Horas críticas

«Erna en la guerra»: la maternidad como frente de batalla

Un fotograma de «Erna en la guerra» (2020), de Henrik Ruben Genz. / © Nimbus Film

En el contexto actual, parece que los medios estén constantemente bombardeando noticias relacionadas con la guerra. Por eso es habitual que uno quiera evadirse de tragedias y desgracias. No obstante y pese a su tema de fondo, la película Erna en la guerra, de Henrik Ruben Genz, consigue darle mayor importancia al espíritu de sacrificio y al amor maternal que al conflicto en sí mismo.

El director danés adaptó la novela de Erling Jepsen para dar pie a esta película de 2020 y que ha llegado de forma reciente a nuestro país gracias a su inclusión en el catálogo de Filmin. Coproducción de Nimbus Film, la estonia Nafta Films y la belga Entre Chien et Loup, se trata de una gran historia guiada principalmente por el talento de Trine Dyrholm (Conociendo a Astrid, Bauhaus: una nueva era), actriz protagonista, a la que acompañan en el plano formal una fotografía e iluminación notables.

La película se sitúa en 1918, en plena Primera Guerra Mundial. A pesar del contexto bélico, Erna Jensen, mujer de cincuenta años, lleva una vida tranquila en la aldea de Bramstrup con su hijo Kalle, que tiene una discapacidad intelectual. Esa placidez será erradicada cuando el jefe de policía del pueblo alista al adolescente para luchar por el Imperio Alemán. Ante esta llamada a filas, Erna decide hacerse pasar por un soldado para acompañar a su hijo en el conflicto.

La falta de adornos y la solidez del guion permiten que el espectador centre más la mirada en la abnegación de Erna que en la guerra a gran escala. Desde la primera escena del film, la protagonista es consciente de que tiene hacer todo lo posible para impedir que su hijo muera en el campo de batalla, de ahí que no dude en renunciar a todo para salvar a Kalle. Para empezar, Erna se hace pasar por un soldado para integrarse en el frente. Asimismo, acepta entregarse en matrimonio al general Meier, con el único fin de salvar al muchacho. A pesar de vivir todo tipo de horrores de la guerra, la protagonista sigue adelante a base de coraje, empuñando armas y sin miedo a la atrocidad.

Trine Dyrholm es la protagonista de «Erna en la guerra» (2020). / © Nimbus Film

El tema principal de Erna en la guerra, por tanto, es el amor de madre, como si de alguna manera la película reivindicase la canción de Rigoberta Bandini Ay Mamá: «tú que podrías acabar con tantas guerras» es una frase que podría resumir todo su metraje. De este modo, el film danés no solo pertenece al género bélico, sino que también funciona como drama que rinde homenaje a la mujer, a la maternidad y al feminismo.

Hay, además, una segunda trama sumergida en la principal: el origen de Kalle. A través de esta línea argumental, la película hace hincapié en los prejuicios que padecían las mujeres que se quedaban embarazadas en aquella época, así como las dificultades que hallaban para abortar. No es la única situación de injusticia y brutalidad hacia las mujeres que se presenta en pantalla, pues hay varias escenas que muestran cómo las agresiones sexuales eran parte de la cotidianidad.

El ambiente de lucha cruenta está presente a lo largo de sus 100 minutos de duración, en los que se van intercalando secuencias salpicadas de trincheras, tiroteos, bombardeos, máscaras de gas o campamentos de batalla. Un panorama desolador que se va desplegando como un manto de oscuridad en la trama, aunque siempre con la figura en primer plano de Erna, una mujer en un violento entorno de hombres.

La película también transmite el sentimiento de pertenencia de los personajes hacia su verdadera patria, Dinamarca, desde su primera escena: Erna y Kalle aparecen tumbados en la cama, reflexionando acerca de su identidad y sobre cómo se sienten al verse obligados a pertenecer al Reich alemán. Además, en varias secuencias del film se nos muestra a Erna portando consigo una bandera de la nación danesa.

Pese a que su argumento nos ubica cien años atrás, Erna en la guerra evoca temas de actualidad, invitándonos a reflexionar sobre cómo la historia se repite y lo mucho que queda por avanzar. Habla de la Primera Guerra Mundial, pero bien podría desarrollarse en el conflicto actual entre en Rusia y Ucrania. Y, por encima de todo, reivindica una noción combativa del género femenino, dispuesto a batallar cada día para conseguir que se haga justicia.

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