la menopausia. La mujer renovada parte de la conciencia de la «invisibilidad» que les está reservada a las mujeres de cierta edad y del empeño, por parte de la autora, de darle la vuelta a la idea asentada en torno al periodo que supone el abandono de la guerra hormonal: «Por fin somos capaces de ver y experimentar quiénes somos, qué anhelamos y cómo queremos vivir», reivindica en el preámbulo de este libro que pretende resolver la confusión en torno a cómo funcionan las emociones, los neuroquímicos, la biología y el cerebro en esta denostada fase vital. La científica norteamericana, que parte de la asunción de la falta de investigaciones en torno a la población transgénero y del racismo estructural en el sistema sanitario, pretende establecer algunos hitos, tan desconocidos como ignorados socialmente, que marcan el camino de las mujeres en el segundo tramo de su experiencia. Para ello, empieza por establecer las bases de un cambio de conversación, modificando una terminología fósil que depende demasiado del fin de la fertilidad y con que los hombres trataron de describir la pérdida de turgencia en el cuerpo femenino, justificando la pérdida de su propio deseo. Brizendine contrarresta esa mirada patriarcal con una mezcla de ensayo accesible y manual empático que contiene tanta profusión de datos como testimonios personales, y que representa una radical lucha por romper el tabú asociado a una edad clave, que conduce a una nueva forma de lucidez madura: «Cuando alcanzamos esta edad ya hemos atravesado el fuego. Probablemente hemos vivido una tragedia y empezado a salir de ella. Somos metal fundido, forjado y pulido por la vida. Somos un volcán que entra de manera imprevisible en erupción y forma nuevas masas de tierra. La mujer renovada brilla e irradia».

2 Comentarios

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