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El CCCC educa la mirada para salvar el eslabón perdido de la cultura contemporánea

El Centre del Carme de Valencia presenta su programación de este 2023

Una de las salas de la exposición «InfinitaMente», de Jaime Hayon, en el CCCC. / Foto: Mercurio

El Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC) se ha consolidado en el último año como uno de los grandes espacios culturales de referencia en el territorio nacional, no solo en número de visitas sino también en la ambición, la innovación y el atractivo de sus proyectos. Estos abordan cuestiones de ámbito universal sin perder de vista la colaboración con artistas locales, asuntos de actualidad a los que aplican un enfoque riguroso pero que no huye de la mirada lúdica; al fin y al cabo, el juego es una forma de exploración, experimentación e investigación. Ese mismo espíritu derrocha su director, José Luis Pérez Pont, cuyo discurso entusiasta, aperturista e ilusionante contagia a cualquiera que se acerque a visitar sus instalaciones.

El antiguo convento sobre el que se asienta el CCCC, mezcla de estilos artísticos y periodos históricos, representa el escenario perfecto para acoger su diversidad de propuestas. Un edificio muy intervenido a lo largo de los siglos y que ahora permite el atrevimiento de seguir haciéndolo, creando obras efímeras que se van superponiendo como capas con cada proyecto. Aquí se dan cita todo tipo de acciones (conciertos, performances, cine, showcookings, teatro, arte sonoro…) que dialogan con las exposiciones, conformando una noción de cultura contemporánea más allá del concepto museístico tradicional. También es un lugar donde encontrarse, estudiar, leer o trabajar; de compartir conocimiento, además de acceder a él, como sucede con el proyecto BED —Biblioteca Expandida Deslocalizada—.

Vista del patio del CCCC, junto a su claustro renacentista. / Foto: Mercurio

Esa variedad de disciplinas, formatos y actividades no responde tanto a una idea cuantitativa o totalizadora del arte como a la voluntad de conectar con públicos distintos entre sí y distintos a los habituales; esos públicos a los que no parecen nunca encaminarse las acciones de un centro de cultura contemporánea. Con el objetivo de romper barreras y modelos que acaban por condicionar la mirada hacia este tipo de espacios, el CCCC se ha propuesto huir de elitismos pero atender a las minorías y a todas las edades, como en el bonito proyecto de mediación La merienda, coordinado por la educadora Alba Cacheda y dirigido a personas de más de 65 años.

«Para mí, la educación es una de las patas fundamentales de la cultura, porque esta es una herramienta de transformación social», explica Pérez Pont. «Trabajo en esto por el convencimiento de que la cultura tiene la capacidad de mejorar la vida de la gente y el entorno social. La pedagogía nos permite desarrollar los proyectos para que no queden reducidos a cápsulas crípticas incapaces de comunicar o hacer que trasciendan sus contenidos. Hay una especie de eslabón perdido entre el arte contemporáneo y la ciudadanía que hace que la gente no sepa qué está pasando en este ámbito o qué está contando un artista en su obra».

Para evitarlo y desde que está al frente del Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana, Pérez Pont ha impulsado un dispositivo de educación mucho más potente del que existía, convirtiéndola en una de sus apuestas decisivas. Así, si en 2016 se dedicaban 10.000 euros al año para este capítulo —en toda la comunidad autónoma—, en 2018 se destinó un millón de euros y se puso en marcha el máster de mediación a través del arte Permea, para la formación de esa figura cada vez más demandada, un título propio que desarrollan el Consorcio y la Universitat de València. «Es una puerta fundamental para que todo cambie, empezando por la forma en que la institución habla y en que la gente puede conectar con los discursos creativos».

Una de las obras de la exposición «Escenarios de un futuro cercano» en el CCCC. / Foto: Mercurio

Fotografía e ilustración para 2023

Si 2022 nos ha traído exposiciones tan potentes como la primera gran retrospectiva sobre Jaime Hayon o la de Escenarios de un futuro cercano comisariada por Tachy Mora, ambas asociadas al nombramiento de Valencia como Capital Mundial del Diseño y aún visitables en los primeros meses del año que ha empezado, para 2023 el CCCC ha presentado una programación que «destaca por la presencia de profesionales de la fotografía de primera línea, con una especial atención a la ilustración y el cómic, el compromiso social, la igualdad de género y el cuidado del medio ambiente», según ha comentado José Luis Pérez Pont.

Las exposiciones individuales de dos destacados exponentes de la fotografía actual, la alicantina Cristina de Middel y el gaditano Miguel Trillo, producidas por el Consorci de Museus en el marco de PhotoAlicante, se muestran por primera vez en València. Cristina de Middel, que preside la prestigiosa agencia Magnum y es Premio Nacional de Fotografía en 2017, mostrará su personal discurso que cuestiona el sentido de la veracidad de la fotografía. Por su parte, el reconocido fotógrafo Miguel Trillo exhibirá sus trabajos realizados en Asia en estas primeras décadas del siglo XXI, retratando a jóvenes a pie de calle, en los que queda reflejado su universo particular.

El CCCC también dedicará una exposición individual al galardonado Ricardo Cases, que presentará su serie de fotografías El ficus del Parterre, resultado del encuentro del artista con lugares o motivos que aparecen como cortocircuitos o clichés en desuso del carácter local. Por su parte, Raúl Belinchón mostrará su proyecto inédito Algo parecido a la libertad, desarrollado a lo largo de más de dos años en la cárcel de Picassent y producido por el Consorci de Museus, mientras que la fotoperiodista valenciana Eva Máñez presentará su trabajo de documentación de las exhumaciones de fosas comunes del cementerio de Paterna. También en el campo del fotoperiodismo, València Viva i Combativa reunirá las imágenes y vídeos tomados por Germán Caballero y el historiador Jorge Ramos para el libro del mismo nombre, que recoge las luchas vecinales y los movimientos sociales más importantes en la ciudad de València desde el 15-M y la Primavera Valenciana hasta nuestros días.

Una de las imágenes de Germán Caballero que se expondrán en «València Viva i Combativa». / © CCCC

La Sala Ferreres-Goerlich del CCCC exhibirá exclusivamente obras de artistas valencianos en 2023, con la exposición de la colección de Art Contemporani de la Comunitat Valenciana VI, que reunirá las obras adquiridas por Cultura de la Generalitat y las muestras dedicadas a la trayectoria de Paloma Navares y Llorenç Barber, dentro del programa Trajectòries del CCCC. Navares explorará la dualidad a través de una serie de instalaciones visuales y sonoras, mientras que Barber, uno de los pioneros del arte sonoro español, presentará una selección de piezas creadas a lo largo de su trayectoria, con las que celebrará sesiones de performance o conciertos improvisados.

El internacionalmente reconocido artista Felipe Pantone mostrará su trabajo en el CCCC con una exposición producida por el Consorci de Museus en colaboración con el Kunsthal de Rotterdam, que se centrará en las diferentes líneas de investigación de Pantone. Color, movimiento, luz y diálogos entre analógico y digital definen el carácter de sus obras, junto con una serie de piezas site specific. Por su parte, el valenciano Juan Olivares mostrará su proceso pictórico que huye del concepto de pintura acabada. La evolución personal de su práctica artística y las influencias de una revisión a los movimientos del Accionismo Vienés y Fluxus han cambiado su modo de ver y hacer, siendo esta la primera vez que Olivares presenta al público su nueva etapa creativa.

La obra del alicantino Miguel Calatayud, creador y diseñador gráfico, que cuenta con una carrera de más de 50 años y ha sido Premio Nacional de Ilustración en tres ocasiones, protagonizará una de las exposiciones destacadas del año en el CCCC, en que se podrá descubrir su trabajo en la Fundación Wellington junto a Carlos Pérez, así como acuarelas y documentos personales. Asimismo, la vinculación del CCCC con las fallas cobrará forma en 2023 a través de la exposición dedicada a la ilustradora valenciana Marina Puche, encargada del diseño de la falla municipal, que ofrecerá una muestra centrada en el amor hacia la vida cotidiana y su vuelo sobre la rutina.

«A la Fundació Wellington i altres històries per a mirar», de Miguel Calatayud. / © CCCC

El cómic vinculado a la migración dará forma a una exposición en colaboración con el Museu d’Història de la Immigració de Catalunya, con la voluntad de visibilizar el compromiso con una realidad tan compleja, tan próxima y tan trascendente como es el fenómeno migratorio. Y por sexto año consecutivo, Babalunga i Kamalongos mostrará en el CCCC la exposición internacional de ilustración producida por el Consorci de Museus y APIV, que toma el pulso al estado actual de la ilustración gráfica aplicada al mundo de los libros y otros tipos de publicaciones, a través del trabajo de multitud de autores de varias nacionalidades.

Inteligencia artificial y calado social

En el contexto actual de emergencia climática, la programación del CCCC para este año ha considerado necesario dirigir la mirada a agentes naturales tan primitivos como las microalgas, que aparecieron en nuestro planeta hace cuatro mil millones de años. La instalación Un jardin sur les toits: la vida secreta de las microalgas reproducirá en tiempo real el ciclo completo de las microalgas, desde su génesis hasta su madurez, en un tanque de agua latiendo al ritmo de un corazón para recordarnos que la vida comenzó con las cianobacterias, así como los riesgos que conllevan para el equilibrio ambiental las formas humanas de intervención en este ecosistema. El CCCC también ofrecerá una reflexión sobre los oráculos en la era de la inteligencia artificial con la exposición colectiva Biennal 2064, abordando los efectos de los regímenes de predicción en la producción cultural.

Las personas que visiten el CCCC también tendrán la oportunidad de acercarse a la obra de Carmen F. Sigler, que tras su paso por la Facultad de Bellas Artes de València, lleva décadas desarrollando una sólida carrera. Se presenta una exposición individual, producida por el Consorci de Museus, que mostrará por primera vez en València las obras más emblemáticas de esta artista referente en el ámbito de la videocreación, basadas en un discurso de género en el que el cuerpo de la mujer es presentado más allá de los arquetipos visuales. Además, el movimiento LGTBIQ+ y la desestigmatización del VIH serán objeto de reflexión en la exposición del artista alicantino Pepe Miralles a partir de una pregunta: ¿cómo podemos seguir aprendiendo de las obras de arte que son altamente significativas en la evolución del pensamiento formal y estético?

«La línea pródiga», de Cristina de Middel. / © CCCC

El CCCC repasará los principales movimientos sociales en el 50º aniversario de la Fundació Horta Sud con Les victòries cal saber veure-les. 50 anys de moviments socials (1972-2022); trasladará las estancias del Hospital Psiquiátrico de Bétera a otros espacios de circulación pública de la mano de las artistas Patricia Gómez y María Jesús González; mostrará el compromiso del cómic con el fenómeno migratorio a través del proyecto Vinyetes migrants; dará a conocer el trabajo de Eva Máñez Paterna. La memòria de l’horror, y revisará los nuevos movimientos sociales valencianos a partir de la obra de Germán Caballero.

Finalmente, la décima edición del Premio Mardel congregará en el CCCC un selecto grupo de trabajos de algunos de los nombres más destacados de la creación artística actual de España, mientras que la VI Biennal de València Ciutat Vella Oberta, desde su vocación multidisciplinar, perseguirá el objetivo de proyectar y afianzar la singularidad cultural valenciana.

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